Una nutrida agenda cumplió recientemente en Chile el arquitecto argentino Martín Katz Darío, en la celebración por los 130 años del arribo a nuestro país del poeta, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío, el padre del «modernismo».
Una nutrida agenda cumplió recientemente en Chile el arquitecto argentino Martín Katz Darío, en la celebración por los 130 años del arribo a nuestro país del poeta, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío, el padre del «modernismo». Ya en febrero de este año Katz había visitado Santiago por el centenario del fallecimiento del vate (1867-1916).
Katz es bisnieto del literato y gran conocedor de la vida de su antepasado, que llegó a Chile en junio de 1886. Aquí trabajó en el diario La Época, publicó su primer libro de poemas – Abrojos – y se hizo amigo del poeta Eduardo de la Barra y del hijo del entonces presidente de la República, el también poeta Pedro Balmaceda Toro.
Residente en Santiago y Valparaíso, además publicó en el puerto su libro Azul, que lo consagraría definitivamente. Se marchó de Chile definitivamente en 1889, para luego vivir en Buenos Aires y Europa.
Darío llegó como un centroamericano pobre. En Chile «ve un cambio increíble» con respecto a la Nicaragua que conocía. «Tiene acceso a lugar de poder, donde ve el tema de la estética, un montón de cosas que no había visto en sus diecinueve años en su país», explica Katz.
«Y ahí aprende. Ahí sabe vestir, sabe comer, sabe lo que es ser elegante, porque el chileno era elegante. Cuando dos años y medio después vuelve a Nicaragua, va como un príncipe, vestido elegantemente. En Chile se templó. Había escrito Azul y Abrojos, ya sabía quien era y plasmado en libro lo que era. Esa seguridad se la dio Chile».
«A pesar de todas las vicisitudes, él creó su propio mundo, y lo potenció», resume Katz consultado sobre el legado del poeta. «Además hay que leerlo mucho más allá de ‘la princesa está triste, qué tendrá la princesa’. Fue un hombre cosmopolita, que creó el modernismo», pero además muy político y social.
«Él tenía una cosmovisión de América que poca gente tenía en el mundo», resalta Katz, en virtud de su calidad de periodista y diplomático.
De sus objetos, Katz conserva varios como un pluma, algunas cartas, una fotografía original, un dibujo del poeta y antiguas ediciones de sus obras.
En su vista de junio, el arquitecto argentino -acompañado de otra bisnieta del poeta, Martha Darío- cumplió una nutrida agenda, apoyado por le embajada de Nicaragua en Chile, representada por la diplomática María Luisa Robleto, y el profesor Raúl Thoms de la Universidad de Santiago.
El martes 21 de junio participó en la inauguración de la exposición «Rubén Darío» en Librería Antártica de Parque Arauco, que estuvo hasta el pasado 8 de julio. El día siguiente visitó el colegio Rubén Darío de la comuna de La Reina -donde los alumnos recitaron y cantaron versos del poeta- y participó en la Universidad Mayor en una mesa redonda con los autores Thomas Harris (en representación de la Biblioteca Nacional), Darío Oses (por la Fundación Pablo Neruda), César Martínez (presidente del Instituto Rubén Darío) y el profesor Thoms.
El jueves estuvo en un colegio homónimo de la comuna de Maipú, donde departió con alumnos y profesores, y el viernes en un acto de “Conmemoración de los 130 años de la llegada de Rubén Darío a Valparaíso y a Chile”, en la Casa Central de la Universidad Federico Santa María, con su rector Darcy Fuenzalida.
«Me llamó poderosamente la atención, para bien, que una universidad técnica tenga la vocación y la intención de dar esta parte humanista. Me pareció muy interesante», comenta Katz.
En esta última actividad, mientras compartía con las autoridades, Katz recuerda que miraba el Océano Pacífico «y me lo imaginaba, 130 años atrás, a un muchacho de 19 años, que venía con su valijita, pelo largo, con la mente abierta».
La visita además incluyó encuentro con autoridades de Correos de Chile y la Aduana. Ahora Katz espera regresar en octubre para la Feria del Libro de Santiago por un eventual lanzamiento de un libro relacionado a la obra de su bisabuelo.
De izq. a der.: la embajadora María Robleto, el rector Darcy Fuenzalida, Martha Darío y Martín Katz en la Universidad Técnica Federico Santa María.
Este año y como reconocimiento a la obra de Rubén Darío, la Biblioteca Nacional donará al pueblo de Nicaragua copias de unas 680 piezas originales de una importante colección de borradores, poemas, ensayos y cartas del poeta a políticos y otros escritores.
Asimismo, una exposición titulada «Rubén Darío en Chile», presentó en 20 lienzos su paso y legado por el país austral, en compañía de una colección de artículos periodísticos publicados en el diario «La Nación» de Buenos Aires, entre los años 1893 y 1916.
En febrero, los bisnietos del escritor aprovecharon su visita a Chile para entregar obras inéditas de Rubén Darío a la Biblioteca Nacional y regalar a la embajada una serie de fotografías de su archivo familiar.
