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Crítico literario alemán Jörg Magenau: «No hay un código para escribir un bestseller» El autor revisa el fenómeno de los «superventas» y como reflejan el estado de ánimo de una sociedad

Crítico literario alemán Jörg Magenau: «No hay un código para escribir un bestseller»

¿Qué es lo que define a un éxito de librerías? ¿Qué es lo más comprado y más leído en Alemania? Entrevistado por DW, el crítico literario Jörg Magenau nos cuenta si existe una receta para el éxito.


¿Lee Usted regularmente las listas de los «bestseller»?

Jörg Magenau: ¡Si, la verdad es que sí, muy regularmente! En primer lugar por razones profesionales, porque es muy importante saber, cuáles son los libros que realmente se venden bien. Pero también lo hago por interés personal. Es también una curiosidad casi deportiva, como cuando me intereso por los resultados de la Bundesliga. En general uno se interesa por los ránkings o sistemas de orden, por saber quién es clasificado dónde…

… o sea, ¿una especie de «placer por la lista»?

¡Sí! Es el placer por la lista. Es también el placer de saber, cuáles son los temas virulentos en el momento. Y eso se puede descubrir también leyendo la lista de los libros más vendidos.

En su libro, usted dice que los «bestseller» reflejan el estado de ánimo de una sociedad. ¿Qué reflejan las listas de superventas de los últimos dos años?

Sobre todo la gran tendencia a los libros acerca de la naturaleza, tanto en las obras literarias como en los libros científicos. Por ejemplo, «Historia de las abejas» de Maja Lunde fue un gran éxito de ventas, con muchos capítulos que hablan sobre la muerte de las abejas. O Peter Wohlleben con su libro sobre el bosque y los secretos de la naturaleza. Claro que también incluiría a libros sobre salud de Eckart von Hirschhausen o el de Giulia Enders, «La digestión es la cuestión». Éstos describen y comprenden al ser humano también como un ser que forma parte de la naturaleza. Es una tendencia general que observo desde hace 15 o 20 años: intentamos explicarnos el mundo cada vez más de manera científica. Quizás es porque buscamos un poco de descanso, como cuando estamos de vacaciones y no queremos que se nos maltrate constantemente con política y demás problemas.

 

Al parecer esta tendencia desplazó un poco al interés por lo histórico, lo contemporáneo. ¿Por qué?

Creo que esto tiene que ver con el cambio de época que vivimos en 1989. En general se cree menos en el progreso que en la historia escrita por el ser humano. Se cree más bien en procesos naturales, en cambios duraderos, que son importantes. Esto conllevó a una «conmutación general del pensamiento» y a otras perspectivas. Y ésto se expresa en libros sobre la naturaleza, como los de Peter Wohlleben.

Por otro lado, para quien se interese por la naturaleza incide también el aspecto ecológico. Los libros que se convierten en éxitos de venta tratan muchas veces de la desaparición, de algo que extrañamos o de algo que tememos perder. Se está de luto por algo que se perdió. La naturaleza se tambalea, aunque de hecho ya no existe una naturaleza pura: se trata siempre de un paisaje civilizado y elaborado agriculturalmente. La naturaleza existe aún en los libros y es allí donde más nos ocupamos de ella, porque en la realidad ya no existe más.

Unos escalones debajo, si dejamos de lado el aspecto global, se encuentran los libros que dan consejos directamente a las personas y que muchas veces también alcanzan las superventas…

Pero ese es un fenómeno atemporal. Los libros de autoayuda son un género en sí y son clasificados por separado en las listas de «bestseller». Por lo general abordan las preocupaciones de las personas: la preocupación por una buena vida, por la salud, por la convivencia ideal, en la combinación que sea.

La «madre de todos los libros de autoayuda» es «Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir», de Dale Carnegie. Ya el título mismo expresa la meta de todos los libros de consejos: reducir las preocupaciones al mínimo y ofrecer una ayuda pragmática para vivir. El caso de Carnegie es muy interesante también por tratarse de un libro de los años 40. Pero en Alemania fue publicado después de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en un «mega-longseller» recién en los años 80 y 90. Se fue desarrollando por décadas, hasta que llegaron los años 90, en los que encajó perfectamente, con temas como el auge de la bolsa, los nuevos mercados o los alemanes del este, que empezaban a ensayar el capitalismo. Es un fenómeno interesante que se recurriera entonces a las crudas prédicas televisivas de los años 40, trasladándolas al presente. Todo esto lo reflejan las listas de los libros más vendidos.

Veamos ahora los éxitos de librería literarios. Usted escribe sobre la época después de 1945 y escribe sobre «El perfume», de Patrick Süskind. También nombra «El lector» de Bernhard Schlink o menciona a autores como Daniel Kehlmann y Uwe Tellkamp. ¿Hay algo de mayor relevancia en ellos? ¿Cuál es la razón por la cual ciertas novelas alemanas figuran en la lista de las más vendidas?

No se puede decir realmente que haya algo de mayor relevancia. En el caso de los libros de divulgación científica están en primer plano los temas, éstos revelan el estado de ánimo actual.

Si nos fijamos en la lista actual de «bestsellers» probablemente no sea casualidad que encontremos allí a «Tyll», una novela de Daniel Kehlmann que ocurre durante la Guerra de los Treinta Años. Esto no se debe únicamente a que se cumplan 400 años de la Guerra de los Treinta Años, sino a que esta novela permite al lector reconocerse en el presente de este tiempo. «Tyll» describe también una época de desmoronamiento de los sistemas de valores y del orden en general. Ya ni se sabe quién lucha contra quién. Kehlmann dijo en una entrevista que la situación en Siria le recuerda mucho a la situación en Europa hace 400 años y que su libro responde a esta impresión del mundo.

¿Qué otras razones hacen que una novela se convierta en un éxito de ventas?

Los libros literarios por lo general no se orientan tanto en determinados temas. Pero si buscamos algún patrón, que convierta a un libro en un «bestseller», yo pude detectar dos. Muchas veces se trata de libros en los cuales aparecen lectores, el ejemplo más popular es sin duda «El lector» de Schlink. Al parecer a muchos lectores les gusta el hecho de que el libro trate de la lectura, que el leer sea reflejado allí y de que el lector se reconozca a sí mismo.

El segundo patrón es el de los héroes con los cuales nos podemos identificar porque son bastante normales, pero que tienen algún defecto, alguna flaqueza. Como Grenouille, el protagonista de «El perfume», que es jorobado y viene de una familia pobre. O como Oskar Matzerath, en «El tambor de hojalata», de Günter Grass, que deja de crecer. Son figuras literarias que a partir de una limitación desarrollan capacidades extraordinarias. Esto es algo con lo cual se puede identificar mucha gente, en el sentido de: yo también tengo mis limitaciones, pero quizás llegue a mi manera a encontrar mi lugar en el mundo y lograr algo grande.

Usted escribe también sobre un código para «bestsellers», si bien es imposible que éste exista – por más que haya expertos que intenten decodificarlo. Porque si existiera, entonces bastaría con seguir ciertas instrucciones para producir un nuevo «bestseller»…

Algunos son escritos de manera bien simple. Pero esos no me interesaron. No me interesa la mercadería proveniente de la manufactura de «beststeller», que produce siempre lo mismo durante décadas, ya sea John Grisham o quien sea. Esto no puede funcionar porque el éxito de un libro no depende del libro mismo, sino que tiene que coincidir también con determinado estado de ánimo. El libro siempre necesita a la sociedad que lo sostenga, un momento actual, un debate cultural a su alrededor, temas virulentos a los cuales referirse.

Esto no es algo que se pueda planificar, porque un libro muchas veces es diseñado ya en el catalógo editorial dos o tres años antes de ser publicado. Tampoco se puede planificar el éxito porque lo que vale para un país, no vale necesariamente para otro. Es por esto que muy rara vez hay «bestseller» internacionales. En cada país predomina otro debate, reina otro estado de ánimo. Los „béstseller» nacionales funcionan como un termómetro, que mide e indica cuáles son los puntos álgidos de una sociedad, dónde hay fastidio, rabia, rencor, preocupaciones, anhelos y miedos.

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