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Escritores y editores lamentan cancelación del Festival literario FILBA en Santiago y critican desidia de autoridades En versiones anteriores el evento logró reunir a destacados autores como Enrique Vila-Matas y el estadounidense Tao Lin

Escritores y editores lamentan cancelación del Festival literario FILBA en Santiago y critican desidia de autoridades

Por problemas financieros no se realizará la versión local, que ya llevaba tres ediciones. En 2014 los organizadores ganaron un fondo del Consejo del Libro, pero el año siguiente quedaron en lista de espera y solo lograron financiarlo con dificultad. Para 2016 ni siquiera postularon al Fondo –por lo desgastante del proceso- y tampoco lograron convocar a otros entes privados como patrocinadores.


Escritores y editores lamentaron la cancelación de la versión local del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA), que se realizó en 2013, 2014 y 2015 en Santiago.

Según anunciaron esta semana los ejecutivos del evento, este año el FILBA sólo se realizará en Buenos Aires y Montevideo.  En las pasadas ediciones, el evento había reunido en Chile a escritores, dibujantes y editores nacionales y extranjeros, como el español Enrique Vila-Matas, el estadounidense Tao Lin y la argentina Hebe Uhart.

“Este año no se va a realizar por falta de financiamiento”, señaló Catalina Labarca, directora de contenidos de Plaza Pública, la productora local del evento, a El Mostrador Cultura+Ciudad. “Se nos hizo muy complicado montarlo con la calidad de los años anteriores. La Fundación intentó buscar financiamiento (sin éxito) y decidió no llevarlo a cabo este año”. A fines del año pasado, Pablo Braun y Gabriela Adamo, directores de FILBA, habían venido a Santiago con ese fin, pero se fueron con las manos vacías.

El grueso del financiamiento del FILBA local lo aportaba la Escuela de Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales (UDP), que mantuvo su compromiso para este año, pero no era suficiente. Para 2014 los organizadores ganaron un fondo del Consejo del Libro, pero el año siguiente quedaron en lista de espera y sólo lograron financiarlo con dificultad. Para 2016 ni siquiera postularon al Fondo –por lo desgastante del proceso- y tampoco lograron convocar a otros entes privados como patrocinadores.

“La logística y la gestión del festival en su totalidad se te complica mucho cuando uno no sabe si va a tener una ciudad sede o no. Es una decisión que tienes que tomar tempranamente”, explicó Labarca.

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Gran experiencia

Para los entendidos, el FILBA era uno de los principales eventos literarios de la ciudad. En su primera versión, Pedro Lemebel lo inauguró con una recordada performance en el GAM.

“Creo que el Filba debe ser el festival de literatura más importante de que se hace en Sudamérica”, responde con seguridad el escritor Diego Zúñiga. “Es cierto que han aparecido algunos festivales muy buenos en Perú, pero el FILBA lleva ya varios años a un nivel muy alto, trayendo autores importantes y apostando por escritores jóvenes de Latinoamérica. Además, se expandió a Chile y Uruguay, y eso le dio mayor envergadura”.

Galo Ghigliotto, director de Editorial Cuneta, que tuvo la posibilidad de trabajar en el comité asesor de FILBA Chile en 2014, opina:

“Puedo decir que fue una gran experiencia participar de un evento tan bien organizado, difundido, con una tremenda calidad de invitados internacionales, buena infraestructura, temas interesantes, mesas concurridas y actividades lúdicas y novedosas, apostando en algo tan complejo como es difundir literatura”, señala. “Todo eso hacía de FILBA un gran evento, un lujo que los chilenos amantes de la literatura estábamos disfrutando”.

Para la escritora Claudia Apablaza, el FILBA era una alternativa “a lo que son las Ferias internacionales del Libro, que por lo general tienen formatos exportables a cada país donde se realicen”.

La autora señala que estos festivales tienen un cierto sello de autor del colectivo que las organiza, y por lo tanto suelen tener una mirada más crítica sobre la literatura contemporánea y nos muestran un panorama más diverso de escritores de distintos puntos del mapa. “Las actividades son por lo general más innovadoras, gratuitas, y de mayor alcance de discusión y convivencia”, asegura.

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Lamentable pérdida

Por todo esto, los autores y editores lamentan la cancelación del evento. “Es una tremenda pérdida, sobre todo considerando que sí continuará en Argentina y Uruguay”, señala Ghigliotto. “Da para pensar que Chile no está preparado para sostener un evento de tal calidad, o peor aún, que no tiene interés. Y si es así, a decir verdad, es bastante desolador”.

Zúñiga criticó la desidia de las autoridades, sobre todo porque “acá no abundan los festivales de literatura ni las instancias donde los lectores se pueden encontrar con los autores”.

“Va a quedar un vacío importante. El tema es que parece que a las instituciones no les hace ruido. Un festival así debería tener el apoyo del Consejo del Libro y de todas las entidades vinculadas a la literatura, pero parece que a nadie le importa nada. De ahí también que tengamos una Feria del Libro que, si bien ha mejorado, está bastante lejos del nivel de ferias como Bogotá o Buenos Aires, por nombrar las de países cercanos”.

“Ojalá que esto ayude a que aparezcan socios que quieran sumarse al proyecto y que así vuelva a realizarse acá el próximo año”, remató.

“Las iniciativas independientes tienen esa dificultad, siempre están coqueteando con la desaparición, al no ser iniciativas con fines de lucro, sino más bien plataformas de conocimiento, discusión y diálogo real, tienen muchas veces los días contados, a no ser que los organizadores sean capaces de subvertir los obstáculos que se presenten en el camino y que son casi siempre, muchos”, sentencia Apablaza.

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