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La era cognitiva de Watson: la frontera con las máquinas que la humanidad ya cruzó Para la inauguración del Congreso Futuro se espera una sorpresa de inteligencia artificial

La era cognitiva de Watson: la frontera con las máquinas que la humanidad ya cruzó

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Atrás quedaron las máquinas que controlaban el mundo en la ciencia ficción. En la época del big data, las computadoras pensantes ya no forman parte de una visión de futuro. Hoy, en la era de la informática cognitiva, las máquinas ya no se programan. Aprenden y se comunican con los seres humanos. En un hecho inédito, próximamente El Mostrador emitirá por TV la primera entrevista en Chile a una máquina de inteligencia artificial.


Una nueva era comenzó. No hay vuelta atrás. En algún momento de estos últimos años la humanidad fijará el punto de inflexión, el antes y el después, de la relación entre los seres humanos y las máquinas pensantes.

Los hallazgos más recientes del potencial de la inteligencia artificial en las computadoras se halla en la ciencia ficción. HAL 9000 fue el nombre de la máquina que ejercía el control total en 2001, Una Odisea en el Espacio, de Stanley Kubrick; en la literatura, Asimov abordó en cientos de páginas la problemática en su obra; MU/TH/UR 6000 o simplemente Mother, se llamó al computador de la película Alien en la nave Nostromo; y Skynet a la inteligencia artificial de la empresa de ficción Cyberdyne Systems Corporation, que lideró al ejército de las máquinas en Terminator.

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El origen ficcional de todas estas obras de argumento distópico, encuentran su punto de partida a mediados de la década de los 50, cuando los científicos John McCarthy, Marvin Minsky y Claude Shannon acuñaron el concepto de Inteligencia Artificial. Aunque sus previsiones fueron demasiado optimistas, vaticinando un planeta lleno de computadores capaces de “razonar” como humanos en 20 años, estos pioneros vieron en las ciencias de la informática un campo con un potencial de aumento mayor de lo que fue en realidad. Al menos en esa época.

Esta idea, sin embargo, de un mundo en que la máquinas pudieran pensar como humanos, se remonta a mucho antes del siglo XX. En el año 1.315, en plena oscuridad de la Edad Media, el beato, filósofo, poeta, místico, teólogo misionero Ramon Llull, expresó –en uno de los libros más adelantados de los que se tenga conocimiento, el Ars Magna– la idea de que el razonamiento humano podía implementarse de manera artificial en un artefacto mecánico.

Mucho años después del vaticinio de Llul y, para ser más concretos, en apenas estos últimos cinco años, se dio la combinación entre el big data, dispositivos móviles de uso individual y la nube de servicios de Internet, a fin de que toda esta historia dejara de ser ficción, para que la humanidad cruzara la frontera y le diera la bienvenida a la era de la Computación Cognitiva, el punto de partida en el que las máquinas ya no se programan: aprenden.

Los hitos de IBM

Este lunes 9 de enero, la empresa IBM, líder mundial en tecnología e inteligencia artificial, dará una sorpresa en la inauguración del Congreso Futuro, y El Mostrador, aliado de este evento hemisférico en el que se reúnen las mentes más brillantes del mundo para dar a conocer los alcances de la revolución científica que se vive en la actualidad, hará lo propio. En un hecho inédito, El Mostrador TV emitirá la primera entrevista en Chile a una máquina de inteligencia artificial, conocida mundialmente como Proyecto Watson.

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Rodrigo Seguel, gerente de tecnología de IBM Chile, y Christian Molinari, gerente de comunicaciones, explican que hasta ahora toda inteligencia artificial se había basado en procesamiento de datos rígidos o en el lenguaje de programación de computadoras. Eso, al menos hasta la llegada de Watson, el primer sistema de informática cognitiva que va aprendiendo poco a poco sobre la base del feedback –o retroalimentación– que recibe de las personas en lenguaje natural humano.

«La inteligencia artificial comenzamos a trabajarla hace 50 años. En esa época fijamos que el mayor desafío era que las computadoras pudiesen entender el lenguaje natural humano y que, a partir de ahí, pudieran interactuar con las personas. Ese fue siempre el objetivo», introduce Molinari.

Para demostrar lo inteligente que podía ser una máquina, Rodrigo Seguel cuenta que, en 1962, IBM hizo un experimento con una máquina que podía jugar damas. «Eso podríamos considerarlo como el primer hito, cuando las máquinas comenzaron a jugar juegos de mesa. Ahí demostramos que de a poco ciertas habilidades humanas podían ser traspasadas a las máquinas».

El infartante partido con Kaspárov

El segundo hito que quedó en la retina de millones de personas en el siglo XX fue el famoso partido de ajedrez que jugó la Deep Blue –la computadora de IBM más poderosa del mundo en esa época– con el campeón mundial de ajedrez Gary Kaspárov.

«Esa computadora, la Deep blue, que vendría siendo ahora como el abuelo de la inteligencia artificial, no jugó con cualquiera, jugó contra el mejor del mundo, eso instaló un punto de quiebre, un antes y un después, donde demostramos que habilidades humanas sí podíamos pasarlas a las máquinas, en un cierto aspecto, claro», cuenta Seguel.

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Ese día, el 10 de febrero de 1996, el mundo de la informática quedó paralizado. Era la primera vez que una máquina enfrentaba a un campeón del mundo vigente. Tras siete días, en que se llevaron a cabo seis enfrentamientos, Deep Blue ganó uno, considerado como una de las más memorables partidas de la historia. Al año siguiente, IBM mejoró la máquina y la Deeper Blue jugó de nuevo con Kaspárov, ganando el encuentro a seis partidos. La supercomputadora era capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo, dos veces más rápido que la versión de 1996.

Pero aún no era inteligencia artificial.

«Tras demostrar que la máquina podía tener habilidades humanas que requerían mucho poder de cómputo y mejor, empezamos a trabajar en el objetivo inicial: a ver si se podía dotar a la máquina de habilidades humanas más blandas, algo así como entender la forma de decir, la expresión. Y empezamos a trabajar las formas humanas propiamente tales, como el lenguaje humano, tanto hablar como entender, reconocer visualmente figuras y rostros, formas de escribir, dotar de capacidades más humanoides a la máquina», indica el gerente tecnológico, quien anticipa que «ese fue el origen de Watson».

Watson, el tercer hito

Watson es el primer sistema informático de inteligencia artificial capaz de responder a preguntas formuladas en lenguaje natural humano. Forma parte del proyecto del equipo de investigación DeepQA y lleva su nombre en honor al fundador y primer presidente de IBM, Thomas J. Watson, y no por el infatigable compañero de Sherlock Holmes, creado por sir Arthur Conan Doyle.

Para probar sus capacidades, en febrero de 2011, IBM dio un gran paso a su tercer hito, participar de un partido especial en el concurso de conocimiento estadounidense Jeopardy! La nueva máquina de inteligencia artificial derrotó  a sus dos oponentes humanos: Brad Rutter, el mayor ganador de dinero en toda la historia del programa, y Ken Jennings, el poseedor del récord por la racha más larga de campeonatos –después de haber ganado 75 partidos–.

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La información contenida en la base de datos de Watson proviene de muchas fuentes, incluyendo enciclopedias, diccionarios, artículos de noticias y obras literarias, al igual que bases de datos externos, taxonomías y ontologías.

«En ese tiempo Watson era una máquina gigante, que tenía 2.800 procesadores, con varios teras de ram. El proyecto del Jeopardy! fue un proyecto de 4 años. IBM siempre ha querido generar hitos, pero jugando y ganando juegos no se cambia el mundo», aclara Molinari, atento a dar con el fondo del asunto.

El big data y la era cognitiva

«La inteligencia artificial lleva mucho tiempo trabajándose. Hoy todos estamos con dispositivos móviles como celulares, tablets, notebooks y estamos generando mucha información. En los últimos dos años hemos generado más información que la acumulada durante toda la humanidad, entonces hay mucha información que está circulando que los humanos somos incapaces de entenderla, de procesarla. ¿Cuál es la solución para eso? La computación cognitiva, una herramienta capaz de extraer información del big data y procesar los datos que puedan servir a ti, servir a un médico, a un chef», explica el leader de Comunicaciones de IBM Chile.

Seguel explica que el big data es un concepto que dice relación con grandes volúmenes de información, pero ahora, junto a esa montaña de datos, también tenemos la nube, que implica que todo ese poder de cómputo que estaba antes en grandes máquinas ahora se puede distribuir a los usuarios.

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«Esa combinación de big data, dispositivos que almacenan la información en un side que está distribuido en todo el mundo y con capacidad de cómputo muy potente, hace que la conectividad llegue al usuario. Y para explotar esa información están las herramientas de la inteligencia cognitiva», ilustra Seguel.

En otras palabras, el conocimiento acumulado, el gran poder de máquina de IBM, generó la posibilidad de hacer cosas más desafiantes. Pero para que la inteligencia cognitiva de las máquinas pueda servir para fines específicos humanos, se requiere de un set de entrenamiento.

«La inteligencia artificial, y esto es súper importante, requiere entrenamiento, requiere de interacción, que la máquina comience a aprender, para saque una conclusión más cercana a la realidad, no al cien por ciento, porque no es determinístico. La inteligencia de Watson, como la humana, es probabilística, de modo que muchas veces nosotros los humanos estamos seguros de las cosas a veces en un 90 por ciento», especifica.

Los desafíos presentes y futuros de Watson

¿Pero qué es materialmente Watson? Watson es un cerebro robótico que se comunica con los humanos, pero como toda comunicación requiere de un medio, esta tecnología se recibe a través de un notebook, de un smartphone o incluso de un robot humanoide, como el robot Nao, que es de tecnología francesa pero está dotado de un cerebro de inteligencia artificial… ese es Watson. «Como estas materias son tan abstractas, a Watson le quisimos poner un cuerpo para simplificar el concepto», esclarece Molinari.

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La tecnología de Watson hoy se está expandiendo en diferentes niveles de especificidad. Uno de los ejemplos más claros es su utilidad en el campo de la oncología. Watson no es un médico, pero tiene la capacidad de interrelacionar y sacar conclusiones de todos los millones de papers que se producen en el mundo en el campo de la medicina. «Esa big es imposible que sea absorbida por un humano, ni el mejor médico del mundo podría. Watson puede. Por eso es que esta tecnología se convertirá en el mejor asistente del humano, no lo reemplazará, lo ayudará a hacer su trabajo mucho mejor», aclara el hombre detrás de la comunicaciones de IBM Chile.

«La visión de IBM es que la interacción de hombre-máquina sea tan natural como la interacción persona a persona», acota Seguel.

Como la información médica, por ejemplo está en inglés, hoy IBM Chile y América Latina –precisa el gerente tecnológico– está trabajando en la adaptabilidad del lenguaje. «Todavía no entendemos el lenguaje natural en todas variaciones, por ejemplo de español, como asimismo no comprendemos todavía el sarcasmo, pero estamos muy próximos a lograrlo».

«En Chile estamos trabajando con partners locales para localizar este entendimiento, a fin de que Watson entienda que bacán en buena onda, es decir, que comencemos a enriquecer localmente lo que la gente te expresa. Eso requiere de un tiempo, pero ya partimos el año pasado», anuncia.

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Otros de los campos revolucionarios en que entrará la inteligencia artificial de IBM es la educación, con Watson for education.

«Queremos mejorar la experiencia de la educación de verdad personalizada, para complementar la tarea del profesor», dice Seguel.

Esta tecnología cognitiva, explican los profesionales de IBM, tendrá aplicación para el profesor, para el alumno, pero también para el apoderado. Para eso IBM se preguntó a quién podía asistir, que tuviera conocimiento del negocio, y así fue que llegó a Plaza Sésamo, que está buscando una forma nueva de acercarse a los niños.

«La idea de todo esto es saber cómo entiendes tú. Hoy la educación formal no se preocupa de eso, y sabemos que unos aprenden viendo, otros aprenden haciendo. Eso es lo que intentamos hacer creando aplicaciones para profes y para alumnos, para que se nutran y empecemos a crear programas un poco más certeros para cada forma de aprender de acuerdo a sus intereses», explica.

Hoy está a disposición del mercado Watson Oncology, Watson Recursos Humanos, Watson Legal y, próximamente, Watson Educación y un largo etcétera.

A fin de cuentas, relacionarse con las máquinas de igual a igual ya no será parte del futuro, porque el futuro ya partió.

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