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Premiación de cineasta Patricio Henríquez: Cuando es un orgullo sentirse chilena Opinión

Premiación de cineasta Patricio Henríquez: Cuando es un orgullo sentirse chilena

El domingo 20 de marzo de 2016 se realizó la decimoctava edición de la gala del cine quebequense, el evento más importante en su género de la provincia de Québec. Patricio Henríquez ganó en la categoría mejor documental con su film Ouighours, prisioneros de lo absurdo. Este documental cuenta la larga epopeya de 22 Ouighours (nombre de los miembros de una minoría china reprimida por el poder central chino, musulmana y de habla turca) que se encuentran en Afganistán en octubre de 2001 cuando Estados Unidos invade el país para acorralar a Bin Laden


Patricio Henríquez, cineasta chileno-quebequense, ha obtenido más de 40 premios en su carrera. En el año 2000 ganó el máximo galardón del cine de Québec (provincia de Canadá de habla francesa) por su documental Imágenes de una dictadura. En 1998 su película 11 de septiembre de 1973, el último combate de Salvador Allende ganó el gran premio de la SCAM (Sociedad de autores multimedia) que se otorga al mejor documental audiovisual difundido en Francia. En 2006 Henríquez terminó El lado oscuro de la Dama Blanca, documental sobre las torturas y muertes cometidas por la Dictadura en el buque-escuela Esmeralda. Es un cineasta muy reconocido en el medio audiovisual de la provincia canadiense francófona.

El domingo 20 de marzo de 2016 se realizó la decimoctava edición de la gala del cine quebequense, el evento más importante en su género de la provincia de Québec. Patricio Henríquez ganó en la categoría mejor documental con su film Ouighours, prisioneros de lo absurdo. Este documental cuenta la larga epopeya de 22 Ouighours (nombre de los miembros de una minoría china reprimida por el poder central chino, musulmana y de habla turca) que se encuentran en Afganistán en octubre de 2001 cuando Estados Unidos invade el país para acorralar a Bin Laden. Desde el norte de China hasta la base estadounidense de Guantánamo, el documental de Henríquez sigue la odisea de tres de estos sobrevivientes de lo absurdo asociados, a su pesar, al terrorismo mundial.

La noche de la premiación no tenía nada de extraordinario salvo que, en la ciudad de Québec (capital de la provincia del mismo nombre) se encontraba de visita Marine Le Pen, jefa del partido de extrema derecha francés, Frente Nacional, asociada en estos últimos días a los “Panamá papers”.

La llegada de la señora Le Pen a Montreal había sido polémica y con incidentes. Sus declaraciones, muy poco afortunadas y con su clásica actitud arrogante, irritaron a los periodistas y no logró reunirse con ningún político quebequense.

Al recibir su premio, Patricio Henríquez, sorprendió a la audiencia con su discurso:

“Bueno, esto va a estar algo deshilvanado, porque yo no vengo preparado, porque hoy yo estaba como choqueado. Hay alguien que visita Québec, que viene de la vieja Francia, que se pasea de derecha…a derecha. Que dice cosas que no corresponden a la realidad. Ella critica al gobierno de Canadá y de Québec por haber abierto las puertas a los refugiados sirios. Lo peor es que ella dice que critica estos gobiernos para defender la cultura quebequense. Yo no podía dejar de hablar de eso hoy porque la cultura quebequense no necesita ese tipo de defensa. Nosotros podemos defenderla solos”.

Luego de estas palabras, Patricio Henríquez fue ovacionado calurosamente. No satisfecho con esto, el cineasta lanzó un llamado al nuevo gobierno liberal de Justin Trudeau, quien asumió después de ganarle a los conservadores de Harper: “La cultura ha estado amenazada por casi una década. No es suficiente hacerlo mejor que los conservadores, eso cualquiera puede hacerlo. Hay que hacer mucho más por la cultura. Contamos con su gobierno”

Estas palabras terminaron con grandes aplausos. Patricio Henríquez se retiró, agotado el tiempo asignado para su alocución, sin haber alcanzado a dar ningún agradecimiento. Al otro día, su intervención fue elogiosamente comentada en la mayoría de los diarios y en la televisión pública de Québec.

En Canadá muchos de los chilenos y chilenas que se quedaron luego del exilio han logrado, no solo integrarse a la sociedad de acogida, sino también realizar grandes carreras en muchos ámbitos. Donde uno va encuentra un chileno o chilena, ya sea en movimientos de solidaridad, en la Universidad, en el ámbito artístico.

Yo, que la noche de la premiación estaba mirando distraídamente Radio Canadá, di un salto y, al escuchar el poco ortodoxo discurso de Patricio Henríquez sentí una oleada de orgullo, de reconocimiento y de admiración. Estos gestos son los que nos animan a seguir del lado de los buenos ante tanta intolerancia, tanto Panamá papers y tanta gente sufriendo por encontrar un rincón en el mundo donde vivir en paz.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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