Exposición individual de Carla Salazar
En «Convergencia sideral» se aprecian las influencias del Pop Art, el minimalismo japonés, la franqueza del voyerismo cinematográfico del director italiano Tinto Brass, la observación de planos gráficos, cinematográficos y fotográficos, la fotografía erótica, la belleza del cuerpo humano femenino y la expresión sutil e inherente que refleja la sinuosidad y delicadeza de éste.
Una interesante muestra de ilustraciones eróticas femeninas albergó hasta ayer la Biblioteca de Santiago (Matucana 151, Metro Quinta Normal).
Se trata de «Convergencia sideral», la segunda exposición individual de la joven ilustradora Carla Salazar, actualmente en proceso de titulación y trabajadora de la DIBAM.
Allí se aprecian las influencias del Pop Art, el minimalismo japonés, la franqueza del voyerismo cinematográfico del director italiano Tinto Brass, la observación de planos gráficos, cinematográficos y fotográficos, la fotografía erótica, la belleza del cuerpo humano femenino y la expresión sutil e inherente que refleja la sinuosidad y delicadeza de éste.
Salazar cuenta que la muestra surgió a partir de su interés como ilustradora la figura humana unida al erotismo femenino.
«Ambos están presentes en una serie de ilustraciones que he venido creando desde el año 2014, las cuales he ido perfeccionando gráficamente debido a mi experiencia en el ámbito de la comunicación gráfica y este año también a razón del Día Internacional de la Mujer», relata.
De esta forma, vieron la luz las 33 ilustraciones de su autoría, seleccionadas en virtud de criterios tanto estéticos como gráficos, y a la madurez alcanzada desde el punto de vista visual como ilustradora y diseñadora gráfica y multimedia, añade.
«Podría decirse que es la segunda parte y que he ido perfeccionando con una mirada más crítica y sin prejuicios sobre lo observado», dice en referencia a su primera exposición en solitario, “Erosu: el exterior de lo sensual” (2014).
Salazar define sus obras como un conjunto de imágenes donde se privilegia el desnudo femenino como volumen estético, donde el público podrá apreciar la belleza de lo implícito en el cuerpo femenino, además de llevar a cabo un goce estético por parte del observador.
Allí de se unen «mi estilo gráfico y las influencias que recibo del arte pop (especialmente Tom Wesselmann y Roy Lichtenstein), la estampa y minimalismo nipón, la estética, la fotografía, la expresión gráfica, el cine erótico europeo (como Tinto Brass y Françoise Ozón), el cómic; la poesía, estampa y el minimalismo japonés. También la literatura para adultos. Además «uno siempre como creadora le imprime parte extra de sí a sus proyectos».
En cuanto a su inspiración para estas obras, explica que nace primero nace de la observación de la figura humana femenina, del estudio de las formas y posiciones corporales y la aplicación de planos fotográficos a veces un tanto voyeristas.
Todo esto da como resultado una serie de ilustraciones ejecutadas con técnica mixta tanto digitales (impresión digital en papel de algodón alemán), como análogas (aplicación de bordado sobre papel con hilo de cobre chileno, el cual viene a simbolizar el éxtasis sexual que si bien lo experimentamos y logramos identificarlo, esté no tiene un símbolo determinado en el colectivo mental humano), «unido al empleo de colores planos con los que vengo trabajando desde hace tiempo».
«Cabe decir también que el trabajar con un tamaño pequeño de las ilustraciones propicia un diálogo íntimo entre la obra y el sujeto», remata.
