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Como el pato de Quinta Normal se desinfla Canal Cultural: sería moneda de cambio para capitalización de TVN El canal de todos los chilenos vive sus horas claves

Como el pato de Quinta Normal se desinfla Canal Cultural: sería moneda de cambio para capitalización de TVN

Su salvataje no podría llevarse a cabo sin daños colaterales. Para alcanzar un acuerdo que rescate a TVN de la quiebra, se estaría barajando darle el tiro de gracia a la señal cultural, un proyecto emblemático de la agenda de cultura de la Presidenta, que anunció con bombos y platillos en la cuenta pública del 2015. “Los sacrificios no son del todo malos cuando se trata de salvar un problema mayor”, aseguran fuentes del Congreso. De este modo, la indicación para contar con una señal libre y sin publicidad sería el corolario de un proyecto que tuvo un nacimiento errático y que terminaría por desinflarse como el pato gigante de hule de Quinta Normal.


Fue uno de los proyectos más publicitados de la agenda cultural de Bachelet. El 21 de mayo del 2015 anunció que ese mismo año se pondría en marcha el primer canal cultural de Chile, gratuito, de libre disposición y sin publicidad. En términos simples: una BBC.

En dos años de tramitación la estación cultural dio tantos tropiezos, que muy pocos sabían de su contenido, aun cuando se presentó casi como la solución de la crisis de la TV, decantándose finalmente por un canal infantil, que de la BBC ya poco o nada tenía.

La Mandataria precisó, el 2016, que el canal cultural iba a contar con una inversión de US$25 millones, una suma que, pese a su cuantía –según fuentes que manejan el mercado de televisión–, significaba apenas un impulso inicial, porque una estación televisiva que se presenta como sin publicidad, no podría mantenerse en el tiempo y mucho menos acceder a contenidos de calidad sin un financiamiento claro de otro origen. Ya en ese tiempo, las voces más críticas señalaban que el canal podría convertirse en una entrada fija para “los amigos de los amigos” del mundo audiovisual. Para TVN, desde su anuncio, era más bien una “mochila pesada” de cargar.

Transcurrido poco más de un año, el Gobierno rebajó su petición de financiamiento a US$ 18 millones, pero ahora, cuando ya se entró en los descuentos, el proyecto del canal cultural podría tener sus horas contadas, toda vez que se estaría transando como moneda de cambio para alcanzar acuerdos y así lograr capitalización financiera de US$47 millones para TVN.

El proyecto, que partió como caballo inglés, terminaría desinflándose como el “pato gigante” en la Quinta Normal en el reciente Festival Hecho en Casa.

Trayectoria errática

La trayectoria del canal cultural fue siempre errática, como demuestra su tardía inclusión en la señal de TVN. De hecho, muchas voces señalan que debería haber surgido desde allí y no aparte.

En sus inicios estuvo metido el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), que cumplió con una propuesta de orientaciones programáticas para esa estación de TV, que surgió de unos seminarios internacionales sobre el tema organizados por el propio CNCA en 2015, como recuerda una fuente de esa entidad.

Sin embargo, hace dos años pasó a la Secretaría General de Gobierno (Segegob). Allí el proyecto fue comandado por el conocido productor cinematográfico Bruno Bettati, cuando el ministerio era liderado por Marcelo Díaz, pero la salida de este, en noviembre de 2016, y su reemplazo por Paula Narváez, significó que también Bettati abandonara el barco.

[cita tipo=»destaque»]Hoy el panorama es desolador, y no está en juego el canal cultural sino TVN en su conjunto. Por esto, senadores de derecha como Andrés Allamand y Baldo Prokuriza, con toda lógica, creen que no tiene mucho sentido pensar en la señal artística cuando es la existencia de la propia casa matriz la que está en juego. Allamand fue parte del equipo negociador de la oposición que presentó al Ejecutivo una propuesta de seis puntos para “salvar” a TVN. En estos, se considera que “una de las cosas que parecen bastante obvias es postergar la señal cultural mientras el canal sobrevive. Es de sentido común”, aunque insiste en que no hay una “oposición conceptual” a la señal de cultura. Parte de esa negociación es también respecto al destino de los US$18 millones.[/cita]

Díaz había señalado que se trataba de un tema complejo y que la Segegob debatía el proyecto con pares del Ministerio de Educación y el CNCA, convocando incluso a la sociedad civil. Ello no impidió que prometiera ingresar un proyecto de ley respectivo a fines de 2015 y plantear que esperaba que se hiciera realidad durante 2016, aunque ya entonces había dudas sobre el financiamiento, en medio del ajuste fiscal y la crisis que ya golpeaba a TVN.

Al tema financiero se sumaban dificultades políticas, porque la idea de un canal público, abierto, gratuito y cultural “en manos del Gobierno” probablemente no generaba consenso ni siquiera al interior de la Nueva Mayoría, así como el espinoso asunto de designar a sus autoridades, ya fuera mediante un directorio al estilo TVN o un director ejecutivo con mayor poder.

El recorrido de la iniciativa ha sido una verdadera saga, concede Bettati.

“El próximo año se cumplirán 10 años de trámite desde la indicación sustitutiva original de 2008. Mientras, para el segmento más pobre de Chile (el “E”), la TV abierta sigue siendo su único acceso a la cultura y la información”, señala.

La crisis de TVN

La crisis de TVN, que el mandato de Bachelet inició con números azules y hoy está en la bancarrota, con sus propiedades hipotecadas a los bancos vía leaseback, ahorros agotados y una fuerte incertidumbre en momentos en que se deben negociar nuevos acuerdos con los avisadores, surgió para algunos como una oportunidad para el canal cultural.

Como Televisión Nacional de Chile no puede recibir dinero del Estado, la fórmula pensada era que el nuevo canal cultural, para el cual se iba a destinar un presupuesto anual de 25 mil millones de pesos, pagara por sus servicios de señal a TVN, permitiendo por esta vía que ingresase un flujo de dinero estable a la estación pública, escribió este medio en diciembre de 2015.

Por eso en el Ejecutivo algunos creían que la señal artística sería un medio ideal para el salvataje de TVN, cuyo directorio, liderado por el socialista Ricardo Solari, ha sido duramente criticado en medio de una crisis televisiva que, por otro lado, efectivamente afecta a toda la industria.

La caída de la audiencia en general y la mudanza de los espectadores, especialmente los más jóvenes, a plataformas como celulares y el cable, ha provocado una caída de los ingresos publicitarios a todo nivel, y también ha afectado a los canales privados. La diferencia es que estos tienen la posibilidad de recibir inyección de capital de sus dueños, como en el caso del Grupo Luksic y el Canal 13. TVN, en cambio, tuvo que endeudarse en 50 mil millones de pesos en tres años y medio.

A esto se suman los errores propios atribuidos a Televisión Nacional, como proyectos fracasados en rating, los millonarios sueldos de “rostros” y gerentes, y el financiamiento de programas que ni siquiera alcanzaron a ser emitidos. Una crisis que devoró a varios directores ejecutivos, primero Carmen Gloria López, luego Alicia Hidalgo y que hoy amenaza en el cargo al veterano Jaime de Aguirre, que llegó en diciembre pasado.

Panorama actual

Hoy el panorama es desolador, y no está en juego el canal cultural sino TVN en su conjunto. Por esto, senadores de derecha como Andrés Allamand y Baldo Prokurica, con toda lógica, creen que no tiene mucho sentido pensar en la señal artística cuando es la existencia de la propia casa matriz la que está en juego.

Allamand fue parte del equipo negociador de la oposición que presentó al Ejecutivo una propuesta de seis puntos para “salvar” a TVN. En estos, se considera que “una de las cosas que parecen bastante obvias es postergar la señal cultural mientras el canal sobrevive. Es de sentido común”, aunque insiste en que no hay una “oposición conceptual” a la señal de cultura. Parte de esa negociación es también respecto al destino de los US$18 millones.

Prokurica, en tanto, si bien no forma parte del equipo negociador, posee el mismo enfoque de Allamand. “El Gobierno tiene mal ubicadas sus prioridades. Estamos frente a un incendio, un incendio de magnitudes, y hay que salvar el edificio central y no construir uno más. Es una cuestión de lógica”, expresa.

Aunque con opinión distinta, el senador Guido Girardi también confiesa estar metido en un “lío mayor”.

“La TV está en crisis, pero yo soy partidario de que una de las dos señales de alta definición sea para contenidos culturales, de regiones, infantiles y científicos, que no dependa del rating ni los gerentes de marketing”, señala.

La confianza de Girardi choca, sin embargo, con las negociaciones que se estarían realizando en estas últimas horas, que tienen a la señal cultural como el pato de la boda y, que incluso, llevaron a la vocera de Gobierno, Paula Narváez, a plantear que la votación podría demorar un día más, maniobra para intentar ganar más tiempo, a fin de alcanzar los acuerdos.

Un problema de apuro

Para Bettati, el apuro por resolver el problema de corto plazo de TVN ha dejado a un lado el corazón del proyecto: el canal cultural. “Pero las capitalizaciones no resuelven apuros, sino inversiones”, comenta.

“Por otro lado, sin razón alguna se le quitó la concesión de radioespectro para el canal cultural. No hay ninguna razón técnica para haber hecho eso, salvo tenerle miedo al Tribunal Constitucional. De nuevo los apuros. Hay una mirada excesivamente cortoplacista en el debate en torno al actual proyecto de ley. CNCA y Mineduc publicaron, hace tiempo ya, una propuesta de orientaciones programáticas del canal, un insumo participativo”, detalla.

¿ Qué opciones tendría este proyecto en un eventual Gobierno de Piñera en 2018?

“El proyecto de ley está en el Congreso, ya salió del Ejecutivo. El mejor escenario es trasladar el proyecto de ley a comisión mixta, dado que de nuevo hay interés por hablar de TV pública. Qué mejor que abrir un espacio de debate entre diputados y senadores, y abrir un año de debate al respecto. Se vienen además elecciones, una oportunidad para parlamentarizar el debate de televisión pública, volverlo parte de las campañas, que necesitan contenidos”, remata.

Para el productor, el Congreso (el actual y el que viene) tiene una gran responsabilidad por delante en esta materia: recuperar el uso público de la televisión, “pero entender que la TV pública no es ‘la TV del Gobierno’ o ‘del Congreso’, sino que plenamente independiente de los poderes del Estado”.

Sin embargo, hoy por hoy, el tiempo apremia. Fuentes de TVN estiman que la plata alcanza solo para el verano, con lo cual la votación en el Senado resulta clave. Lo incierto son los montos –si TVN recibirá los US$47 millones, y a cambio de qué– y qué pasará con los US$ 18 millones pedidos por La Moneda para el canal cultural: si se sumarán al presupuesto de Televisión Nacional o simplemente quedarán fuera, sepultando, para el presente mandato, uno de los proyectos más emblemáticos de la administración de Bachelet.

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