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Discriminación genética: estudio genómico en comunas con mayor ascendencia indígena revela el fracaso del Estado en las políticas de inclusión social CULTURA|CIENCIA

Discriminación genética: estudio genómico en comunas con mayor ascendencia indígena revela el fracaso del Estado en las políticas de inclusión social

Según estudio de ChileGenómico, del ICBM de la Universidad de Chile, el componente ancestral tiene relación directa con el acceso a servicios básicos como la salud, la educación y el transporte. Los resultados, con datos de 40 comunas, dan cuenta que el porcentaje de genoma nativo en individuos es mayor en los estratos de peor condición socioeconómica. Ricardo Verdugo, director de la iniciativa, expone que no hay razones biológicas en el análisis genético para explicar la desigualdad. «Es el reflejo de una historia de discriminación y políticas inefectivas de inclusión social que se mantienen hasta hoy».


Datos del programa ChileGenómico, del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (ICBM), muestran que las comunas chilenas con mayor ancestría genética amerindia tienen niveles de desarrollo humano similares a los países con los menores índices de desarrollo de Latinoamérica y otras zonas del mundo.

Esto, a diferencia de aquellas zonas de nuestro país que registran menor ascendencia indígena, que se comparan en general con naciones de la región nórdica europea.

Los hallazgos son parte de la información recopilada desde el año 2012 por ChileGenómico, una iniciativa del Programa de Genética Humana del ICBM, que tiene como propósito caracterizar la diversidad genética de la población chilena y transferir hallazgos para la formulación de políticas públicas. Este año está alcanzando el final de su segunda etapa de desarrollo.

Financiados por recursos Fondef, los investigadores –liderados por Ricardo Verdugo– han obtenido datos de diversa utilidad, entre ellos, la relación entre el perfil genético de la población y la mayor probabilidad de sufrir algunas enfermedades, que permita impulsar programas de “salud pública de precisión” en condiciones de alta prevalencia.

Ricardo Verdugo.

Con este material, también el programa ha cruzado variables de ancestría con indicadores socioeconómicos, tales como el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El análisis ha determinado que la composición genética de la población, comuna por comuna, tiene directa relación con el acceso a servicios básicos como la salud, transporte o educación.

“Evidentemente eso no es producto de una predisposición de la gente que tiene ancestros europeos a estar en las clases más altas, sino de un reflejo de una historia de discriminación y políticas inefectivas de inclusión social que se mantienen hasta hoy. Y que hacen que todavía nuestros ancestros determinen en cierto grado cuál es el estrato socioeconómico que ocupamos en la población”, explica el director del programa ChileGenómico.

El estudio, que será presentado en su totalidad en los próximos meses, observó la relación entre el IDH con el promedio de ancestría genética de habitantes de 40 comunas. Los detalles de los datos acumulados a la fecha por ChileGenómico están disponibles para cualquier ciudadano en la página genoma.med.uchile.cl/ancestry.

Genética de la desigualdad

A nivel de la población general, Chile se ubica en el 20% de los países con mejor desempeño en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), un sistema de medición diseñado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que integra variables sobre acceso a salud, educación e ingresos. En el registro, el país ha oscilado en los últimos años entre el 0.83 y 0.85 (el indicador va entre 0 y 1, donde 1 es el mayor posible), ocupando el lugar 44 a nivel mundial y el primero para América Latina y el Caribe.

Sin embargo, la cifra no es homogénea para toda la población y, de acuerdo al análisis de ChileGenómico, el IDH de una comuna se asocia fuertemente a la ancestría promedio de sus habitantes. Al igual que sus características genómicas, en las que se observan diferentes grados de composición amerindia, europea y africana. Los resultados observados por los investigadores del ICBM de la Universidad de Chile dan cuenta de que se observa una iniquidad entre comunas, en especial en aquellas donde la etnia mapuche predomina.

Verdugo detalla que comunas del sur del país, donde el componente genético promedio puede superar el 60% de ancestría indígena, pueden alcanzar un IDH de 0.63, similar a países centroamericanos, como El Salvador, o Las Filipinas en el sudeste asiático. Por el contrario, comunas de la Región Metropolitana, donde la ascendencia europea es predominante, tienen un IDH de 0,933, que puede equipararse a naciones nórdicas europeas, como Noruega y Suecia.

“Pese a que el promedio del país es muy bueno, cuando uno ve las distintas comunas del país hay una gran dispersión de esos valores. Tenemos zonas que tienen el desarrollo de Europa, mientras otras parecen ser como algún centroamericano o asiático con mucho menos recursos que Chile”, expresa.

Los datos de ChileGenómico muestran correlación en diversas dimensiones. Según precisa el investigador del ICBM, al pasar de un estrato ABC1 a un C2, el porcentaje promedio de ancestría aumenta de 40% a 45%. Un individuo del estrado D supera el 50%. A nivel de cobertura en salud, quienes están en el sistema privado registran en promedio un 40% mientras que los categorizados como “indigentes” en Fonasa exhiben un 55%.

“Resulta tremendamente injusto que en Chile, que es una república democrática y no una monarquía, el origen ancestral determine el nivel de éxito. Habla de una falta de políticas de inclusión y de que el legado de la época colonial, aproximadamente diez o doce generaciones atrás, se mantiene. Nuestra movilidad social es limitada y a nivel genético lo vemos de forma clara”, reflexiona el investigador de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

Africanos, amerindios y europeos

El componente indígena está presente casi en el 100% de la población, pero no de forma homogénea. Los datos precisan que el promedio de ancestría de pueblos originarios está entre un 45% y un 55%, de acuerdo a los datos procesados por el programa.

Además de un porcentaje africano mínimo (que entre Arica y Coquimbo puede ser del 4%), el resto del genoma de la población es europeo. “Las cifras son un promedio, porque uno puede encontrar en cualquier región de Chile gente que está por sobre el 90% indígena o el 90% europeo. Hay una distribución por sobre el promedio, bastante heterogénea”, explica el académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

También es diversa la composición amerindia, con predominancia de los aymarás en el norte y los mapuches en el centro sur. Estos números igualmente exhiben una relación con la desigualdad, ya que la población con peor desarrollo humano es la mapuche.

El análisis genético histórico, que científicos han llevado a cabo en la última década dentro del programa ChileGenómico, también podría determinar marcas moleculares que den cuenta de procesos como hambrunas, enfermedades o migraciones. ¿Existen pistas en la genética de los chilenos que permitan dilucidar por qué la desigualdad golpea más a unos grupos y zonas geográficas que a otros?

“No hay una razón biológica por la cual esto haya ocurrido, son hechos completamente políticos desde el inicio de la república, donde un pueblo con una ancestría dominó al otro. Y después, si bien se independizó de España, los descendientes del pueblo dominante mantuvieron el poder económico y político. Y eso de alguna forma se ha ido manteniendo, quizás diluyendo un poco, pero manteniendo. No hay ninguna razón biológica para que exista una asociación entre desarrollo humano y composición genética, en lo absoluto. Esa asociación solo puede crearse política y socialmente”, resume Verdugo.

La búsqueda de la identidad

Para este grupo de genetistas, la información proporcionada por ChileGenómico para definir los perfiles de las diversas poblaciones del país representa no solo un avance científico, sino la posibilidad de reconocernos y comprender de manera más profunda quiénes somos. Una premisa que –aseguran– cobra aun más vigencia en el contexto actual que enfrenta el Chile del estallido social y la reivindicación de los pueblos originarios.

“El hecho de que el chileno promedio tiene casi el 50% de ancestría amerindia, y sabe poco y nada de la mitad de sus ancestros, hace que tenga un problema de identificación. El pueblo chileno está en la búsqueda de una identidad propia constantemente. Aparentemente, la mayoría no la encuentra en el huaso ni en el rodeo ni en los símbolos patrios. La genética siempre nos recordará ese pasado que fue borrado o nos quisieron hacer olvidar y que por eso no conocemos del todo y que es necesario estudiar”, resume Verdugo.

Los resultados semejan la asociación entre IDH y etnicidad mapuche que fue reportada previamente por el PNUD, el Gobierno de Chile y la Universidad de La Frontera para la Región de La Araucanía. En dicho estudio, se encontró una dependencia del IDH con sexo, etnicidad y ruralidad. El grupo de mayor IDH fueron los hombres no mapuche en sectores urbanos (0,742) y el de menor IDH fueron mujeres mapuche en áreas rurales (0,513).

“Sin embargo, el estudio de ChileGenómico muestra que esta asociación se presenta también en el resto de la población, es decir, entre aquellos que no declaran un vínculo con la etnia mapuche ni otra etnia indígena. Es entonces la ancestría en sí un factor que afecta en el acceso a una buena calidad de vida en Chile”, concluye.

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