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Pinochet Boy: “Ok, muchachos vengan a bailar” Crítica literaria

Pinochet Boy: “Ok, muchachos vengan a bailar”

Gonzalo Schwenke
Por : Gonzalo Schwenke Profesor y crítico literario
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Pinochet Boy es una novela que hostiga al lector con densidad atmosférica, que al utilizar el flashforward, mantiene la narración en una regularidad sobresaliente. Los personajes otorgan un mapa general y verosímil a la ciudad del norte: locación no definida por lo que tales dinámicas y estructuras sociales ocurre en todo el norte grande. Finalmente, el personaje principal se sitúa con naturalidad a observar sin necesidad de escarbar en la basura porque todo se presenta ante sus ojos.


Pinochet Boy, Rodrigo Ramos Bañados. Editorial Narrativa Punto Aparte, 2016, 162 pp.

La política-económica impuesta por la dictadura cívico-militar a través de los Chicago Boys, se sintetiza como la privatización de los recursos nacionales para satisfacer las demandas del mercado internacional. Así, cuando la Concertación llega al poder, perfecciona el modelo mediante los Tratados de Libre Comercio (TLC). Es decir, el proteccionismo estatal se anula y el país navega al ritmo de las potencias económicas a las que les suministramos materias primas.

Pinochet Boy (2016) es la cuarta novela del antofagastino Rodrigo Ramos Bañados. Periodista de la cadena mercurial, ha publicado previamente Alto Hospicio (2008), Pop (2010) y Namazu (2014). Su proyecto literario, se caracteriza por la concentración de personajes en un ambiente atosigante, colmado de trepadores y precariedad. En esta reciente novela se advierte cómo el modelo económico ha configurado las vidas de los habitantes desde el ámbito laboral hasta las relaciones íntimas y sociales. La ciudad del desierto, es el paraíso de quienes están ligados a la empresa minera más importante del territorio.
El volumen está dividido en cinco partes, segmentación que está demás ya que los temas entre capítulos se entrelazan. La narración tiene como centro la voz de, quien aparece observando y esperando el regreso de Sol. El personaje relata las vivencias de Pedro, un frustrado escritor que considera que la literatura es un medio para escapar de la realidad. Otro de los coprotagonistas es Mirko, periodista, músico y dealer, quien crece entre colegios y escuelas donde es discriminado por ser huérfano, criado en medio de una familia evangélica y que no puede salir del país por ser deudor de un crédito universitario y, por ello, estar en Dicom, se gana la vida en labores mal remuneradas.

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En este tipo de sociedad, todo el que tenga dinero o apellido de prestigio será admitido dentro de un alto grupo social, sino lo detenta será discriminado. Los militares y el empresariado dominan el paisaje desértico, igualmente quienes están vinculados al Opus Dei y simpatizan con la “obra” del dictador Augusto Pinochet: “la estampita de Escrivá de Balaguer era frecuente en las oficinas de los poderosos de la ciudad” (38).
Uno de los personajes que busca alcanzar influencia social, es el director de la orquesta: hipócrita, doble estándar, arribista y misógino. Vive de la importación de alimento para perros y la dirección de la orquesta es un pasatiempo. De esta manera, se codea con los empresarios y las mineras quienes, en un afán de apropiarse de la gran cultura equipan y mantienen la orquesta para escuchar anualmente “Radetzky March”, o sea, el arte al servicio del arribismo degradante, repartido entre la iglesia y el mercado.

Si el jefe prototipo tiene afanes despóticos, los subordinados serán capaces de soportar el abuso constante de la tiranía, esto debido al endeudamiento y a la escasez de trabajo. Quién tiene el poder económico, moldea el carácter temeroso de los asalariados. Surge en los trabajadores, el miedo, aquel que mueve miedo que mueve al país forjado por las carencias y desigualdades, pero que en este volumen está supeditado a la industria de la minería. Los que no están relacionados viven la neoesclavitud en la que el cargo es tan precario que a los empleados se les pagan “con vales de supermercado” (45), tal como en tiempos del salitre. En las salitreras se pagaba con fichas, hay allí un acrítica social, el tiempo pasa y nada cambia para los explotados.

Mientras muchos piensan que los totalitarismos desaparecen, el neoliberalismo se instala como un espectáculo radiante donde el pensamiento es colonizado por un frágil espesor económico y una situación de conservadurismo. Ambos elementos determinan el rango de influencia.

Dentro del panorama cultural nortino aparece una serie de personajes, entre los que destacan los artistas marginales o malditos que están fuera de todo, el escritor de best sellers Rivera Letelier, aquí llamado Chaqueta, quien aprueba o rechaza escritores emergentes, que realizada talleres vinculados a la minera y desfila por ferias del libro del norte; Campbell, un publicista progre que negocia su trabajo artístico con la minera, entre otros.
El desarrollo de las relaciones sociales está a cargo de las mujeres, quienes emplean con gentileza la astucia y el oportunismo para negociar con el sujeto que tiene determinado poder y sacar provecho de las posibilidades: “A la académica (…) le pareció machista una opinión de Pedro y lo mandó a la mierda, pero a Pedro le pareció contradictorio que ella tomara café con Chaqueta, quien era un machista declarado.” (25), y “Sol impostaba el tono de voz cuando hablaba con alguien importante para su trabajo” (77).

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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