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“Las puertas perdidas” de Juan Gustavo León: una ficción histórica sobre un médico del Medioevo CULTURA|OPINIÓN

“Las puertas perdidas” de Juan Gustavo León: una ficción histórica sobre un médico del Medioevo

Eddie Morales Piña/Letras de Chile
Por : Eddie Morales Piña/Letras de Chile Profesor de Estado en Castellano por la Universidad de Chile. Ex director del Departamento de Literatura de la Facultad de Humanidades de la UPLA. Es autor de varios libros, entre ellos “De Literatura y Religiosidad” (1999), “Mito y antimito en García Márquez” (2002, segunda edición en 2011 por la Editorial Académica Española).
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La obra demuestra la pericia narrativa de su autor para entrar en la historia de una vida en una época plena de acontecimientos y significados -con sus luces y sombras- que trascienden los siglos. Quien ingrese en las páginas de este voluminoso libro no saldrá defraudado. Al final, en el epílogo se dice que un simple epitafio identificaría sus restos: Guillermus de Harcigny, Magister en Medicina. Hic tumulus, hujus diocesis oriundus 1300-1393.


La novela histórica tiene una larga prosapia en la literatura universal. En realidad, en toda narración hay rasgos históricos que pueden ser manipulados por el creador literario. Sin embargo, esta forma escrituraria tiene marcada una época de su emergencia. La ficción histórica generalmente ubica un referente espacio temporal -el cronotopo bajtiniano- para configurar la trama novelesca. El enunciado puede corresponder al sujeto de la enunciación, es decir, que en el relato coinciden plenamente quién escribe y el contenido de la historia. Es una especie de coetaneidad narrativa. Pero también el creador tiene el privilegio de recrear un tiempo y espacio alejado de su momento histórico. En otras palabras, varias de las novelas clásicas de este formato escriturario reactualizan un referente del momento de la escritura. Es lo que acontece con la novela de Juan Gustavo León, denominada Las puertas perdidas, que tiene un subtítulo que es el que encabeza esta crónica literaria. El autor de esta novela histórica es médico de profesión y este ha sido su primer relato dentro de los parámetros de lo que sucintamente hemos descrito. El texto fue publicado por primera vez en 1999, mientras que nosotros hemos leído una edición de 2018. No sé si en el momento de su emergencia fue comentada o criticada. Lo que si sabemos es que al término de su lectura nos queda claro que el autor tiene una potencialidad narrativa que atrae al lector. La novela tiene 567 páginas que cogen al lector y lo ingresan a una historia atrayente y fascinante.

Tal como el subtítulo lo indica se trata de la vida novelada de un médico del siglo XIV francés, el doctor Guillermo de Harcigny (1300-1393). La novela se plantea como un relato que recoge la historia de una vida en un espacio y tiempo determinado. Estamos situados en la Edad Media. En consecuencia, el autor León ha debido documentarse profundamente para entrar en un momento lejano de nuestra historicidad. Para quienes tengan conocimientos acerca del medioevo podrán percatarse que la recreación de dicha época está muy bien conseguida a medida que se internen en la trama novelesca. Esta se encuentra estructurada sobre la base de tres libros -según los denomina el narrador. Las tres instancias narrativas tienen núcleos narrativos del devenir de la historia personal de Guillermo de Harcigny. Los libros, a su vez, están divididos en capítulos signados con espacios de annus Domini. La división tripartita de la obra tiene un significado simbólico cristiano, por cuanto alude a lo Trinitario. La Edad Media, como es bien sabido, fue una época donde hubo una multitud de símbolos para conectar con lo numinoso. Umberto Eco, medievalista y escritor, enseñaba que el tiempo en que se sitúa la historia de León fue pansimbólica. En este sentido, el autor de la novela -que es una ficción histórica- despliega ante los ojos del lector la época medieval con mucha precisión sin que estos datos afecten el desarrollo de la trama, que no es más que la historia de un aprendizaje.

Lo anteriormente afirmado permiten aseverar que la estructura del relato puede ser adscrita a dos modalidades discursivas -no sabemos si el autor así lo programó al momento de la escritura de la novela-, a saber la fórmula escrituraria del Bildungsroman y la fórmula de la aventura mítica del héroe -esta última siguiendo los parámetros de la llamada, el cruce del umbral, la presencia de un maestro, los diversos avatares en el transcurso de la vida, y el triunfo o el fracaso del héroe al momento de retornar al inicio del periplo existencial. Estimo que la novela sobre el doctor medicus Guillermo de Harcigny bien puede ser leída sobre este programa, pues en la ficción encontramos estos momentos determinantes de dicha fórmula escrituraria. La primera parte, por ejemplo, está signada por la presencia del médico judío Mardoqueo quien oficia de maestro del aprendiz de médico. La figura de Mardoqueo y de las tradiciones judías a lo largo del relato serán un referente constante. El narrador no elude las persecuciones antisemitas de la época y Mardoqueo será recordado permanentemente por el protagonista. El retorno de Guillermo, el héroe, es triunfante a la ciudad de Laon donde morirá a avanzada edad. Lo mismo puede decirse de la estructura del Bildungsroman que es una novela de aprendizaje. Guillermo de Harcigny en las diversas instancias de la vida va transformándose paulatinamente en un médico de prestigio -cuando aún la medicina compartía espacio con creencias populares- y una persona integral donde la tolerancia y el respeto hacia otras formas culturales y del pensamiento van ingresando en su formación, como el mundo judío y musulmán, además de los antecedentes de la medicina griega, latina, persa. En la novela se entrecruzan diversos momentos de la historicidad de la época medieval dada la larga vida del doctor medicus, así por ejemplo veremos a Guillermo afrontando la terrible peste que asoló a Europa, o el viaje a Jerusalén hacia los Santos Lugares en medio de las cruzadas, o la educación universitaria con el trívium y el quadrivium, o escribiendo tractatus medicus, entre otros muchos núcleos narrativos donde el protagonista está presente, incluido sus amores, como su amada Susana.

La novela tiene una fórmula típica de la ficción histórica, esto es, que el relato es la escritura de la historia de la vida del doctor medicus llevada a cabo por un amanuense o escribano de la diócesis de Laon, un fraile llamado Francisco, quien por encargo del Obispo Leonardo III, relata la vida de Guillermo. Esto está al principio de una carta que le dirige a la autoridad eclesiástica donde, además, termina atestiguando que el médico fue un cristiano a cabalidad que dejó parte de sus bienes a los pobres de Laon. Esta fórmula escrituraria, es decir, la transcripción de la historia del protagonista sobre la base de los recuerdos se complementa con las diversas formas que adopta el relato desde el punto de vista de la enunciación. En otras palabras, Francisco, el narrador, modifica la voz narrativa o bien va entrecruzando la omnisciencia narrativa -la tercera persona- con los otros modos de focalización narrativa, como la primera persona, o la inclusión del diario de viaje del doctor medicus. El título de la novela alude a las diversas puertas en la entrada de la vida.

En definitiva, la obra de ficción histórica del médico Juan Gustavo León es una novela que demuestra la pericia narrativa de su autor para entrar en la historia de una vida en una época plena de acontecimientos y significados -con sus luces y sombras- que trascienden los siglos. Quien ingrese en las páginas de este voluminoso libro no saldrá defraudado. Al final, en el epílogo se dice que un simple epitafio identificaría sus restos: Guillermus de Harcigny, Magister en Medicina. Hic tumulus, hujus diocesis oriundus 1300-1393.

(Juan Gustavo León. Las puertas perdidas. Vida novelada de Guillermo de Harcigny, doctor medicus (1300-1393). Santiago. Editorial Asterión. 2018. 567 pág.).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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