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“El Capote”: el regreso de un ejemplar montaje de marionetas Crítica teatral

“El Capote”: el regreso de un ejemplar montaje de marionetas

“El Capote” sortea los caminos predecibles de las historias bienpensantes propias del teatro familiar para adentrarse en un territorio más sombrío y que interpela emocionalmente sin dejar de lado su aspecto lúdico.


Hace exactamente diez años que se estrenó esta obra que adaptó el clásico cuento de Nikolai Gogol publicado en 1842, y dio cuenta de una naciente compañía, Teatro Milagros, que buscaba dotar de un realismo y naturalidad que el llamado teatro familiar carecía hasta ese entonces. Poniendo como centro de su trabajo la manufactura artesanal en torno al teatro de marionetas y un espesor dramático que buscaba reflexionar sobre temas más adultos, el colectivo liderado por Aline Kuppenheim y Paola Giannini deslumbró con una minuciosidad admirable para dotar de verdad a este triste relato del escritor ruso que gira en torno a la soledad y el sentido final de la existencia.

En esos diez años en que la obra regresa a Teatro Mori Bellavista en una breve temporada, no muchas aguas pasaron bajo el puente, porque la compañía luego rebautizada como Teatro y su doble, estrenó solo dos obras más, las igualmente admirables “Bajo la cuerda floja” y “Feos”, pero que bastaron para llevar a un nivel de excelencia el formato de marionetas.

Con la perspectiva que da el tiempo, resulta revelador que uno de los rasgos que han marcado el trabajo de la compañía sea el efecto que produce en el espectador el abandono de la convención de presenciar a un actor manipulando una marioneta. Ha sido tan inspirada la búsqueda de emocionalidad gestual de estos muñecos que el milagro se produce y nos entregamos a relatos con un aliento realista que plantean nuevas formas de entender la representación “infantil”.

La disposición de la acción dentro del llamado “petit theatre”, los actores vestidos de negro manipulando las marionetas y una iluminación acotada dentro de un fondo negro, no ofrece mayor diferencia con respecto a una puesta en escena normal, por lo que es la muy concentrada adaptación del texto original, el uso original de las voces y la destreza en la manipulación lo que permite entregarnos a la triste historia de Akaky Akakievich, un humilde copista de un ministerio ruso del Siglo XIX.

En ese sentido “El Capote” es un montaje ejemplar, ya que sortea los caminos predecibles de las historias bienpensantes propias del teatro familiar para adentrarse en un territorio más sombrío y que interpela emocionalmente sin dejar de lado su aspecto lúdico. La sutil alusión al relato de época, la sugerencia visual del crudo invierno y la opacidad de la vida de Akakievich son apenas prefigurados pero ilustran el tono adecuado que lleva a reflexionar sobre el abandono y la soledad de forma tal que resuena un tiempo luego de terminado el montaje.

La sobriedad de la puesta en escena se acompaña de recursos audiovisuales en extremo sobrios, una animación para cambiar de escenas y pequeños efectos visuales. El aspecto que se revela significativo y que se agiganta en una segunda mirada luego de algunos años es la rica gama de matices que ofrecen las voces de experimentados actores como Alfredo Castro, Hugo Medina, Pedro Vicuña y Roberto Poblete, quienes oscilan entre el carácter sombrío del relato y una narración simple y clara.
El actual elenco, que incluye a los actores y manipuladores Aline Kuppenheim, Loreto Moya, Ignacio Mancilla, Santiago Tobar y Ricardo Parraguez, trabajan con laboriosidad el pequeño gesto, como el movimiento sutil de una pierna o la pesadumbre de la existencia de Akakievich en apenas un giro de cabeza, trasuntando una expresividad potente y arrebatadora que eleva al montaje hacia niveles de excelencia y de completo dominio de los medios a su alcance, siendo estos de una completa sobriedad.

Luego de haber entregado un emocionante relato sobre la muerte y los afectos familiares en “Sobre la cuerda floja”, y un profunda indagación de la auto aceptación en “Feos”, la compañía Teatro y su doble celebra la década de “El Capote” visto como un hito del teatro reciente y en cierto sentido, un homenaje a la raíz más noble y humilde del trabajo actoral, aquel que funde la inspiración artística y el trabajo artesanal como el sustento básico del oficio. Bajo esa mirada, es un montaje que se agiganta con los años y nunca deja de sorprender por el sobrio encanto de un relato ejemplar.

Compañía: Teatro y su doble (ex Teatro Milagros)

Autor: Nikolai Gogol

Dirección: Teatro Milagros

Manipuladores: Aline Kupemheim, Loreto Moya, Ignacio Mancilla, Santiago Tobar o Ricardo Parraguez.

Realización: Aline Kuppenheim, Paola Giannini y Tiago Correa

Voces: Alfredo Castro, Hugo Medina, Pedro Vicuña y Roberto Poblete

El Capote

Temporada: Del 6 al 23 de abril

Teatro Mori Bellavista. Constitución 183.

Horario: Jueves, viernes y domingo 20:00 hrs, sábado 17:00 y 20:00 hrs

Valores: Jueves, sábado (función 17:00 hrs) y domingo: $8.000. Viernes y sábado (función 20:00 hrs): $10.000 general.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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