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Ópera Lady Macbeth de Mtsensk se impuso a la huelga del Municipal con «concierto» brillante Crítica musical

Ópera Lady Macbeth de Mtsensk se impuso a la huelga del Municipal con «concierto» brillante

La primera parte es a mi juicio la más sólida de la obra, ya que cuenta con el contrapunto del suegro Boris Ismailov recreado por el gigantesco bajo Alexey Tikhomirov. Este rol personifica al misógino, abusivo, repulsivo y ebrio que enfrenta a Katerina desde el deber ser. Sin duda, para los melómanos, ver la ópera en formato concierto fue una oportunidad para apreciar la gran música de Shostakovich con un elenco sobresaliente, un coro inspirado y una orquesta brillante.


Lady Macbeth de Mtsensk se impuso a pesar de la huelga del sindicato de los técnicos. En formato de concierto, la ópera prima de Shostakovich se presentó en el Municipal sin escenografía y la total inacción del coro. Solo los solistas representaron parcialmente sus roles.  Esta forzada presentación permitió disfrutar un espectáculo a medias donde el gran ganador fue el género.

El sindicato de técnicos está en huelga tras fracasar las negociaciones con la administración y esperaban afuera del Teatro al público que llegaba a la función. Señalaban que el director de finanzas rompió las confianzas al tomar acuerdos y desconocerlos, entregaban panfletos y muchos con pancartas. Conversando con algunos percibí que la tensión era máxima.

Con sentimientos encontrados entré al teatro para asistir a la ópera. El director del Teatro, Frederic Chambert, señaló que a pesar de la huelga, el teatro seguiría operando, lamentando que el trabajo del regisseur Marcelo Lombardero y su equipo técnico de cinco semanas no será visto. Tras el, el escenario solo tenía filas con sillas ordenadas. El mensaje de seguir adelante con la programación demuestra que en el Municipal no será fácil la negociación.

Como lo señaló Chambert, Shostakovich tiene un lenguaje de transición entre Kurt Weil y el singspiel con el romanticismo tardío de Mahler, tiene disonancias y combinaciones armónicas atonales las que combina junto a líricas melodías logrando grandes contrastes. Ahí está la riqueza musical de la ópera que el director musical Konstantin Chudovsky recogió con decisión junto a los músicos de la Orquesta Filarmónica. Desde el foso, la brillante emisión de colores demostró el excelente nivel de la orquesta que sobresale en los ricos interludios musicales.

La primera parte es a mi juicio la más sólida de la obra, ya que cuenta con el contrapunto del suegro Boris Ismailov recreado por el gigantesco bajo Alexey Tikhomirov. Este rol personifica al misógino, abusivo, repulsivo y ebrio que enfrenta a Katerina desde el deber ser. Por su parte, Katerina Ismailova, la mujer apasionada que no tiene límites para lograr su objetivo fue interpretado por Elena Mikhaylenko. Dueña de un sólido material, brillante emisión, timbre metalizado con imponentes agudos, confirmó su maestría. Debutó en Chile un rol complejo que fue ovacionada por el público.

Inolvidable será para la audiencia la aparición del espectral Boris en la mitad de la platea amenazándola.

El resto del elenco cumplió su cometido aportando algunas insinuaciones dramáticas de sus roles en este formato de concierto. Destacan entre los rusos, el rol de Serguei de un sólido Mikhail Gubsky y el sacerdote ebrio recreado con magistral humor por Alexander Teliga;  entre los roles, representados por cantantes locales, destacan Sergio Gallardo como molinero y jefe de Policía, Paola Rodríguez como Aksinya y  mujer convicta, Evelyn Ramírez como la amante de Serguei, Sonietka, el ebrio trabajador harapiento a cargo de Gonzalo Araya, el mayordomo y sargento a cargo de Javier Weibel, así como Matías Moncada en tres roles finalizando con tres trabajadores a cargo de Claudio Cerda, Gustavo Morales, y Francisco Huerta. El coro gran protagonista que bajo la dirección de Jorge Klastornick se apreció diferente y la proyección fue más efectiva en este formato de concierto.

Gran parte del público se quedó para la segunda parte y en ella destacamos la aparición en el escenario de algunos bronces que alegres celebran el matrimonio de Katerina con Serguei en uno de los famosos interludios orquestales de la ópera.

Sin duda, para los melómanos, ver la ópera en concierto fue una oportunidad para apreciar la gran música de Shostakovich con un elenco sobresaliente, un coro inspirado y una orquesta brillante. Algunos insatisfechos, de seguro, creerán que no fue lo que pagaron, pero la gran mayoría agradeció con una gran ovación una función de lujo.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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