Desde el próximo jueves 7 de enero hasta el 15 de abril, Josefina Guilisasti, Diego Martínez y Francisco Uzabeaga presentan la muestra “Expolio”, en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Santiago. Exposición que se constituye de cuatro pinturas de gran formato que representan la usurpación y destrucción de obras de arte en distintos episodios bélicos de la historia.
La usurpación y destrucción de obras de arte se convierten en episodios recurrentes, que habitualmente vienen de la mano con catástrofes humanitarias provocadas por guerras o irrupciones militares. Estos fenómenos de brutales consecuencias para la memoria de la pueblos y transgresorres contra el patrimonio de la humanidad, son una reafirmación de poderío y dominación con incidencia en diferentes zonas geográficas a lo largo de la historia.
En el siglo XX el mundo conoció el verdadero alcance del expolio o botín de guerra. A fines de la década de 1930 Adolf Hitler organizó el robo sistemático de grandes obras maestras que atesoraban museos europeos y coleccionistas de arte, muchos de ellos de origen judío. No obstante, el robo y destrucción de piezas invaluables no se detuvo entonces, pues los conflictos sucesivos que han afectado al Medio Oriente hasta nuestros días, son una muestra clara de que el saqueo y el robo por encargo proliferan de la mano de la guerra.
Expolio (2015) también es el nombre de la exposición que se exhibe en el Museo de la Memoria donde tres artistas visuales Diego Martínez, Josefina Guilisasti y Francisco Uzabeaga componen obras bajo el método realista.
“Expolio es una exposición que se constituye de cuatro pinturas de gran formato que representan un museo desmantelado en Rusia, realizado en la segunda guerra mundial; una mezquita destruida en Siria en el 2013; una iglesia usurpada en Alemania durante el nacismo y un sitio arquelógico saqueado en Siria», explica Guilisiasti.
Además, explica la artista, la exposición cuenta con cuatro animaciones que narran la historia de cada pintura, realizadas por Gabriela Villalobos. También se agrega un video instalación de Bruno Salas sobre su investigación de la desaparición y destrucción de obras de 40 artistas que fueron saqueadas durante el régimen militar.
A través de Expolio este grupo de artistas busca reflexionar en torno al valor del arte y su rol como espacio de memoria de los pueblos, cualidad que hace de las obras objetos de deseo y símbolos de poder. Así también, Guilisasti, Martínez y Uzabeaga plantean una reflexión sobre la constitución de las obras de arte como símbolos del drama humano asociado a los conflictos bélicos.
“Dentro de un contexto donde la memoria, el respeto y la tolerancia humana son valores dignos de incorporar a nuestro cotidiano, es que el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos se convierte en el lugar óptimo para favorecer una interlocución apropiada a la obra contemporánea», concluye Josefina Guilisasti.
