Publicidad
Ecólogo Óscar Acevedo advierte sobre gran pérdida de biodiversidad por incendios: “es un ecosistema único en el mundo” CULTURA|MEDIOAMBIENTE

Ecólogo Óscar Acevedo advierte sobre gran pérdida de biodiversidad por incendios: “es un ecosistema único en el mundo”

Publicidad

Miles de hectáreas quemadas por los diversos incendios forestales simultáneos han afectado principalmente el matorral y bosque esclerófilo, vegetación con mayor distribución en la zona central. “La importancia de los bosques radica en que prestan servicios ecosistémicos al ser humano, entre ellos, como ya mencioné albergan biodiversidad de flora, fauna, hongos y otros microorganismos, capturan carbono, entregan oxígeno, protegen el suelo de la erosión, poseen valor cultural para diversas comunidades de pueblos originarios, regulan el ciclo de agua, permiten el desarrollo cultural, físico y espiritual del ser humano y le da sustento a comunidades que viven de sus productos no maderables como frutos”, destacó el científico.


Óscar Acevedo Valdivia, ecólogo y conservacionista, docente de la Escuela de Medicina Veterinaria de la U. Mayor, advirtió sobre las pérdidas y daños de “un ecosistema único en el mundo, denominado matorral y bosques templados mediterráneos de Chile central”, en el marco de los incendios de verano.

La semana previa a la navidad, ocurrió una gran pérdida para la biodiversidad de la Región Metropolitana, por las miles de hectáreas quemadas por los diversos incendios forestales simultáneos, afectando principalmente el matorral y bosque esclerófilo, vegetación con mayor distribución en la zona.

No obstante, para muchas personas amantes de la naturaleza en esta región, el incendio que afectó a la localidad de Altos de Chicauma, ubicado en la comuna de Lampa, fue el más devastador de todos, debido a que en este lugar existe una población importante de roble blanco de Santiago (Nothofagus macrocarpa), especie endémica de la zona central de Chile.

Ecosistema único en el mundo

En enero, el científico visitó Altos de Chicauma junto a dos estudiantes de medicina veterinaria de la U. Mayor, con quienes constataron el gran daño que causó el incendio forestal dentro del predio, previo a la navidad de 2022.

“El origen del incendio fue en la localidad de Colliguay y cruzó la Cordillera de la Costa hacia el este -donde pertenece este predio- abordando el terreno colindante a Altos de Chicauma, cuya acción del viento produjo movimiento del fuego de este a oeste, afectando gran cantidad de hectáreas en este lugar”, relató.

El sector más dañado en superficie fue el del matorral esclerófilo y luego el bosque esclerófilo, pero sin duda, el daño más preocupante fue en el parche más grande de bosque de roble blanco de Santiago (Nothofagus macrocarpa), afectando casi la mitad de su superficie, donde se redujeron a cenizas miles de individuos de esta especie y de otras como peumo (Cryptocarya alba) y quillay (Quillaja saponaria), explicó el docente de la Escuela de Medicina Veterinaria de la U. Mayor.

“Otros miles están quemados muertos en pie y otros pocos, a pesar de estar quemados, logran sobrevivir. Caminar sobre las cenizas del matorral y bosque esclerófilo, así como del bosque de roble blanco de Santiago, en el que he trabajado desde el año 2008 divulgando su biodiversidad a través de un libro y de un documental, donde además realicé mi tesis de magister con el lagarto gruñidor de Alvaro (Pristidactylus alvaroi), ha sido una de las experiencias más impactantes y dolorosas que me ha tocado vivir en este lugar”, lamentó.

“Este es un ecosistema único en el mundo, denominado ‘matorral y bosques templados mediterráneos de Chile central’; es complejo, con diversas interacciones entre la flora y fauna que habitan en él; los robles son el vestigio del avance de los bosques desde el sur de Chile luego de la última glaciación, ocurrida en nuestro territorio hace más de 10 mil años”.

Conservación de la biodiversidad

El científico señaló que este bosque tiene un alto valor biológico. Primero porque es una especie endémica de la zona central de Chile. En la cordillera de la costa, se distribuye entre las regiones de Valparaíso, en el límite con la Metropolitana hasta la Región de O’Higgins. En particular en la Región Metropolitana se distribuye en el Santuario de la Naturaleza Cerro El Roble, Altos de Chicauma, Lipangue y Curacaví.

Esta distribución pertenece al “Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad Cerro el Roble”. Sin embargo, a su juicio, esta categoría de conservación del territorio no garantiza la protección contra incendios forestales ni que continúen otras amenazas de años como la megasequía en la zona central de Chile, la que ha afectado profundamente el bosque de roble blanco de Santiago.

“En este lugar hemos encontrado muchos individuos muertos dentro y fuera de los senderos, los que lamentablemente fueron material combustible en este incendio, junto con la gruesa capa de hojas que dejan en el suelo (ya que sus hojas se caen en otoño). Otras amenazas de menor magnitud son las subdivisiones de parcelas, cambio de uso de suelo a plantaciones agrícolas, extracción de tierra de hoja, proyectos mineros, ingreso de ganado, entre otros”, afirmó.

En el escenario actual, donde se aprecia la fragilidad del bosque frente a estos eventos tan catastróficos, para el especialista es necesario que se reevalúe la categoría de conservación actual del bosque de roble blanco de Santiago de “Vulnerable” a “En Peligro de extinción” y, por otro lado, se cree otra área silvestre protegida, pública o privada, que permita mayor control sobre las actividades que pueden realizar los seres humanos en estas poblaciones de robles.

Por otro lado, cada población tiene una distribución muy reducida a lo que fue en décadas pasadas, acotada y circunscrita a cada localidad, razón por la cual se denomina bosque “relicto”.

Bosque relicto

“En estos lugares hoy en día podemos ver fragmentos o ‘parches’ de bosques de roble blanco de Santiago de distinto tamaño, verdes en primavera y verano y rojizos en otoño, viviendo en altas cumbres de laderas con exposición sur-este, adaptados a características singulares de pendiente, temperatura, luminosidad, presión atmosférica, etc., que permiten que sobreviva ahí. No hay flujo genético entre sus poblaciones de forma natural, lo que es otra barrera para que se reproduzcan de forma más efectiva y al mismo tiempo aumente su variabilidad genética”, advirtió.

En segundo lugar, relata, es el hábitat de una comunidad de vertebrados e invertebrados nativos y endémicos de Chile, cuyas interacciones son únicas en estos bosques. Entre los invertebrados endémicos se pueden destacar a la madre de la culebra (Acanthinodera cumingii), el abejorro colorado (Bombus dahlbomii) (en peligro de extinción), entre otras, y de especies endémicas emblemáticas de vertebrados como el peuquito (Accipiter chilensis) y el lagarto gruñidor de Álvaro (Pristidactylus alvaroi). Este último es una especie endémica del Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad “Cerro el Roble”, donde pertenece Altos de Chicauma.

“Lo estoy estudiando desde 2010 y mis observaciones naturalistas, así como la de otros investigadores indican que son poco frecuentes de observar y sus abundancias son bajas. Siempre los encontré de forma solitaria en este bosque, muy separados entre sí. Se reúnen solo para la reproducirse”, indicó.

Ellos están declarados “En Peligro de extinción” por el Reglamento de Clasificación de Especies del Ministerio de Medio Ambiente en la actualidad, por casi las mismas amenazas que enfrenta el bosque de roble blanco de Santiago, sumado a la caza y captura ilegal y la presencia de mascotas en el bosque.

Actualmente se está ejecutando el plan RECOGE (Recuperación, Conservación y Gestión) de los gruñidores de la zona central, liderada por el Ministerio de Medio Ambiente.

“Creo que, con este incendio, deberían acelerar los objetivos de este plan, sobre todo los relacionados a la protección del hábitat contra incendios forestales y los orientados a la protección efectiva de la especie, como la creación de un área silvestre protegida pública o privada, donde se necesitan grandes recursos para implementarla, considerando que aún no tenemos ningún área protegida del estado en la Región Metropolitana. Además, se deben restaurar áreas dañadas como esta, donde habitaban gruñidores, aumentar la investigación y monitoreo de la especie ya que no se conoce la abundancia de las poblaciones en cada lugar donde existe roble blanco de Santiago”, aseveró Acevedo.

Para el científico, incluso, se debería pensar en el corto plazo, en la crianza en cautiverio de la especie”. Además de Altos de Cihcauma, se ha observado en el Cerro el Roble en Til Til (Santuario de la Naturaleza), en la cuesta la Dormida, quebrada de Alvaro y en el Parque Nacional La Campana en la región de Valparaíso.

“La importancia de los bosques radica en que prestan servicios ecosistémicos al ser humano, entre ellos, como ya mencioné albergan biodiversidad de flora, fauna, hongos y otros microorganismos, capturan carbono, entregan oxígeno, protegen el suelo de la erosión, poseen valor cultural para diversas comunidades de pueblos originarios, regulan el ciclo de agua, permiten el desarrollo cultural, físico y espiritual del ser humano y le da sustento a comunidades que viven de sus productos no maderables como frutos”, concluyó.

Publicidad

Tendencias