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Poli Délano, escritor octogenario: «El presente lo veo con un ánimo más bien pesimista, pero el futuro, no» El autor chileno posee más de 30 obras

Poli Délano, escritor octogenario: «El presente lo veo con un ánimo más bien pesimista, pero el futuro, no»

El martes, admiradores, amigos, familiares y miembros del mundo literario le brindaron un merecido homenaje en el Café Literario de la comuna de Providencia, donde hablaron el editor Dauno Tótoro y los escritores Pablo Azócar, Jaime Collyer y Víctor Sáez.


El escritor chileno Enrique «Poli» Délano cumplió 80 años y los celebró con una nueva novela. El martes, admiradores, amigos, familiares y miembros del mundo literario le brindaron un merecido homenaje en el Café Literario de la comuna de Providencia, donde hablaron el editor Dauno Tótoro y los escritores Pablo Azócar, Jaime Collyer y Víctor Sáez.

«Fueron muy elogiosos y se mostraron bastante conocedores de mis libros», comenta Délano a El Mostrador Cultura+Ciudad. «No estaban por decreto. Se refirieron a desde cuando me estaban leyendo, desde adolescentes, en fin. Todo eso me gustó mucho. Fue muy agradable».

En la ocasión además tocó el grupo de tango «Los Zurdos», género musical que se encuentra entre los preferidos del escritor, junto a la música clásica.

El reconocimiento resulta “imprescindible por su destacada trayectoria narrativa y a su compromiso con la formación de nuevos escritores y editoriales independientes”, señaló previamente Tótoro, director de Ceibo Ediciones, casa editorial con la cual ha publicado sus tres libros más recientes.

La cazadora de hombres

Ceibo publicó la más reciente obra de Délano (Madrid, 1936), «La broma de una mantis religiosa». El escritor posee una vasta trayectoria: por sus más de 30 obras, entre novelas, libros de cuentos y otros, ha recibido, entre otros, los premios Casa de las Américas (Cuba); Premio Nacional de Cuento (México), y el premio Novela Deportiva (Colombia), además del Premio Municipalidad de Santiago en tres ocasiones.

Su más reciente novela se divide en dos partes. En la “primera parte trata de la relación que establece una atractiva mujer de cuarenta con diversos jóvenes que sale a ‘cazar’ por las noches. Su marido sospecha y la hace seguir por un investigador privado cuyos informes van develando las aventuras sexuales de Lorena”, relata. La segunda parte es la “trama netamente policial, donde la mujer aparece muerta en un departamento”.

El libro “es una historia de corte policiaco y yo diría que cae dentro de lo que se denomina ‘novela negra’”, explica Délano. El escenario es Santiago alrededor del año 2010, y en las conversaciones que tienen el investigador y un detective de la Policía de Investigaciones (PDI) en un bar del centro va surgiendo una ciudad neurótica donde se hace difícil vivir. Una historia que según Délano podría ocurrir hoy, pero también haber sucedido hace medio siglo.

Antes ya había escrito algunos textos policiales, como «Muerte de una ninfómana» (1996) y el cuento «Un cadáver en la bahía», entre otros. Gran lector de la novela policial desde joven -entre sus favoritos del género están los estadounidenses S. S. Van Dine, Rex Stout y Erle Stanley Gardner- enseñó durante su trabajo como docente a Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, William Faulkner y William Saroyan. Hoy lee a James Hadley Chase, pero también al chileno Rolando Rojo, sin olvidar a Charles Bukowski, con quien compartió en su momento varias botellas de vino en su casa de Los Angeles.

Sin pensar en la muerte

¿Qué piensa Délano de llegar a los ochenta? «Nunca he pensado en eso, ni en la muerte. Ahora que estoy cerca pienso (en la muerte)… pero antes no me preocupaba mucho, y no tenía ninguna afición a meterme en esa temática».

Está contento con su obra. «Yo siempre, desde los 16 años, cuando empecé a escribir, quise ser escritor, y traté lo más posible, de ser un buen escritor, así como también quise ser una buena persona. Yo no evalúo mi obra, porque no me corresponde, eso lo hacen los lectores o la crítica, o el tiempo. Puedo decir que es muy vasta, tengo muchas novelas, muchos libros de cuentos, que es a lo que más me he dedicado». Y dentro de la literatura chilena se siente «en un buen lugar».

Délano es muy prolífico, porque para él es como «respirar, es vital para mí, me mantiene vivo». Él mismo lo dice: cuando termina un libro, ya está pensando en el siguiente. De hecho pronto saldrá una nueva novela.

Nunca ha estado bloqueado ni ha sufrido del síndrome de la página en blanco, ni tiene ningún método en especial. Ha llegado a ser disciplinado… antes escribía a cualquier hora, ahora prefiere la tarde. Sin supersticiones, a veces al principio ha tenido sólo el título. Y la inspiración han sido cosas que vivió:  «personajes, situaciones, lugares que han sido ámbito de mi vida. No soy de inventar historias desde la cabeza».

Todo lo combina con las otras cosas que ha hecho: hacer talleres literarios, dar charlas, comentar libros o ser un «escritor fantasma», sin contar su labor docente en el famoso Instituto Pedagógico entre 1962 y 1973, cuando el golpe lo obligó a irse a México.

«Estoy contento con el resultado, y sigo escribiendo», dice.

Entre sus libros destaca la novela «En este lugar sagrado» (1977), que cuenta la historia de un joven que en vísperas del golpe militar queda encerrado en el baño de un cine y comienza a rememorar su vida. «Me ha traído mucha satisfacción. La empecé en Estocolmo y la terminé en México. Tiene bastantes ediciones en otros países, ha sido traducida al inglés, al coreano. Además tiene bastantes estudios académicos».

Cuando no escribe, a Délano le gusta viajar, conversar con los amigos, tomarse un whisky o escuchar la música que le gusta: la música clásica, algo de la música mexicana y los tangos, los antiguos pero también Astor Piazzola.

Solo o acompañado, en sus viajes le gusta conocer sitios nuevos, pero también recorrer sitios ya conocidos y visitar amigos. «Me gusta México, tanto el DF como Cuernavaca, donde viví cinco años, pero también me gusta mucho París, Nueva York, Madrid, Barcelona».

El presente de Chile -con los casos de corrupción- lo entristece. «El presente lo veo con un ánimo más bien pesimista, pero el futuro, no. El futuro me produce un mayor optimismo, pensando el el momento en que funcionen las cosas que se están haciendo ahora, las reformas, una nueva Constitución, etc.».

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