Festival de Cine de Berlín
El cine chileno vuelve a estar presente este año en la Berlinale, con dos cintas en la programación oficial y diversas proyecciones en el European Film Market (EFM), con el fin de exhibir ante los profesionales del sector una selección de sus mejores proyectos, que incluyen por primera vez la televisión.
La delegación chilena en Berlín está encabezada por el ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Ernesto Ottone, quien, en declaraciones hoy a EFE, destacó la buena reputación del cine chileno a nivel internacional.
Los premios recibidos por el cine chilenos en los últimos diez años demuestra que hay «calidad» en intérpretes y directores, lo «que permite soñar con que Chile en un par de años más está posicionado como parte de un mercado amplio de América Latina que va a dejar sin duda además muchos ingresos», afirmó.
El sector, añadió, puede ser además «muy lucrativo», tanto para filmaciones, por ejemplo en materia de localizaciones, como al «exportar servicios especializados en distintos campos del audiovisual».
Según Constanza Arena, directora ejecutiva de CinemaChile, agencia de promoción internacional del cine y de la producción audiovisual, el EFM y la Berlinale han sido «una punta de lanza» en la estrategia de internacionalización del cine chileno, que esta año exhibe en el festival «La casa lobo», de Cristóbal León y Joaquín Cociña, y «Marilyn», coproducción con argentina dirigida por Martín Rodríguez Redondo.
La presencia de CinemaChile por sexto año consecutivo en el EFM es «una muestra clara» del crecimiento que ha tenido el cine chileno en Berlín, pero también a nivel nacional, señaló.
Por otra parte, las películas chilenas que han estado en la selección oficial de la Berlinale desde «Gloria», de Sebastián Lelio, en 2013, han facilitado que jóvenes productores, directores y películas más pequeñas en secciones paralelas del festival se abrieran un camino de distribución internacional «muy importante», añadió.
«La marca, la reputación del cine chileno creo que está muy agradecida de Berlín, de la Berlinale, porque aquí comenzaron grandes cosas y es uno de los festivales mas importantes del mundo que ha puesto a Chile en el ojo, en la retina mundial», destacó.
Una asignatura pendiente en materia de internacionalización del cine chileno es, por ejemplo, crear iniciativas o incentivos a la inversión extranjera, como ocurre en otros países de la región, e invertir en recursos para servicios de producciones locales o bien para favorecer la coproducción.
En este sentido, Florencia Rodríguez, productora de Oro Films, consideró que el EFM es una plataforma ideal para buscar coproducciones -el formato preferido de los cineastas independientes-, para vender y también «posicionar las obras chilenas que ya están realizadas a un nivel internacional».
Chile ha firmado en los últimos tres años más de 60 acuerdos de coproducción con países latinoamericanos y también europeos.
Un nuevo filón, según el ministro Ottone, son las coproducciones existentes «de muy buena calidad» en torno a la televisión.
Algunas se están vendiendo a plataformas como Netflix, señaló Ottone, quien apuntó a que existe un mercado más allá del latinoamericano, en línea con la estrategia que sigue España, que cuenta con «un público muy fuerte» en torno a las series que filman.
Para el ministro, el «gran desafío» ahora es crear audiencias en Chile para el cine chileno, con una producción que pasó de 4 películas al año, hace 15 años, a más de 60 filmes estrenados anualmente hoy, algo que debe lograrse a través de distintas plataformas y no sólo en las salas de cine.
Gabriela Sandoval, directora de SANFIC, el Santiago Festival Internacional de Cine, explicó por su parte que acude a la Berlinale en busca de películas que puedan «hacer premiere latinoamericana o premiere en Chile», al igual que la cita chilena supone «una plataforma para mostrar lo nuevo del cine chileno y latinoamericano a programadores internacionales».
