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Hermano de Pedro Almodóvar se echa la culpa ante revelaciones de Papeles de Panamá La sociedad off shore fue creada en 1985

Hermano de Pedro Almodóvar se echa la culpa ante revelaciones de Papeles de Panamá

A sus 66 años y a punto de estrenar «Julieta», Pedro Almodovar se ve envuelto en el escándalo que más ha dañado su carrera desde sus inicios en la industria del cine. Por esta razón, y con la intención de liberarlo de cualquier responsabilidad, su hermano Agustín ha asumido toda la responsabilidad al respecto. «Yo me hice cargo de todos los asuntos referidos a la gestión de la empresa, y él se dedicó a todos los aspectos creativos», explica el productor.


La revelación de los Papeles de Panamá ha provocado sismos grado 8 en varias partes del mundo, q un sinnúmero de personalidades de diversas áreas y todo al mismo tiempo. En el campo de la cultura iberoamericana, sin duda Pedro Almodóvar, ha sido el que más polémica ha causado.

Ante las revelaciones de que la productora de Pedro Almodovar, «El Deseo» y su hermano Agustín estaba, involucrados en la larga lista de fortuna depositadas de manera encubierta en paraísos fiscales o tributarios, estos salieron a calmar las aguas aclarando que estaban al tanto de  sus obligaciones tributarias, pero fue Agustín Almodóvar quién sumió este lunes la responsabilidad en «todos los asuntos referidos a la gestión» de la productora ‘El Deseo’ y a la constitución en 1991 de una sociedad en la que él y su hermano Pedro aparecen como apoderados y que es citada en los llamados «papeles de Panamá».

El productor ha querido dejar al margen de esta cuestión a su hermano, inmerso estos días en la promoción de su nueva película, Julieta.

«Lamento profundamente el perjuicio que está sufriendo la imagen pública de mi hermano, provocado única y exclusivamente por mi falta de experiencia en los primeros años de andadura de nuestra empresa familiar», afirma Agustín Almodóvar en un comunicado.

También recuerda el origen de la productora, creada por los dos hermanos en junio de 1985, y en la que desde el primer momento se repartieron «las tareas y obligaciones de una forma muy clara».

«Yo me hice cargo de todos los asuntos referidos a la gestión de la empresa, y él se dedicó a todos los aspectos creativos», explica el productor.

En este contexto, agrega: «me gustaría aclarar que la constitución de la sociedad en 1991, se debió a la recomendación de mis asesores ante una posible expansión internacional de nuestra empresa».

«No obstante lo anterior, se dejó morir la sociedad sin actividad debido a que no encajaba con nuestra forma de trabajar», precisa en la nota.

El universo femenino de Julieta

Julieta muestra al mismo Almodóvar de siempre y al mismo tiempo a otro diferente. La película retorna a su universo femenino y a los conflictos entre padres e hijos, pero esta vez no hay resquicio para el humor o la ligereza.

«Sentía claramente que debía ser una película muy seca, porque la historia que se cuenta es muy dura», afirma. «No quería adornarla con ningún tipo de retórica ni elemento que distrajera».

En el despacho del ganador de dos Óscar, repleto de libros y premios, se habló de un rodaje difícil, en el que Almodóvar sufrió las secuelas de una reciente operación de espalda, pero ahora se encuentra en plena forma.

«El problema de la espalda ha sido duro, y larga la recuperación, porque te hace tomar conciencia de modo casi violento de tu edad y tus limitaciones. Por eso me he puesto a dieta y todo lo demás. Ojalá lo hubiera hecho antes. Me siento mucho mejor».

julieta

Su regreso a la arena cinematográfica, tras el muy criticado intento de evocar las comedias de su juventud con Los amantes pasajeros, se inspira en tres relatos de la escritora canadiense y ganadora del Nobel Alice Munro.

Con una misma protagonista, Julieta, que en la pantalla se desdobla en Emma Suárez y Adriana Ugarte, y que cuenta en los papeles principales con el argentino Darío Grandinetti.

En el centro de la trama, salpicada de elipsis y saltos temporales a lo largo de tres décadas, se sitúa el mismo dolor por la pérdida de un hijo que alentó la historia de Todo sobre mi madre o La piel que habito, aunque esta vez se trate de una madre «abandonada».

El argumento sirve de pretexto para hablar del momento en que el director, hace muchos años, «abandonó» a sus padres, al dejar atrás el pueblo para poner rumbo a un incierto Madrid.

«Para mis padres, una vez que terminabas el bachillerato, era esencial buscar un trabajo y me lo habían buscado ya, en un banco en el pueblo. Ese era el último destino que yo quería para mí. Es la única vez que he discutido con ellos de verdad», recuerda.

«Cuando es importante uno se enfrenta a los padres y a lo que sea», reflexiona. En su caso la separación no fue ni mucho menos tan radical como la de la película. «Cuando vieron que era una decisión rotunda por mi parte, accedieron; eso sí, con muchísimo miedo».

Sostiene Almodóvar que ese Madrid al que llegó se transformó a partir de 1977, cuando se produjo una «explosión» de libertad. «Era un país más libre que ahora y una ciudad que estaba experimentando con ese sentimiento. Me siento afortunado por haber sido joven en esa época», afirma.

Volviendo a «Julieta», cuenta Almodóvar que al principio pensaba rodar en inglés, en Nueva York, pero acabó trasladando la acción a España, entre Madrid y la costa gallega, pasando por el Pirineo oscense, y por un decisivo trayecto en tren, que le ha permitido cumplir uno de sus sueños, rodar dentro de un vagón.

Aunque la película está plagada de silencios -ese iba a ser su título en un principio, «Silencio»- el mensaje que encierra es justo el contrario, una invitación a hablar más, que su creador empieza por aplicarse a sí mismo.

«Debemos hablar más. Yo debería hablar más. Aunque sea una persona muy locuaz, en la intimidad, con amigos, soy hermético, y no me gusta. Se solucionan muchas cosas hablando, pero uno nunca está seguro de que la gente vaya a seguir teniendo la misma relación contigo».

Finalmente Almodóvar sigue siendo Almodóvar. Dice que una vez estuvo a punto de rodar un western, pero no pudo ser. «Las películas de romanos no me han elegido y me gustaría hacer una. O de espías, me encantan las de espías, pero no se me ocurren».

¿Y un filme por encargo? «Tengo la impresión de que tampoco sabría hacerlo, He hecho siempre historias en las que me iba la vida».

 

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