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Testigos del cambio de época: directoras de cine adelantan que lucha feminista será de largo aliento CULTURA

Testigos del cambio de época: directoras de cine adelantan que lucha feminista será de largo aliento

Ellas han retratado las problemáticas de la mujer en sus obras. Marcela Said mostró el machismo brutal existente en Chile en su película «Los perros», que cuenta la historia de amistad entre una mujer de clase alta y un ex militar involucrado en los crímenes de terrorismo de Estado. Constanza Figari, en el filme «Siete semanas», abordó el calvario que sufre una joven que evalúa someterse a un aborto. En tanto, Marialy Rivas, en «Joven y alocada», habló sobre una chica que vive libremente su sexualidad. «Va a ser una lucha larga como todas las luchas, como todas las revoluciones, porque al final se están peleando espacios de poder, y porque hay gente que tiene que soltar el poder. Eso siempre es complejo», dice esta última.


No es una época de cambio, sino un cambio de época. Eso es lo que ven tres directoras de cine en medio del mayor movimiento feminista de los últimos 40 años en Chile, surgido en un contexto mundial y nacional particular y la vigorosidad de las redes sociales.

Las tres han retratado las problemáticas de la mujer en sus obras. Marcela Said (1972) mostró el machismo brutal existente en Chile en su película Los perros (2017), que cuenta la historia de amistad entre una mujer de clase alta y un ex militar involucrado en los crímenes de terrorismo de Estado. Constanza Figari (1991), en el filme Siete semanas (2016), abordó el calvario que sufre una joven que evalúa someterse a un aborto. Y Marialy Rivas (1976), por su parte, en Joven y alocada (2012), habló sobre una chica que vive libremente su sexualidad.

«Va a ser una lucha larga como todas las luchas, como todas las revoluciones, porque al final se están peleando espacios de poder, y porque hay gente que tiene que soltar el poder y nadie lo hace así nomás», reflexiona Rivas.

«Eso siempre es complejo, porque implica postergarse, que es lo que han hecho las mujeres por milenios. Implica que los hombres den un paso a un lado, pero no sé si lo van a lograr», agrega.

Acoso y humillación en los 80

Said salió recientemente a la luz al denunciar el acoso que sufrió a manos de un académico de la Universidad de Chile cuando estudiaba Artes, a los 18 años. Una colega suya, la documentalista Carmen Luz Parot, reveló la humillación que sufrían las mujeres en la cátedra de Jaime Guzmán, durante las clases de Derecho en la Universidad Católica.

Cineasta Marcela Said.

«Desde muy chica tuve un conflicto con lo femenino, porque me daba cuenta de que las cosas que me gustaban no eran para mí, porque la sociedad lo decía así», recuerda Figari. «Con el tiempo me di cuenta de que el problema no era yo, sino una sociedad estructurada hace miles de años para tratarme como una persona de segunda clase», añade.

Estos testimonios salen a la luz en medio de las tomas feministas de 20 universidades, así como la que realizaron las alumnas de dos liceos de mujeres en el Instituto Nacional. Y fueron precedidas de las denuncias de acoso de académicos en varias casas de estudio, que también afectó a Herval Abreu, el «zar de las telenovelas».

Antes conmovió el caso de Nabila Riffo –cuyo marido fue condenado a 26 años por atacarla y sacarle los ojos–, y de Ámbar Lazcano, una pequeña de apenas un año y siete meses, violada y asesinada por un tío. Menos dramático, pero no con menos simbolismo, fue el caso de la «muñeca inflable» regalada al entonces ministro de Economía Luis Céspedes, en una cena empresarial, por la asociación de exportadores (Asexma) en 2016, para «estimular la economía». Hoy, repetir esa escena resulta impensable.

«Chile por fin está despertando de una somnolencia donde ha estado muchos años», celebra Figari.

Un país intolerable

En Chile hay 370 mil mujeres más que hombres, según el último Censo, pero el sexo femenino gana, en sueldos, en promedio un 32% menos que el masculino. Un 75% de los menores abusados está constituido por niñas y en 2017 hubo 42 femicidios, casi uno por semana.

«Los chilenos somos muy abusados, por el capitalismo, por trabajos precarios. Comemos a crédito, en un país carísimo. Estamos bajo presión y hay demasiadas cosas intolerables», reflexiona Said.

Ella también destaca que el acoso donde más ocurre es en las personas que tienen menos recursos, «en las mujeres que tienen que tomar la micro y un tipo las sobajea. En aquella que tiene que caminar sola en la noche y le da miedo que la violenten», señala.

«El machismo ha sido particularmente violento en Chile, estructural. Se pensaba que era normal cierto tipo de humillaciones», como las frases arquetípicas «calladita se ve más linda» o «las mujeres manejan mal».

Sufrimiento mundial

Que el acoso ocurre en todos lados lo demuestra, a nivel mundial, el caso del productor cinematográfico Harvey Weinstein, ganador de más de un Oscar, acusado por varias actrices de abuso y violación. Su empresa desapareció y él mismo fue borrado del mapa cinematográfico. El caso dio origen al movimiento MeToo, en el marco del cual miles de mujeres alrededor del mundo dieron testimonio de los acosos que han sufrido.

En el mundo, de forma simultánea, creció la campaña NiUnaMenos de Argentina, surgida para denunciar los femicidios en ese país.

Y también conmocionaron casos como el de La Manada, en España, donde cinco hombres –entre ellos un policía y un militar– violaron a una joven indefensa en medio de una fiesta local.

«La mujer ha sido vista como un ser inferior. Lo digo por experiencia personal y de amigos cercanos: las familias se estructuran de tal forma que el hombre es lo más importante. Eso ha permitido, por ejemplo, que cualquier hombre que vea a una mujer ebria se sienta con derecho a tocarla, algo que le ha pasado a muchísimas chicas. O que los hombres crean que las mujeres deben alegrarse si te piropean en la calle», lamenta la directora de Siete semanas.

Cineasta Constanza Figari.

«Llegó la hora de decir basta. Esto no tiene vuelta atrás. La gente que no quiere entender, va a tener que entender», enfatiza Said.

El dique que se derrumbó

Hoy la situación explotó a nivel mundial, y también en Chile.

«Había un dique sosteniendo mucha agua, y de repente se fisuró, se derrumbó y salió esta marejada de denuncias, de conciencia», explica Rivas. «Hay dos mil años de acumulación», recalca.

¿Cuál ha sido el gatillante?

«Internet y las redes sociales tienen mucho que ver», responde Said. «Ya vimos el papel de las redes en la Primavera Árabe. Hoy puedes bajar una película en el día», puntualiza.

«Gracias a las redes sociales, las denuncias se pueden hacer en un lugar donde no necesariamente van a ser desestimadas, como sucede a veces en la policía. Han dado ese espacio», coincide Figari.

Las consecuencias son enormes. «El cambio cultural que viene, de paradigma, es fuerte», anticipa Said, mientras que para la realizadora de Joven y alocada lo que se viene es «una toma de conciencia social total».

Cineasta Marialy Rivas.

Ella cree asimismo que el Gobierno de Piñera también ha tenido su cuota de responsabilidad, al intentar revertir, por ejemplo, la conquista del derecho al aborto.

«Es machista, es misógino», dice, mientras recuerda la broma de «háganse las muertas»: en un acto electoral en 2017, en Linares, el actual Mandatario realizó una particular broma sobre la violación con la frase “las mujeres se hacen las muertas y nosotros nos tiramos encima”. «Da mucha más rabia y sabes que tienes que salir a la calle a defender cada centímetro ganado», señala.

Piñera, que tuvo que enfrentar el Movimiento Estudiantil durante su primer mandato, deberá confrontar al Movimiento Feminista en el segundo.

En el arte

La reflexión que han hecho estas artistas en sus obras es patente. Por ejemplo, en Los perros el personaje principal enfrentaba «este machismo, las bromas, el paternalismo y el patriarcado, del cual todas las mujeres hemos sido víctimas, pero no todas nos hemos dado cuenta», según su directora, residente en París.

«En el extranjero me preguntaban si el machismo que yo mostraba estaba un poco exacerbado, pero es así. Los propios chilenos no se han dado cuenta del nivel de machismo que existe en nuestro país. Es una de las razones por las que decidí vivir afuera», expresa.

Said actualmente prepara Eva, una instalación educativa para reflexionar sobre feminicidio en Chile. Inspirada en el caso de Nabila Riffo, el objetivo es que sea presentada a fin de año en la feria del arte Chaco y que recorra varios colegios.

«El arte es el termómetro de la sociedad. Cuando uno está creando, a veces anticipa, aunque no sea querido», comenta.

«Yo cuento historias de mujeres, porque solo eso ya es radical, porque hay pocas historias de mujeres contadas por mujeres. Es triste, porque es la mitad de la población», plantea la directora de Joven y alocada.

Ella da unas estadísticas desoladoras: en los museos del mundo hay un 4% de artistas mujeres de obra permanente; solo un 7% de los cineastas son mujeres; y en las películas, el 87% de los diálogos son hablados por hombres.

«Al retratar solo a la mitad de la humanidad, se pierden temáticas importantes de reflexionar en la pantalla. Hablar de mujeres es un acto político», afirma Figari.

«Siempre en las películas muestran a la mujer como vehículo del deseo masculino, no como una persona con búsquedas y deseos propios. Está bien que exista esa mirada, la del hombre, heterosexual y blanco, pero no puede ser hegemónica. Nos hace mal a todos», advierte Rivas.

En ese sentido, su cinta Princesita, que cuenta la historia de una niña en una secta que es entregada a su líder, es «un relato metafórico de la historia femenina, donde los hombres deciden cuál es el destino de una mujer mientras les sirva a ellos».

La directora de Siete semanas destaca que, en su caso, quiso hablar del aborto porque «es una metáfora de los derechos coartados solo por ser mujer. Allí ella decide por sí misma y es juzgada por eso», añade.

Optimismo

Sobre el futuro, Figari –cuyo próximo filme es sobre una relación entre madre e hija– es optimista.

«Esto no tiene marcha atrás. Siempre nos acordaremos de mayo del 2018 como el mes feminista de Chile. Ojalá sea el comienzo de un cambio cultural, en Chile y el mundo. Es la primera vez que siento que las cosas pueden cambiar y me emociono con las noticias que veo, leo y escucho. Es muy emocionante, porque durante mucho tiempo nos han dicho que no es así. Siento que las mujeres se sienten más acompañadas, entendidas y menos juzgadas», sostiene.

«Es un proceso duro para todos, porque las mujeres se dan cuenta de que los hombres que aman han tenido conductas abusivas con ellas, y duro para los hombres, porque tienen que revisar cuando se han sobrepasado. Pero es sano», afirma.

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