La premiada película chilena «Perro bomba» (2019), un retrato sin concesiones de la xenofobia y el racismo, es el plato fuerte del Festival de Cine Latinoamericano de Sídney (SLAFF), que cuenta con la presencia de su director, Juan Cáceres.
La película, que tuvo una mención especial de la prensa mexicana en el Festival de Cine de Guadalajara y fue galardonada como la mejor cinta latinoamericana en el último Festival de Málaga, cuenta la historia de un inmigrante haitiano que es denigrado por los medios de comunicación y repudiado tras golpear a un capataz de la construcción.
Juan Cáceres y «Perro bomba», que se proyectará el 7 de septiembre, son las estrellas del SLAFF, que arranca este miércoles y se prolongará hasta el 11 de septiembre con una cartelera de 23 filmes, entre largometrajes y cortometrajes, centrados en el racismo y las migraciones.
La programadora del festival, Gisselle Gallego, dijo sobre la selección de cintas que «se trata de películas audaces y diferentes que tocan temáticas que generalmente no son discutidas en el cine y la sociedad, como es por ejemplo el racismo».
Asimismo el SLAFF, que se caracteriza por exhibir películas latinoamericanas con contenidos sociales, exhibe este año filmes sobre «la migración, la xenofobia, así como el impacto del cambio climático en la migración», agregó.
En ese sentido la oferta cinematográfica pasa por largometrajes como la cinta argentina «Joel» (2018), de Carlos Sorin, sobre la adopción de un niño de 9 años por parte de una pareja que se muda a la Patagonia, o la boliviana «Muralla» (2018), de Gory Patiño, que aborda el problema de la trata de personas.
Un ejemplo que «parece una premonición a lo que estamos viendo con los incendios en Brasil y Bolivia» es el corto «Tierra mojada» (2017), sobre la evacuación de una población indígena brasileña por una avalancha de lodo por la deforestación, explicó Gallego.
Parte de los fondos recaudados por el SLAFF irán a proyectos de ayuda social en Latinoamérica y este año se destinarán a la ONG Comamos Juntos, que combate el desperdicio de comida y la inseguridad alimentaria en Nicaragua, así como al proyecto «Rochocheb aj Kamonel» (Casa de tejedores) de una ONG de Belice para los indígenas mayas.