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Viuda de Bolaño rompe 10 años de silencio en medio de disputa editorial Publicó columna en diario español El País

Viuda de Bolaño rompe 10 años de silencio en medio de disputa editorial

Carolina López da su versión sobre el legado del autor y explica los motivos le llevaron a cambiar de Anagrama a Alfaguara, en medio de una polémica por la última pareja del autor, Carmen Pérez de Vega.


A pocos días de la aparición de otro último libro del escritor Roberto Bolaño (1953-2003), «El espíritu de la ciencia-ficción», otro más editado de forma póstuma, su viuda, Carolina López, rompió un silencio de una década con un artículo en el diario El País.

Quiso dar su versión sobre el cambio de casa editorial de la obra del autor chileno, que este año pasó de Anagrama a Alfaguara, en una controvertida operación liderada por el agente literario de sus herederos, el estadounidense Andrew «El Chacal» Wylie.

El cambio se mezcla con una agra disputa por la última pareja sentimental del autor, Carmen Pérez de Vega, y la esposa y madre de sus dos hijos, Carolina. Jorge Herralde, el editor de Anagrama y amigo de Bolaño, señaló recientemente al diario La Vanguardia que «los herederos no nos han retirado sus títulos por una cuestión de dinero, sino porque formábamos parte de aquellos amigos íntimos a quienes nos había presentado a Carmen como su novia, con la que yo mantenía un trato esporádico y cordial”. Herralde incluso habló de “una lista negra”.

En términos parecidos se expresó Ignacio Echeverría, ex crítico literario de El País, en El Cultural de El Mundo. Echaverría, quien también editó de forma póstuma algunas obras del escritor, atribuyó «la decisión de Carolina en razones personales, y éstas señalan en una sola dirección: mi buen entendimiento con Carmen Pérez de Vega, la mujer con la que Roberto Bolaño mantuvo un larga y estrecha relación sentimental durante los últimos años de su vida (en especial los tres últimos, en que la relación se afianzó y se hizo más o menos pública)».

Versión de la viuda

En su artículo titulado «La verdad sobre Roberto Bolaño», López señala que ambos «lejos de referirse a cuestiones literarias de la obra de Roberto Bolaño, tratan sobre asuntos de mi vida privada, la de mis hijos y la del propio Roberto que no son ciertas».

«Roberto murió en 2003 tras largos años de enfermedad y su voluntad siempre fue que su esposa y sus hijos gestionaran su obra, como hemos venido haciendo con discreción», escribe López. «Tras su fallecimiento, yo seguí viviendo en Blanes (Girona) junto a mis hijos e intentando llevar una vida anónima ajena a las rencillas editoriales. Siempre he mantenido mi puesto como educadora social en el Ayuntamiento de ese pueblo, donde trabajo desde hace más de 30 años. Ahora me veo, tristemente, en la obligación de romper este silencio de más de 10 años».

López niega que Pérez tenga algo que ver con el cambio de casa editorial. «Actúan movidos por el despecho, porque, debo decir, que se apartaron ellos mismos», asegura.

«La reciente publicación de la novela inédita El espíritu de la ciencia-ficción y la cesión de los derechos de la obra de Roberto a Alfaguara y no a Feltrinelli (sucesora de Anagrama) se debe únicamente a razones profesionales», señala López. «La propuesta que realizó Alfaguara en el marco de las negociaciones en las que intervino mi agente, Andrew Wylie, fue mucho más ventajosa para la obra de Roberto. No solo en lo económico. Alfaguara tiene una mayor presencia en Latinoamérica, donde sus libros cuestan menos, algo fundamental para garantizar el acceso de los lectores a su obra».

López además detaca que, cuando Bolaño murió, sólo hacía siete años que publicaba en Anagrama. Y apunta a que de la totalidad de su obra (15 libros), seis los publicó en otras editoriales (Seix Barral, Acantilado, Lumen, Planeta Chile y Mondadori).

«Como bien sabe el propio Herralde, de los 20 años de vida editorial de Roberto, siete corresponden a Roberto y 13 a la gestión de su familia. Durante estos últimos, su editorial pudo reunificar toda la obra en su sello así como publicar inéditos póstumos muy relevantes. Después de 13 años en Anagrama difícilmente se puede sostener que tomemos decisiones de forma impulsiva o vengativa», escribe.

Altas comisiones

La viuda asegura que su pérdida de confianza en Herralde se inició en 2008, cuando revisó los contratos. «Me percaté de que en 2005 Anagrama había formalizado sin mi autorización un pacto por el cual estábamos pagando comisiones mucho más altas de lo habitual. Si las comisiones rondaban de costumbre el 20%, mis hijos y yo pagábamos entre un 35% y 55%».

«Anagrama prolongó la vigencia de los contratos hasta 2015 y amplió el límite de ejemplares que podía editar hasta la inverosímil cifra de 5.000.000 cuando los topes de los contratos anteriores eran de 20.000 ejemplares. Además, cuando se firmó el referido contrato en 2005, ya había caducado la vigencia de varias obras por haberse superado el límite de edición, todo ello sin abonar el adelanto habitual», escribe.

En ese contexto, según López, la agencia literaria Andrew Wylie se ofreció representar la obra de Bolaño a nivel mundial y se produjo la renegociación con Anagrama, que además cesó en la gestión internacional de la obra. «Fue en ese momento cuando mi nombre, que apenas había salido en la prensa, pasó a ser el centro de artículos que desacreditaban mi imagen y aludían a hechos de la esfera privada que no son ciertos», espeta.

Respecto a Ignacio Echevarría, la viuda dice que su relación «profesional» quedó rota en 2005 porque, igualmente, «perdí la confianza en él».

«En el trabajo de coordinación de la edición del libro El secreto del mal tuve conocimiento de que había difundido por correo electrónico a terceras personas el manuscrito inédito de dicha obra sin pedir mi autorización y antes de haber firmado contrato alguno», escribe.

«Valoré esto como una frivolidad y una falta de responsabilidad. Cuando le pregunté por ello reconoció su error, pidió disculpas y dimitió de su cargo», agrega, al tiempo que lo acusa de declararse «albacea» de Bolaño sin serlo.

Argumentos profesionales

López concluye diciendo que sus argumentos son «profesionales». «Por eso es absurdo que Herralde y Echevarría decidan por despecho quién fue, y desde cuándo, su pareja. Con gran dolor, mis hijos y yo estamos pagando, me temo, las consecuencias de nuestra salida de Anagrama», dice.

«Sobre mi vida privada, la de Roberto y mis hijos nunca he hablado en los medios y no lo voy a hacer ahora. Sólo me limitaré a decir que Roberto y yo mantuvimos un proyecto de vida en común, de pareja y familiar junto a nuestros hijos, durante 23 años, desde que nos conocimos en Girona en 1981 hasta su fallecimiento», dice.

«Es falso que Roberto compartiera su vida y los últimos seis años antes de su fallecimiento con Carmen Pérez. En todas sus declaraciones públicas, también en la entrevista que concedió pocos días antes de su fallecimiento, sus temas son la literatura y su familia, a los que profesaba un profundo amor y respeto y junto a los que vivió en Blanes hasta el final», finaliza.

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