Como el mismo Warnken, el ciclo de conversación lo define como más que una entrevista. Para él se trata de una conversación con distintas miradas que analizan una temática en particular. Este año «Lo Humano en la Era Digital”. El ex animador de «La Belleza de Pensar», quien recientemente calificó el tablet como el «nuevo ravotril», propone discutir qué estrategias educativas y políticas debemos tomar en una era en que las relaciones humanas más íntimas se ven amenazadas por una cultura digital individualista.
“Pensamiento Propio” es un ciclo que lleva más de 15 años. Partió inicialmente como un encuentro pequeño hasta que llegó a espacios públicos abiertos y se convirtió en una charla itinerante que pasa por variadas ciudades del país. Cristián Warnken ocupa el papel de conductor de las conversaciones que ha unido gente de distintas edades en cada sesión con invitados de renombre que debaten con profundidad diversos temas de la cultura contemporánea.
“Cada conversación es como un concierto de cámara del pensamiento. Me ha llamado la atención que públicos de distintas generaciones asistan y estén concentrados en la conversación de dos personas. Es un algo muy sencillo que funciona como el espectáculo de la palabra”, analiza Warnken.
La forma como nos relacionamos ha cambiado radicalmente con la creciente presencia digital, a raíz de esto ha surgido una corriente de pensamiento que problematiza el impacto del digital en la vida cotidiana. Warnken entrevistó a algunos intelectuales en ediciones anteriores sobre el tema de modo que así es como surge la la idea de profundizare más, desde distintos punto de vista.
“En el ciclo pasado entrevisté al psicoanalista italiano Luigi Zoja, que escribió el libro ‘La Muerte del Prójimo’. Su tesis es que ‘si el siglo XIX fue la época de la muerte de Dios, está es la muerte del prójimo’. La palabra prójimo en hebreo significa el próximo, el que está al lado mío. Las nuevas plataformas mejoran la comunicación con los que están afuera, en otros lugares, pero la gente está abandonando la relación con quien está a su lado».
Warnken no quiere transformarse en un ‘inmigrante digital’ que critica con nostalgia un mundo que está desapareciendo, su objetivo es generar un debate con los invitados, conocer y conversar sobre los distintos puntos de vista, en definitiva, discutir un tema fundamental en la vida contemporánea.
“Me interesa generar una diálogo. Conversaremos de temas acerca de cómo influye lo digital en la política. Hay posturas que plantean que ha incentivado la democracia y hay otras posturas que instalan conceptos como la posverdad o se reflexiona sobre cómo la política se hace más liviana con mensajes cortos como los tuits. Hay varias dimensiones de este tema que son interesantes”, cuenta.
En la primera charla que se realizó en Antofagasta el pasado 28 de abril, se abordó el tema de la iniciación de los niños en el mundo digital con Amanda Céspedes, renombrada neuropsiquiatra infantil. Céspedes es experta en el estudio comportamiento de niños y jóvenes y niños.
En la actividad Warnken, analizó junto a la investigadora las secuelas que podían producirse si los niños se entregaban completamente a lo digital, sin ningún filtro.
“Ella defiende que lo digital no debería entrar a la vida de los niños por lo menos hasta los 5 años. En ese momento de la vida, se desarrolla en el cerebro un proceso muy importante, relacionado con el desarrollo de la empatía. Desde muy pequeño el niño aprende a mirar los ojos de la madre, a escuchar su voz, mirar el rostro del otro, hoy día el tablet remplaza ese rostro. La pantalla sustituye el rostro y esto afecta el proceso de la empatía y puede producir personas autistas emocionalmente, los niños ya no miran a los ojos al hablar, no establecen contacto visual”.
Para Céspedes, pasado ese periodo, hasta los 5 años, el ideal sería integrar fuertemente a los niños a las distintas plataformas digitales. “Eso produce un efecto que hace con que ellos lleguen a la casa y van a querer descansar de lo digital, eso se convertiría en un sinónimo de colegio o escuela”, explica Warnken sobre la conclusión que llegó la investigadora.
La tecnología ha permitido tener acceso a una inmensa variedad de obras y autores, sin embargo, esa facilidad no significa, necesariamente, la formación de lectores. Para Warken este tema es mucho más complejo que simplemente poner a disposición de la gente una gran cantidad de títulos. Para él esto tiene que ver, entre otras cosas, con que muchas obras resultan muy complejas leerlas en formatos digitales.
“Los soportes digitales tienen una mayor capacidad de almacenamiento y, por lo tanto, permiten tener acceso a mayores fuentes, pero, indudablemente es muy agotador leer libros como La Guerra y Paz en un tablet. Creo que los formatos van coexistiendo. En un comienzo se hicieron predicciones catastróficas sobre la extinción del libro, se decía que desaparecería, pero, contrario a lo que se pensaba, hoy en día en el mundo se edita y publica más que nunca. Las misma predicción hicieron para la radio cuando apareció la televisión”.
“El canadiense David Sachs en La Revancha del Análogo dice que efectivamente vivimos en mundo completamente digitalizado, sin embargo, al mismo tiempo, comienza a surgir una nostalgia de lo análogo. Él ve este equilibrio como resultado de la intensa digitalización a la que hemos sido sometidos, como resultado de ello, ha surgido una cierta nostalgia de lo análogo, porque como seres humanos, somos biológicamente análogos, no digitales. Por lo menos hasta ahora”, agrega.
El avance tecnológico y de la ciencia ha generado entre investigadores y científicos una ola de predicciones sobre cuán rápido va cambiar la sociedad con el ritmo y el impacto de los avances de los últimos años.
“Encuentro fascinante los avances científicos, pero pienso que la mayoría de las predicciones no siempre resultan. Creo más en los artistas y en los escritores que en los futurólogos. La mayoría de las predicciones que se han hecho en los últimos 30 años no han resultado ser reales, se han manifestado grandes cambios, pero muy distintos a estas predicciones. Esta ciencia que pretende explicar todo, está sustentada también en un mito. La ciencia no es la realidad, es una forma de ver la realidad. Los pueblos antiguos tuvieron sus mitos, el mundo griego, que era un mundo más armónico y fascinante que el nuestro, era una cultura mítica, antes que llegará la filosofía. La ciencia sí es un paso en la evolución pero no sabemos si es el último”.
Warnken considera que convertir la ciencia en la verdad total le parece peligroso, y se muestra más crítico todavía con la posibilidad de una ciencia basada en un modelo teórico que tiene tendencia a explicar todo de manera reductiva y absoluta.
“A mí me parece que el misterio va a ser siempre más grande que la verdad. La ciencia tiene que avanzar humildemente y ha logrado cosas extraordinarias. Pero también está la mirada del artista, quién puede decir que la mirada artística o estética no tiene tanta verdad como la de la ciencia», reflexiona.