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«Chino», una novela de Antonio Ostornol sobre la pasión por el jazz CULTURA|OPINIÓN

«Chino», una novela de Antonio Ostornol sobre la pasión por el jazz

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José Miguel Ruiz
Por : José Miguel Ruiz Escritor, poeta y profesor de Castellano (UC). Ha publicado, entre otros libros, “El balde en el pozo” (poesía, 1994), “Cuentos de Paula y Carolina” (narrativa, 2011) y “Gramática de nuestra lengua” (2010). Mención Honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la I. Municipalidad de Santiago, 1975. Primer Premio en el Concurso de Poesía de la P. Universidad Católica de Chile, 1979. Premio Municipal de Arte, Mención Literatura, de la I. Municipalidad de San Antonio (1998).
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Es una historia donde se va tejiendo lo que une a estos personajes, siendo una novela cuyos cabos se conectan perfectamente. Los personajes son complejos, plenos de luces y sombras; hay alusiones a autores como Borges, José Donoso, Stella Díaz Varín; a jazzistas en profusión. El Chino, o Ricardo Wong, es una suerte de genio musical, que anhela no la fama, sino llegar a tocar toda la vida, ser como ese hermano legendario a quien no conoce sino por menciones familiares y viejos recortes de diarios y revistas. El Chino es el artista por antonomasia, aunque no tenga conciencia de ello.


Chino es el protagonista de esta novela de Antonio Ostornol. Él es el hijo adoptivo de una pareja de migrantes chinos que se conocieron en un barco, que los trajo finalmente a La Herradura en Coquimbo, donde el padre decidió vivir, hasta que se trasladaron a La Serena. La guerra, la revolución, los llevaron a dejar su tierra. Un padre autoritario, una madre sumisa. Un hijo concebido en el barco mientras viajaban a su incierto destino, hijo que finalmente abandona a sus padres, movido por su pasión por el jazz, llegando a Nueva York, llevado por una famosa cantante que vino por Sudamérica y que lo contrató como saxofonista.

En ese país se transforma en una suerte de mito para los que se quedaron, especialmente para su madre que nunca se recuperó de ese abandono. Con el tiempo, alguien lleva a la casa de esta pareja de comerciantes, importadores, a un niño, el Chino, al que crían como a un hijo. Cuando el Chino debe realizar su último curso de la educación media, por su reprochable comportamiento los padres, deciden enviarlo a estudiar lejos, a Santiago o sus alrededores, matriculándolo en un colegio estilo inglés en Talagante, ubicado en un sector más bien rural.

Aparecen personajes que serán importantes en la nueva vida del Chino: don Rafa, un viejo homosexual, exbailarín de zapateo americano en un cabaré en Santiago, donde era conocido como La Negra linda del Misisipi; Soledad, compañera de colegio del Chino, pintora, con la cual establece prontamente una estrecha relación; Miss Goodman, la enigmática directora del colegio; más adelante en Santiago, Louise R., una escritora cincuentona, quien se declara poeta erótica; Abelardo Rojas, el Maestro, un experimentado jazzista que influirá en el desarrollo de las potencialidades musicales del Chino, en quien reconoce una suerte de genio musical, un diamante en bruto, que siente una gran pasión por el jazz, por el saxo, siendo autodidacta, habiendo aprendido a imitar el sonido del saxo llevándose las manos a la boca ejecutando la melodía, todo a partir de unos viejos discos que conservaba su padre.

Este, aunque castigador, aun con su lejanía afectiva, es una figura que ha dejado enseñanzas en la vida del Chino, lo mismo que la discreta dulzura de su madre.

En la vida del protagonista hay algo siempre presente: la pasión por la música, por el saxo, aun antes de dominarlo. El libro mismo permite adentrarse en algunos grandes jazzistas mencionados. Es una historia donde se va tejiendo lo que une a estos personajes, siendo una novela cuyos cabos se conectan perfectamente.

Los personajes son complejos, plenos de luces y sombras; hay alusiones a autores como Borges, José Donoso, Stella Díaz Varín; a jazzistas en profusión. El Chino, o Ricardo Wong, es una suerte de genio musical, que anhela no la fama, sino llegar a tocar toda la vida, ser como ese hermano legendario a quien no conoce sino por menciones familiares y viejos recortes de diarios y revistas. El Chino es el artista por antonomasia, aunque no tenga conciencia de ello.

Una hermosa novela de Antonio Ostornol, con un leitmotiv que es la pasión por el saxo, por el jazz, como un motor que mueve al protagonista, y otros motivos que se entrelazan y la hacen profundamente humana: el desarraigo, la migración forzada, el abandono, el desamparo, la orfandad, la gran soledad, el regreso, la bohemia, el talento musical, el artista al borde del abismo, el fracaso, la nostalgia, la leyenda, y el erotismo como una pulsión a veces soterrada, resistida, oculta, presentado delicadamente, sutilmente.

Una bella urdimbre de hechos y personajes, una trama magistralmente tejida, donde cada pieza ensambla con las otras, en fin, una notable historia bellamente contada. Tal vez un círculo perfecto.

Ficha técnica

Antonio Ostornol

«Chino»

Ediciones de la Lumbre

Santiago, 2020

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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