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Exposición «El peso de las cosas» de Paula de Solminihac en Sala Gasco

Exposición «El peso de las cosas» de Paula de Solminihac en Sala Gasco


Exposición «El peso de las cosas» de Paula de Solminihac

  • Sala Gasco Arte Contemporáneo,Santo Domingo 1061. Metro Plaza de Armas).
  • Del 3 de agosto al 22 de septiembre. Lunes a Viernes de 9:00 a 17:00 horas.
  • Entrada liberada.

A partir del 3 de agosto al 22 de septiembre la artista Paula de Solminihac, bajo la curatoría del colombiano José Roca, expondrá en Sala Gasco quince piezas que nacen a partir de la utilización de residuos de obras anteriores y de su metodología de trabajo que se sustenta en la observación de la transformación de la materia.

En una antigua panadería de los años 30, hoy adaptada para talleres que albergan a un grupo de artistas, se encuentra creando desde el 2010, la artista visual y profesora de la Universidad Católica, Paula de Solminihac.
Para la expositora todo residuo da vida a nuevos proyectos, todo sirve, todo se recicla y si no partimos de esta premisa, el arte de de Solminihac no se entiende. Testigo de ello es su taller inundado de paños, diarios, arcilla cruda, saquitos, envolturas de distinto tipo o cuanto material ya utilizado y reutilizado en obras anteriores exista.

La propuesta de Paula para esta muestra es distinta, hoy quiere tomar un rol de espectadora de ciertos procesos, tomar distancia, dejar que las cosas pasen y que sea el propio peso de las cosas las que hablen. Por ello, la artista aprovecha –por ejemplo– lo que pasa en el oculto y oscuro mundo subterráneo y deja que la putrefacción haga lo suyo.

La historia de la exposición comienza con el recuerdo de un hecho anecdótico: una tarde su abuela le cuenta que el palto (macho) tenía que tener una palta (hembra) para producir frutos. Buscando otro árbol que tuviera la misma condición, encuentra en el cerezo, el árbol que elegiría para su próxima obra. “La idea era tomar distancia de mi rol modelador y dejar que las cosas se automodelaran. Quería ser espectadora de ciertos procesos que yo provocaba o estimulaba”, explica.

En ese contexto, comienza a dar forma a lo que hoy es su exposición. En el 2015 –tras haber expuesto en Paris, Nueva York, Bogotá, Lima y Buenos Aires– vuelve a su taller y recicla toda la arcilla que tiene; arcillla cruda que durante muchos meses permanece en unos saquitos y éstos en unos baldes con arena y agua. El ambiente húmedo las automodela. Y en ese afán de provocar es cuando decide comprar los cerezos.
Huellas que dejan evidencia

La cerámica la cautivó desde joven. Primero en sus trabajos de investigación; luego, como materia para su licenciatura; más tarde, en el magíster y hoy es la fiel protagonista de sus muestras.
Para la directora de Nube –fundación dedicada a proyectos de arte y educación– la cerámica es valiosa no solo como material sino también en sus procesos, como cuando el fuego transforma al barro en cerámica. “Algo poco importante llega a ser muy importante como por ejemplo desde el punto de vista arqueológico, que a partir de un fragmento de cerámica construyen toda la historia de una civilización o para convertirlo en un recipiente para almacenar el alimento”, señala.

Para de Solminihac la cerámica tiene un rol mediador entre dos lenguajes, al igual que con los mapas y cartografías, otro elemento sobre el cual la artista ha trabajado mucho.

 

 

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