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Herramientas de educación antirracista: la nueva carencia de los profesores en aulas con niños multicolor CULTURA

Herramientas de educación antirracista: la nueva carencia de los profesores en aulas con niños multicolor

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Un reciente sondeo hecho entre docentes reveló que la mayoría reclama por la falta de herramientas pedagógicas a la hora de enfrentarse con aulas que incluyen niños extranjeros. La Escuela República de Alemania del Barrio Yungay, en Santiago centro, con 80% de niños de origen migrante, cuenta con más de 15 años de experiencia a partir de su modalidad de recibir a menores sin importar su situación legal.


Talía y Jesús son alumnos de 8° básico y entran a la Escuela República de Alemania todos los días a las 7:45 de la mañana. Tras las clases de media mañana, ella almuerza en el colegio, mientras él come una colación que le hace su mamá. Por la tarde, ambos asisten al taller semanal de vóleibol. Él, además, va al de matemática. A las 15:00 horas terminan las clases. En general la escuela les gusta. Son niños como cualquier otro, con una salvedad: son migrantes.

Ella es de Paraguay (San Pedro) y lleva cuatro años en Chile; él, de Venezuela (Mérida), unos meses. Talía está sola con su hermana (su madre falleció y su padre tenía otra pareja). Por eso su hermana se la trajo. Él vino «por la situación económica. Para comprar algo, necesitas cinco o seis sueldos mínimos para una canasta básica». Llegó con su madre: su padre se quedó en Venezuela con su abuela. Ambos son un ejemplo de una característica usual entre ellos en esta entidad, que se caracteriza por recibir niños sin documentación: son de familias monoparentales.

En clases, él ve algunas cosas que «ya había visto en Venezuela, otras son nuevas». De su escuela le gusta la «multiculturalidad, en Venezuela solo había algunos compañeros colombianos». De sus amigos aprenden «nuevas palabras, tradiciones, comidas y bailes».

En esta escuela, el 80% de los alumnos es de origen migrante. En este 8° básico, además, hay niños de Perú, Ecuador y Colombia, mientras en el resto del colegio también hay alumnos de Argentina, Bolivia y República Dominicana. Hace unos años, la Escuela República de Alemania estuvo a punto de desaparecer por falta de estudiantes. Hoy sus cursos están llenos, con hasta 35 alumnos por curso. La escuela además cuenta con un equipo especializado de asistente social, sicólogo y otros profesionales para atenderlos. Y tiene otro lujo: en algunas clases hay hasta dos docentes por aula. Es que la preocupación por sus alumnos es máxima.

El Censo Docente Migración

Que los migrantes han llegado para quedarse, es una realidad. También en las escuelas. ¿Pero cómo han lidiado los profesores con esta nueva realidad?

La semana pasada, la plataforma EduGlobal dio a conocer los resultados de un Censo Docente Migración al respecto y que realizó entre 1.754 profesores, de los cuales 1.033 tienen en sus aulas a estudiantes inmigrantes.

Su objetivo fue «identificar la percepción que tienen los docentes de los y las estudiantes migrantes; visibilizar estrategias de inclusión desarrolladas por los docentes y los establecimientos y conocer sus fortalezas y debilidades para abordar la diversidad multicultural, desde los recursos propios, institucionales y del sistema educacional».

Patrocinado por el Ministerio de Educación y la Municipalidad de Santiago, el estudio –realizado entre octubre y noviembre del 2017– fue desarrollado por la red de servicios para la educación EduGlobal y la Fundación Interhumanos, enfocada en el choque cultural que se produce en distintos tipos de organizaciones con la diversidad cultural. También contó con la colaboración de la Vicaría para la Educación, el Programa Interdisciplinario de Estudios Migratorios (PRIEM) y Educación 2020.

[cita tipo=»destaque»]Al ser consultados, desde la experiencia con alumnado migrante, sobre las herramientas que requieren para trabajar en el aula, los profesores dicen necesitar estrategias para la educación antirracista (74,6%), orientaciones pedagógicas para adecuar el currículo (78,8%) y habilidades blandas interculturales (84,1%). En tanto, más del 80% del profesorado encuestado considera que la principal herramienta de formación inicial para enseñar en aulas migrantes es la de Habilidades Blandas Interculturales.[/cita]

En relación con estos resultados, Mercedes Celedón, CEO de EduGlobal, destacó que «los profesores que participaron en nuestro estudio tienen claro que para enseñar en aulas multiculturales requieren conocer herramientas pedagógicas interculturales y desarrollar habilidades blandas en esta temática. Hoy contar con este tipo de experticia da mayores oportunidades en el mercado laboral docente, pero mañana será un requisito propio del perfil profesional».

En tanto, la cofundadora de la Fundación Interhumanos, Paulina Naudon, remarca que el censo visibiliza que «los docentes y establecimientos educacionales deben transitar hacia un enfoque intercultural y desarrollar una gestión de la diversidad cultural. Actualmente, se realizan manifestaciones folclóricas en los establecimientos, muy necesarias para reconocer que existen distintas nacionalidades en las escuelas, pero insuficiente para alcanzar una integración efectiva que potencie el desarrollo de todos los alumnos, chilenos y no chilenos».

El senador Juan Ignacio Latorre, de Revolución Democrática, manifestó a este medio que «los datos arrojados por el estudio dan cuenta de la necesidad de generar mecanismos de inclusión que permitan apuntar hacia una educación intercultural. Esto no es más que aplicar criterio de realidad dada a la diversidad de niños que entran a los establecimientos educacionales».

Según cifras del Mineduc (2017), 76.813 estudiantes provienen de otros países, mayoritariamente de América Latina, que representa menos del 2,2 de la matrícula total a nivel nacional, pero aún así el desafío es mayúsculo.

«Los gobiernos han tomado en cuenta demasiado tarde algo que viene sucediendo desde los años 90», lamenta María Emilia Tijoux, socióloga y académica de la Universidad de Chile, en referencia a los migrantes que comenzaron en los años 90, en coincidencia con las crisis en sus países de origen y el cierre de las fronteras de Europa y Estados Unidos.

«Habría sido importante comenzar a preocuparse en aquella época del asunto para ver cómo enfrentarlo. En el caso de la educación, los niños vienen con un currículo de su país y tienen internalizados los modos de trabajo del mismo. Eso pasa en lenguaje, en matemática o en deportes. Los docentes también precisan que las universidades comiencen a entregar en las carreras de pedagogía, pero también en sicología, sociología y antropología, características generales por lo menos de las migraciones de hoy, con un objetivo de comprensión a las comunidades que llegan», sostiene.

Los docentes y el shock cultural

Carla Contreras y Rosario Ávila son profesoras de un 2° básico de 34 alumnos. La primera lleva cinco años; la segunda, unos meses. Ambas se licenciaron en la Universidad Católica. Nunca se imaginaron trabajar con niños migrantes. Tampoco lo vieron en sus prácticas. «En la UC nos educan para enseñar a otro tipo de niños, de clase más acomodada», admite Contreras. «Uno habla de la diversidad en general, pero no la migración», complementa su colega.

De su trato con los niños se desprenden diversas problemáticas. Unos son los antecedentes educacionales, de niños que cuentan que en sus países los docentes aún castigan físicamente a sus niños o les piden «dar ocho vueltas a la cancha, barrer la sala cuando no hacen la tarea o encerrarlos en un cuarto, cosas acá impensadas».

También vienen con un currículo diferente, como aprender a escribir con distintos tipos de letra. «En matemáticas los venezolanos vienen bien», comenta Ávila, «muy educados y respetuosos con la autoridad», dice su colega. Los colombianos, en tanto, llegan tras haber aprendido muchas más cosas que las que se enseñan por currículo en Chile, como multiplicar y dividir, afirma Contreras.

Otras cosa que interfiere en la educación o incluso en las pruebas (también el Simce) es algo tan simple como el uso de palabras diferentes. «Una vez estaba en una clase de ciencia y hablaba de la ampolleta, pero algunos no me entendían. Entonces uno me llamó y me dijo ‘nosotros le decimos bombilla'», recuerda Contreras.

Respecto al trato entre los niños, allí la nacionalidad no es tema, destaca ella. «Son niños, se tratan por afinidad, como en cualquier otro colegio», complementa su compañera. «Ellos juegan, no les importa de dónde eres, o a veces preguntan ‘cómo se juega esto en tu país'». Incluso, a veces, los hijos de los migrantes son «más chilenos que los propios chilenos».

Marcelo Ampuero, profesor de educación física, destaca el origen pluriclasista de los alumnos: algunos vienen de estratos altos y otros de orígenes más humildes. Eso también pesa a la hora de aprender.

Resultados del Censo Docente Migración

El Censo Docente Migración tuvo varios resultados. Por ejemplo, en la percepción de los docentes sobre sus aulas multiculturales, con respecto a las principales dificultades de aprendizaje que enfrentarían los estudiantes migrantes, el 72,7% de los docentes cree que se deben a falta de estrategias de apoyo o de nivelación, como cursos de español o la intervención de un mediador cultural.

Asimismo, el 43.5% de los maestros sostiene que las evaluaciones están diseñadas solo para el estudiante chileno y que 43.3% piensa que estas dificultades se deben a que sus alumnos extranjeros tienen necesidades educativas especiales NEE.

Los resultados del censo también arrojaron una percepción positiva del alumnado migrante por parte de los docentes. Sobre la conducta de los estudiantes migrantes con respecto a sus pares chilenos, el 60.1% destaca que tienden a ser más empáticos, más responsables con sus labores (56.8%) y más participativos (53.6%).

Sin embargo, un 38.3% advierte que la convivencia escolar en aula con estudiantes migrantes se puede ver afectada porque tienen costumbres muy diferentes a las chilenas y un 17.2% afirma que los alumnos extranjeros rechazan normas de conducta usuales. Un 12.5% señala que la convivencia es afectada cuando los profesores cuestionan a sus estudiantes migrantes por razones culturales, lingüísticas o de apariencia física.

En la Escuela República de Alemania, «uno de los sellos es la inclusión, en particular de los que provienen de otras latitudes», resalta Luis Vicencio, encargado de Convivencia.

«Efectivamente se crea un clima de encuentro. Ha habido una comunidad de profesores que comenzó a entender ese fenómeno (la migración) que empezó hace diez años. Pero además muchos alumnos vienen de hogares muy precarios, que pasan mucho tiempo solos porque sus padres se dedican a trabajar, entonces, la escuela es un lugar de afecto, de contención. Tuvimos, por ejemplo, un curso muy desordenado, donde había un niño asperger. Pero nadie lo molestaba y, cuando se descompensaba, los más malulos le ayudaban y traían agua, había una relación de solidaridad».

Sobre la formación inicial docente y el sistema educacional chileno

Según el Censo Docente Migración, los profesores sostienen que son aún formados para trabajar con un alumnado que posee los mismos valores, costumbres e idioma y el 93% dice que se necesitan adecuaciones a la formación inicial docente sobre pedagogía intercultural. Solo 24% afirma haber sido formado para integrar alumnado migrante.

Al ser consultados, desde la experiencia con alumnado migrante, sobre las herramientas que requieren para trabajar en el aula, los profesores dicen necesitar estrategias para la educación antirracista (74,6%), orientaciones pedagógicas para adecuar el currículo (78,8%) y habilidades blandas interculturales (84,1%). En tanto, más del 80% del profesorado encuestado considera que la principal herramienta de formación inicial para enseñar en aulas migrantes es la de Habilidades Blandas Interculturales.

El 64.6% de los profesores con alumnado migrante piensa que el sistema educacional chileno hoy brinda las mismas oportunidades para los y las estudiantes, independientemente de su nacionalidad. Sin embargo, el 68.5% plantea que el sistema no impulsa un marco normativo de las migraciones en Chile, con énfasis en la niñez y la dimensión educativa pertinente a la realidad de los estudiantes migrantes en las escuelas.

En cuanto a los apoyos que requieren del sistema educacional, más del 90% de los maestros cree necesitar orientaciones interculturales, apoyo pedagógico en el aula y capacitaciones gratuitas.

En relación con el apoyo que el sistema educacional debe brindar a los profesores de aulas multiculturales, más del 90% de los docentes con alumnado migrante y sin alumnado migrante considera necesarias las capacitaciones gratuitas y orientaciones interculturales.

A la hora de dar consejos a sus pares, Ávila recomienda algo tan simple como «escuchar» y darse el tiempo para que los niños se desahoguen o cuenten sus penas.

Por algo, Contreras recuerda a ese niño colombiano que vivía en Chile porque sus padres lo habían maltratado, y que en el trato diario era muy violento.

«El día que se fue –porque se tuvo que mudar– me dio las gracias. Me dijo que las únicas personas que lo habían tratado con amor en la vida eran su abuela y yo, y que en esta escuela había aprendido a que las cosas se podían solucionar de otra forma».

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