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Artista realizó intervención en ex Villa San Luis de Las Condes CULTURA

Artista realizó intervención en ex Villa San Luis de Las Condes

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Se trató de «El Despojo», de Janet Toro, que incluyó la participación de ex pobladores del lugar, expulsados primero por los militares tras el golpe de 1973 y luego por la presión inmobiliaria. La performance además contó con el apoyo del grupo ArteUrbe.


La artista Janet Toro realizó una intervención frente al último edificio que queda en pie de la ex Villa San Luis de Las Condes, la emblemática urbanización de la UP en Las Condes que fue demolida para construir un centro de negocios.

Se trató de «El Despojo», que incluyó la participación de ex pobladores del lugar, expulsados primero por los militares tras el golpe de 1973 y luego por la presión inmobiliaria. Toro además contó con el apoyo del grupo ArteUrbe.

“Se trata de una acción mínima, que recoge el hecho emocional y corporal de este saqueo a personas que dignamente habían alcanzado el sueño de sus vidas. Un sueño que fue destruido durante la dictadura militar, cuando estas viviendas fueron violentamente arrebatadas y sus habitantes fueron tirados en algunas zonas periféricas, muchas veces a la intemperie o con muy malas condiciones básicas”, explica Toro.

La historia del lugar ha sido narrada en un libro de las periodistas Francisca Allende y Scarlett Olave y también un documental de Jaime Díaz Lavanchy.

Foto: César Baeza Hidalgo

De marcha

En la acción en la calle Urano, esquina de Avenida Presidente Riesco, participaron quince hombres y mujeres, la tarde del viernes.

Vestida de negro, con botas militares, Toro (Osorno, 1963) apareció desde la esquina opuesta. En su performance, pasó en una marcha, caminando tras las espaldas de quienes alguna vez habitaron en ese lugar, ahora observando el muro que les separa del terreno hoy en ruinas de esa Villa.

Toro llegó a la esquina y tomó por los hombros a la primera pobladora para que quedara de cara a la calle y mirando al público -un centenar de personas- que observaba y seguía la acción en silencio.

Foto: César Baeza Hidalgo

Invisibles

La señora María Eugenia Cáceres Contreras fue la primera a quien le cortó un rectángulo de la blusa a la altura de su pecho. Repitió la acción con las otras 14 personas. Aparecieron lágrimas, en medio de una suerte de solemnidad, que caían mientras a más de un espectador se le hizo un nudo en la garganta.

La artista plasmó así la tragedia que vivieron 1.038 familias entre el año 1973 y 1978, cuando la institucionalidad de la dictadura ordenó desalojarlas de esa Villa que hoy pasa inadvertida en el tráfico de la ciudad, y tras unos muros que invisibilizan las ruinas de lo que fue un proyecto urbano de vivienda digna.

Éste “es un lugar emblemático, no solo por el gran proyecto llevado a cabo por el gobierno de Salvador Allende, como un ejemplo de vivienda social, que intentaba terminar con la segregación socioeconómica, sino lamentablemente también como una zona de sacrificio por medio del saqueo, perpetrado por la dictadura militar y los grandes empresarios al pueblo de Chile. Práctica que se repite de diversas formas en otras comunas y regiones del país”, enfatiza la artista.

Devolver la dignidad

En la intervención participaron pobladoras y pobladores de ese emblemático proyecto urbano original, quienes ahora habitan diversos puntos de Santiago, como Pedro Aguirre Cerda, Paradero 22 ½ de Lo Espejo, Paradero 22 de Santa Rosa (La Granja), Independencia, y Renca, y han vuelto a encontrarse para luchar por reivindicar su memoria.

La vocera de derechos humanos de la Agrupación de ex pobladores y pobladoras de Villa San Luis, María Eugenia Cáceres, dijo que le parecía que estaban haciendo algo justo para que “reintegre la dignidad” en sus vidas y para “dejar de vivir este duelo, porque este es un duelo que no podemos dejar pasar u olvidar, porque ha sido muy tremendamente doloroso tanto para los padres como para nuestros hijos”, y recordó como “de la noche a la mañana llegaron a despojarnos de lo que eran nuestras viviendas ganadas legalmente”.

El performancista Antonio Kadima, artista visual director del Centro Cultural Taller Sol apuntó que “estando en el espacio público son acciones de arte político… y ver a las mujeres y hombres que participaron hoy, es emocionante, esta es una historia increíble y yo aplaudo la acción de Janet, y de las mujeres y hombres que participaron, a la gente de Villa San Luis, y ojalá que esto se repita ya no en función de la protesta, sino que tal vez en algún momento, de la alegría de vivir en este país”.

Lleo de emotividad

La impresión de Janet Toro es que la performance estuvo llena de emotividad.

“Al pasar cortándoles las camisas y las blusas a los pobladores y pobladoras me di cuenta de que ellos estaban totalmente emocionados, a punto de quebrarse. Fue como revivir otra vez un poco esto del saqueo. Estoy agradecida de que ellas y ellos hayan podido participar”, expresó al final de la acción.

En el mismo orden opinó Antonieta Miranda Ávalos, erradicada cuando tenía 12 años. Cuenta que junto a su familia la subieron a un camión de basura y la llevaron a lo que hoy es Pedro Aguirre Cerda.

“Cada vez que venimos acá a defender lo que nos quitaron, que nos desalojaron de forma muy brutal, en silencio y con muchas amenazas, es un tremendo dolor. Tú hablas de la Villa e inmediatamente se te viene un dolor en el alma, y se te arranca una lágrima en la mejilla”, dijo.

Ella también hizo un reconocimiento al arquitecto que diseñó Villa San Luis, dado que nunca se ha olvidado de ellos y ellas, Miguel Lawner Steiman, Premio Nacional de Arquitectura 2019, quien hasta esta fecha sigue pendiente de apoyar el bienestar de las familias atropelladas con este despojo.

Apoyo de Fundación

Javiera Martínez, presidenta de la Fundación Villa San Luis que también apoyó la acción, explicó que su organización buscaba dos cosas.

Una era poder reparar de manera digna a estas personas, y por otro lado, dejar el lugar declarado como Monumento Histórico como un sitio realmente de memoria y que sea una representación de la historia, de la memoria de estas familias y sobre todo de las políticas de vivienda que intentaron en algún momento eliminar la segregación social urbana.

Martínez agrega que ésta es una de las primeras acciones fuertes que han hecho, en conjunto con Toro, quien ideó la intervención.

“Primero, visibiliza lo que es ahora el sitio, es algo potente que dignifica también la historia de los vecinos, de poder plantarse aquí en un espacio que es de ellos, es una manera de poder visibilizar la historia, y de que nosotros nos sigamos apropiando de esta ciudad, que al final fue construida de otra manera. Yo creo que para los vecinos y las vecinas ha sido un hecho único haber estado juntos en este espacio haciendo esta intervención”, dijo.

Larga trayectoria

Toro Benavides (Osorno, 1963), cuya obra fue la seleccionada el año pasado para integrar la colección permanente del Museo Phoenix (Arizona, Estados Unidos) gracias a la Fundación FAVA, y una de las artistas que integra la exposición Radical Women, estudió arte en la Universidad de Chile, y formó parte de la Agrupación de Plásticos Jóvenes (APJ) en los años ’80, época en que se acercó a lo performativo.

Como seleccionada para la exposición Radical Women, su obra se ha mostrado en los museos Hammer, de California; Brooklyn, de New York, y en La Pinacoteca, de Sao Paulo, Brasil.

En noviembre de 2018 estuvo invitada a dar una charla en el Seminario Historias Feministas, Mujeres Radicales, en el Museo MASP de Sao Paulo.

Su serie de performance «In Situ» del año 2015, compuesta por cinco obras: El reflejo, Nemeln (palabra, en Mapudungun), Velorio del ángel, Distopía, y La Tarjeta, se exhibió en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. El año anterior, en el mismo lugar, presentó su obra «Exhumar la memoria».

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