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Fernando Castillo, influencer y autor de «Monos Piluchos»: “Quería saber qué había, que si lograba conectar con alguien, y aparentemente sí” CULTURA Créditos: Fernando Castillo

Fernando Castillo, influencer y autor de «Monos Piluchos»: “Quería saber qué había, que si lograba conectar con alguien, y aparentemente sí”

La novela cuenta la historia de Sebastián, quien por medio de la serie animada «Dragon Ball» comienza a descubrir su gusto por otros hombres. El libro ya ha logrado ser número dos en ventas a nivel nacional y, a pocas semanas de haber sido lanzado, su primera edición se encuentra agotada. En conversación con El Mostrador, el autor habló sobre su narrativa y los cuestionamientos que esta plantea.


«Monos Piluchos» (Editorial Planeta) es la primera novela de Fernando Castillo, mejor conocido como @noestoycreici en redes sociales. En el libro se cuenta la historia de Sebastián, quien por medio de la serie «Dragon Ball» comienza a descubrir su gusto por otros hombres.

Sin embargo, el relato no es solo sobre el deseo, la desnudez y el autodescubrimiento en la niñez, sino que retrata una infancia marcada por el declive económico en plena crisis asiática, en una familia surcada por una carencia más allá de lo material. Además, expone sobre los valores predeterminados y el statu quo respecto a lo femenino y lo masculino. Así «Monos Piluchos» es una lectura liviana y perspicaz, divertida y triste a ratos.

El libro ya ha logrado ser número dos en ventas a nivel nacional y, a pocas semanas de haber sido lanzado, su primera edición se encuentra agotada. En conversación con El Mostrador, el autor habló sobre su narrativa y los cuestionamientos que esta plantea.

-¿De dónde nació escribir el libro o qué te motivó finalmente a hacerlo?
-A mí siempre me gustó la literatura, de hecho, yo quería estudiar literatura para ser escritor, que después descubrí que no servía para eso, así que estudié cine pensando que sería más rentable pero no fue así (ríe). Pero siempre quise. Mi objeto favorito en el mundo creo que son los libros; mi lugar favorito de la ciudad, las librerías. Siempre tuve ganas y este libro particular nace porque la editorial me ofrece escribir un libro, cualquiera.

Y viene también un poco de hacer un libro por el lado influencer, sin embargo, yo no quería hacer un libro de ese tipo ‘Cómo llegué a ganar seguidores’, me parece una lata. Entonces decidí escribir esto que es más bien autoficción, hubo varios momentos antes de llegar al relato que está hoy día en el libro, pero eso fue un poco. Porque siempre soñé con hacer un libro, yo era de esos niños que cuando jugaba un videojuego pensaba cómo podía hacer su propio videojuego o escuchaba canciones y pensaba en cómo hacer sus propias canciones, eso me pasaba con los libros: cómo hacer el libro de mi vida.

-En el libro tocas temas recurrentes que aparecen en tu podcast «Weona que crecí», pero pareciera que los relatos están remezclados, ya no tanto con el humor del podcast, sino que con un cierto grado de intimidad quizás, ¿qué opinas de eso?
-Sí, puede ser. Igual el libro no es una autobiografía en ningún sentido. Es un libro que pertenece al libro de autoficción, en donde claro que parto de sentimientos reales, pero las circunstancias no lo son. Creo que traté de ser más honesto y más real con lo que se sintió en distinta época que con lo que pasó finalmente, el ejercicio como de ficcionar o novelar. Y ese ejercicio también lo hago en el podcast, pero es curioso, porque creo que además las propias biografías están siempre atravesadas de ficciones.

A menudo la gente que no ha hecho este ejercicio revisionista de su propia biografía en terapia o donde fuera, aun así, se sustenta en ficción, en ficciones probablemente construidas desde los padres, probablemente construidas desde la heterosexualidad, pero luego también, cuando uno se aventura a escribir la propia autobiografía, y esto no lo estoy hablando del libro, estoy hablando de contarse el cuento a uno mismo de quién es, también está lleno de ficciones. Entonces mi biografía es una gran ficción y este libro de ficción es también de alguna forma un poquito de autobiografía, la línea es muy difusa y no se dónde está el límite entre lo uno y lo otro, no creo que sea tan interesante tampoco, finalmente es como la realidad más inasible, que nos contamos relatos para poder como procesarla.

Entonces, creo que el libro muestra otra vertiente de la forma de narrar, el libro permite que se cuele una cierta melancolía mezclada con el humor, que yo quería que estuviera presente con el libro, y claro que hablo desde otra voz, creo yo, que en el podcast, también intentando responder como a la estructura y limitantes que tiene cada género, el audio, luego el video, la palabra escrita. Me lo tomé como un reto en ese sentido en todo caso, entonces, claro, puede explorar algunas cosas más internas quizás, pero me gustaría aclarar que no es una biografía y que también quise ser fiel a las cosas que he sentido. Para mí escribir este libro fue un ejercicio actoral, poner un poco de tus sentimientos en otras circunstancias.

-¿Y cuál fue la decisión de que fuera relatado desde la infancia?, ¿fue meramente narrativa? Porque no es solamente que sea relatado desde un niño, sino que se cuenta desde esta línea medio rara, cuando uno deja de ser completamente “inocente” y empieza a conocer el placer y la desnudez en la niñez.
-Mi experiencia siendo niño no respondió nunca a las idealizaciones azucaradas y edulcoradas de la idea que hay de repente de la infancia. Cuando yo era niño venía de una familia tan derrotada en alguna forma, que a mí siempre me gustaron los villanos de las películas, por ejemplo. No fue esta infancia con pensamiento mágico la mía, para nada.

Siempre tuve una infancia con muchos golpes de realidad y, como entiendo los sustentos materiales de los afectos, de la relación interfamiliar, que yo desde muy niño entendía todo eso. La decisión de narrarlo de esa forma, en primera persona de una persona adulta que recuerda su infancia, pero que a ratos parece que fuera realmente el Sebastián de 11 años que está hablando y a ratos también este Sebastián adulto se da la licencia de adivinar lo que pensaban esos personajes, como que cruza esa línea de omnisciente o indirecto libre y creo que es, básicamente, porque alguna vez, en algún momento quizás, quise escribir como escritor y no era lo mío, entonces escribí como yo sabía, que es como contar chismes.

Y cuando uno cuenta chismes, uno miente, uno se mete como en los personajes, actúa y quise que fuera un poco así el narrador, sin avisar, sin pedir permiso para hacer eso como que el narrador simplemente inventa. Que creo que es algo muy chileno, como inventar, actuar, poner un poco de su cosecha, porque hay algunos capítulos que son de la mamá en los 80 y en esos capítulos el personaje no tiene cómo haber sabido los diálogos que tuvieron, pero él inventa que los conoce. Responde un poco a eso, a un determinado tipo de ser y de hablar las narrativas que tenemos nosotros, creo (medita). Sobre todo, los maricones, como si pensai, no sé, en la comunidad gay o comunidad LGBTQA+, por ejemplo, esta serie «La Veneno», que era mucha ficción en su relato de realidad, de lo que se supone que había vivido. Creo que siempre hay un poco ese jueguito como del «Gran Pez», al que jugamos los chilenos y en especial los maricones, yo creo.

-El libro trata de lo femenino y lo masculino, pero sobre todo trata de la figura masculina y me acuerdo de una frase en específico, que era «voy a crear o a ser mi propio tipo de varoncito», respecto a eso crees que quizás los relatos que hay en libro, que se refieren a cierto tipo de masculinidad, ¿todavía se mantienen o se han ido transformando?
-Yo, para escribir este libro, me di un trabajo de investigación que también fue muy desde el hobby, como que me miré a los Backstreet Boys en el 98, miré partidos de Francia 98, vi noticias de la época, como que me quise meter en la época de verdad, y también dentro de esa investigación recurrí a textos como «La dominación masculina» de Pierre Bourdieu, leer a Judith Butler, Paul Preciado, qué sé yo.

Entonces, hubo necesariamente una aproximación a la cuestión de género que me interesaba abordar, porque no se si es tan frecuente que los hombres se hagan cargo de la masculinidad, como que a veces parece que de repente hay unas ganas de ganarse el carné de feminista o aliado, que de hacerse cargo de lo que es propio, y yo me lo propuse un poco, por eso tanto pene y tanta figura fálica en el libro.

Porque creo que es un libro que habla harto de la masculinidad, por un lado, de cierta masculinidad hegemónica, que creo que en lo fundamental no ha cambiado, porque si bien podemos entender que hoy día tener pene no te transforma en una persona con masculinidad o en un hombre, cosa que en los 90 uno pensaba que así era o pensábamos como sociedad que así era, habría entonces que preguntarse qué otras cosas constituyen esa masculinidad hegemónica y, en esa pregunta y al ir investigando, me propuse una tesis, muy de bar en todo caso, no es psicológica, sociológica ni muy profunda, pero es que lo propio de esa masculinidad es dominar y que en el fondo los niños pelean, no para matarse o hacerse daño, sino para medirse, para medir quién gana las peleas y fundamentalmente cuando nadie gana una pelea, que es lo que suele pasar, se reconocen mutuamente como hombres cuando no hay un vencedor y un vencido.

Por otro lado, cuando los hombres vencen, reconocen esta “otra cosa” que no es otro hombre, y en ese otro habitamos las colas, las mujeres, y cuando esas personas que se suponen sometidas se alzan porque ya no quieren estar más sometidas, viene el castigo y, claro, los hombres no pueden tener una mujer que les replique o una cola que no sea servil, porque se supone que en este ecosistema del género lo otro está dominado y para el servicio de la masculinidad.

-Sobre esto de la “otra cosa” o de esta “otra categoría”, en el libro se retrata también este viaje de no pertenecer como a ninguna parte, el protagonista no pertenecía completamente a su familia, a sus amigos del colegio, sin embargo, había ciertos momentos o hitos que iban marcando cierto sentido de pertenencia. Respecto a esto, ¿crees que es algo que suceda en específico a la comunidad LGBTQA+ o es algo mucho más transversal que cruza tu relato?
-Yo creo que esa búsqueda de la pertenencia es una cuestión muy amplia, que han de vivirlo muchas personas que viven de alguna forma fuera del poder o marginadas, y que quieren integrarse, esa búsqueda de actitud solícita de quiéreme, acéptame. Creo que es súper amplio y a mí me pasa algo con el libro: yo odio el resumen de la parte de atrás del libro, no me gusta nada, porque no creo que sea fundamentalmente –o sea, sí lo es, pero no es lo único– un libro sobre ser maricón.

Y por otro lado no sé si mi libro es sobre aceptar que ser diferente está bien, yo creo que es un libro sobre lazos familiares, yo escribí desde una cola porque esa es la realidad que conozco, pero en el fondo esas personas son todos de alguna forma personas que viven marginadas un poquito, o no marginadas, pero que no tienen acceso al centro del poder.

Entonces tienen que agarrarse de donde puedan para lograr sobrevivir. Creo que el papá no es tan masculino como el resto de los camioneros y le hacen chistes y le hacen bromas, y él es una persona súper introvertida porque no cumple con determinados parámetros que se supone que debe cumplir. Por otro lado, la mamá también hacia el final van pasando por cosas muy crudas y se va develando esta cuestión tan severa que ella tiene; los hermanos, los tíos también.

Creo que el libro para mí habla harto de eso y de ser maricón, no creo que sea un relato que hable sobre el valor de la diferencia en lo fundamental, creo que yo intenté hacer una instantánea de una infancia, que por cierto que también el libro anuda hartos significados en torno a la cuestión LGBTQA+, obvio, pero eso es una capa demasiado inmediata, creo yo.

-Al libro le ha ido súper bien, está en los primeros lugares de venta, ¿pensaste que iba a tener tanta llegada?, ¿cómo lo has percibido tú eso?
-Yo podía sospechar que iba a tener un cierto impacto por los números con los que trabajo en internet habitualmente, podía saber que iba a tener cierto impacto, pero sentirlo y verlo es distinto. Ha sido una locura, también quería que el libro tuviera una cierta notoriedad, la verdad. No quería que solo fuera leído como un libro de influencer, porque yo soy una influencer y yo sé el lugar donde estoy parado, pero también quería que el libro contuviera un nivel de honestidad que para mí era lo más importante de entregar.

Creo que se ha logrado por lo que he conversado con los lectores y las lectoras, que se ha logrado porque ha emocionado, ha identificado, ha hecho recordar épocas, así que, no sé, lo estoy procesando un poco igual, es muy loco (medita). Ha sido un éxito muy grande y no me lo esperaba. Sí, esa es la respuesta en lo concreto, no me lo esperaba y quiero que me lean, quería que me leyeran y que me dieran feedback, quería saber qué había, que si lograba conectar con alguien, y aparentemente sí.

-¿Y se viene otro libro? ¿Quizás la continuación de «Monos Piluchos» o no necesariamente?
-Sí, quede con el bichito de escribir y me gustó mucho, y siempre andan ideas dando vuelta, pero por lo pronto estoy en planes de escribir una película con mi equipo, con la Cata Jaque, con la Pame Ulloa de Torta Podcast, siempre desde la comunidad LGBTQA+ y desde la comedia un poco. Estamos empezando a tirar líneas para hacer una comedia, que lo pasemos bien haciéndolo, estoy poniendo mis ganas en eso y es un proceso largo.

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