CULTURA
“La gran lección de los dos intentos de escritura es que no existió el diálogo por ninguno de los dos lados y que nadie entendió que las dos partes están en el mismo país y que es necesario buscar consensos”, subrayó desde España, donde estrena su más reciente película, “La memoria infinita”.
Maite Alberdi, directora de la película chilena más vista este año en su país, ‘La memoria infinita’, considera que el fracaso de la reforma constitucional en Chile demuestra “la bipolaridad” y “el extremismo” de la sociedad actual.
“Vamos con los eslóganes y con las verdades absolutas, de un lado y de otro y terminamos en el mismo punto en el que estábamos, después de estos años de revuelta, de dolor y de cansancio, porque ya está todo el mundo muy cansado de ir a votar”, dijo a EFE en Madrid, donde promociona el estreno, el 12 de enero, de ‘La memoria infinita’.
Alberdi recibió el pasado sábado el premio Forqué, que otorgan los productores de cine españoles, a la mejor película latinoamericana del año y está nominada en la misma categoría a los Goya, los premios más importantes del cine español, que se entregarán el 10 de febrero de 2024.
Nominada al Óscar con su anterior película, ‘El agente topo’ (2021), Alberdi cree que la primera reforma, redactada por una convención con mayoría de izquierda y rechazada en referéndum hace quince meses, era “muy radical para el otro lado” y “muy utópica” y que la segunda, rechazada este domingo, se fue “al otro extremo”.
“La gran lección de los dos intentos de escritura es que no existió el diálogo por ninguno de los dos lados y que nadie entendió que las dos partes están en el mismo país y que es necesario buscar consensos”, subrayó.
Por segunda vez en poco más de un año, los chilenos rechazaron este domingo en las urnas una propuesta de nueva Constitución y decidieron mantener la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y aparcar el debate constitucional iniciado tras las masivas protestas de 2019.
Con más del 99,65 % de los votos escrutados, el 55,76 % de los electores rechazó un texto con sello conservador y elaborado por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional, frente al 44,24 % que optó por aprobarlo.
