Un grupo de investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres estudiaron la compleja interacción entre la música y la moralidad. ¿Qué otras conexiones sorprendentes podríamos descubrir entre la música y nuestra psicología?
La música nos ha acompañado a lo largo de la historia de la humanidad, dejando una huella imborrable no solo en la sociedad, sino también en cada época y cultura. Desde la antigüedad, la música ha sido utilizada como importante herramienta de comunicación, expresión artística, celebración y ritual. Por ejemplo, en la Edad Antigua, la música era utilizada en las ceremonias religiosas y en las celebraciones. En la Edad Media, la música se utilizó principalmente en las iglesias, siendo la música litúrgica la más importante, sin embargo, también se usaba la música secular. Por ejemplo, los trovadores y los juglares recorrían los pueblos y las cortes medievales para animar a la gente con sus canciones y cuentos. En el Renacimiento, la música se convirtió en una de las formas más importantes de arte, cuyos compositores más destacados fueron Palestrina, Monteverdi y Bach.
Durante el Barroco, la música se desarrolló de forma más compleja, donde nacieron los compositores más famosos de la época como Vivaldi, Bach y Handel. Ya el siglo XIX, la música se convirtió en una forma de arte más democrática y accesible al público en general, destacándose los compositores más famosos como Beethoven, Mozart y Schubert. También se desarrolló la música popular, como el jazz y el blues, que reflejaban las nuevas tendencias y los cambios sociales de la época. En el siglo XX, la música se convirtió en una forma de protesta y de expresión social a través del rock, el hip hop y el rap, como formas de expresión más populares de música, lo que permitió expresar las preocupaciones sociales y políticas de la época.
Algunas investigaciones han demostrado que la música es una experiencia humana holística e influye en nuestras emociones y el rendimiento cognitivo, como el pensamiento, el razonamiento, así como la resolución de problemas, la creatividad y la flexibilidad mental. Por lo que es una de las expresiones más fundamentales, así lo avala Víctor Hugo, político y escritor francés: “La música expresa lo que no puede decirse con palabras, pero no puede permanecer en silencio”. Por lo tanto, nuestros gustos musicales pueden decir mucho sobre nuestra personalidad, incluso si evaluamos nuestras canciones preferidas y artistas favoritos podemos obtener información sobre nuestros niveles de empatía, personalidad y expresión de valores. Así es como un grupo de investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres, liderado por C. Saitis y la Fundación ISI de Turín, Italia, estudiaron la compleja interacción entre la música y la moralidad. Los resultados fueron publicados el 2023, en la revista PLOS ONE.
En este interesante estudio los investigadores examinaron los datos existentes de 1.480 participantes, recopilados a través de la herramienta de encuesta LikeYouth, quienes completaron cuestionarios psicométricos sobre sus valores morales y luego observaron sus “me gusta” en las páginas de sus artistas musicales de preferencia en Facebook, reflejando de esa forma que las canciones más famosas de ese artista se relacionan con las preferencias musicales del usuario.
Posteriormente, los investigadores extrajeron y analizaron las características acústicas y líricas de las cinco canciones principales de los artistas preferidos de cada participante. Para esto, usaron algoritmos de aprendizaje automático, es decir asignaron instrucciones a una computadora para aprender y analizar automáticamente patrones y de esta forma estudiar las características que identificaron a los participantes y así predecir sus valores morales. Se basaron en la Teoría de los Fundamentos Morales (MFT), que explica cómo la moralidad está arraigada en cinco principios básicos, cada uno con su propio espectro de virtudes y defecto. Estos fundamentos son Cuidado/Daño, Equidad/Trampa, Lealtad/Traición, Autoridad/Subversión y Pureza/Degradación. El MFT ha sido ampliamente utilizado por los psicólogos para medir la moralidad desde su invención en 2004. Además, utilizaron el método BERT (Bidirectional Encoder Representations from Transformers), una técnica en el campo del procesamiento del lenguaje natural, para capturar el contexto de las palabras en una oración al analizar tanto las palabras anteriores como las posteriores en una secuencia, lo que es llamado “codificación bidireccional”, así analizaron la narrativa, los valores morales, el sentimiento y la carga emocional en las letras.
Otra herramienta importante que se utilizó en el estudio fue el uso de una interfaz de programación de aplicaciones (API) de Spotify, que es un conjunto de herramientas y reglas que permite a los desarrolladores de software interactuar con los servicios y datos ofrecidos por Spotify. En el contexto de Spotify, su API proporciona acceso a una variedad de funcionalidades y datos, como la búsqueda de música, la reproducción de canciones, la obtención de información sobre artistas y álbumes, la creación de listas de reproducción. Con esta herramienta, los autores analizaron las funciones de audio de bajo y alto nivel, como el tono y el timbre de una canción, para evaluar información codificada en las elecciones musicales, lo que ayudó a mejorar las inferencias morales.
Los resultados mostraron que tanto las características líricas como las de audio pueden predecir la moralidad de una persona. Curiosamente, determinaron que elementos como el tono y el timbre de una canción son predictores cruciales para determinar algunos valores de cuidado y equidad, mientras que los sentimientos y emociones expresados en las letras fueron más efectivos para predecir la lealtad, la autoridad y la pureza.
Desde la perspectiva de las señales lingüísticas de las letras se observó que las personas que valoran más los fundamentos relacionados con el cuidado y la equidad prefieren artistas cuyo contenido textual de canciones hablan sobre el cuidado y la alegría.
Aquellos individuos más preocupados por Lealtad, Autoridad y Pureza (rasgos vinculantes o intragrupales) tienden a elegir artistas cuyas letras de canciones hablan de justicia, santidad y amor. Además, las personas con fuertes valores vinculantes tienden a preferir artistas cuyas letras tengan sentimientos positivos y hablen de dominancia, y se relaciona a la vez con el hecho de que las personas con estas características de personalidad tienden a participar en actividades grupales como deportes, eventos religiosos y reuniones políticas, que a menudo hacen uso de la música para promover mensajes de poder, unidad y victoria (por ejemplo, cánticos deportivos, coros de iglesias, etc.), y por el contrario, éstos grupos de personas tienden a no gustarles las canciones con valencia negativa, narrativas violentas y canciones que resuenan con tristeza, miedo y disgusto.
Por lo tanto, las personas que valoran la lealtad, la autoridad y la pureza podrían preferir artistas con canciones más convencionales y rítmicas y no les gustan aquellos con canciones rebeldes, estridentes y distorsionadas. A partir de los resultados de los cuestionarios de MFT, se observó también que las mujeres obtuvieron puntuaciones más altas que los hombres en las fundaciones de cuidado, equidad y pureza.
Los individuos con valores de vinculación prefirieron artistas más populares y convencionales, lo que sugiere que estos individuos tienen más probabilidades de verse influenciados por las normas sociales y las opiniones grupales. Además, se encontró que los individuos más liberales prefieren la música reflexiva y compleja (por ejemplo, jazz, blues y clásica), mientras que los individuos más tradicionales y conservadores preferían la música más tradicional y alegre (por ejemplo, pop y música religiosa).
Estos hallazgos revelan que la música no es solo una fuente de entretenimiento o placer, también es un medio poderoso que refleja y da forma a nuestra sensibilidad moral, por lo que, al comprender esta conexión, podemos abrir nuevas vías para intervenciones basadas en la música que promuevan el desarrollo moral positivo. Por lo tanto, podría afectar la forma en cómo nos involucramos y utilizamos la música en diferentes aspectos de la vida, allanando el camino para aplicaciones que van desde experiencias musicales personalizadas hasta musicoterapia innovadora y campañas de comunicación.
Comprender el vínculo entre la música y la moralidad nos permitirá profundizar las implicancias psicológicas de nuestras experiencias musicales. En este sentido, los fundamentos morales tienen el potencial de brindar una visión profunda de por qué las personas tienen los gustos musicales que tienen y cómo estas elecciones se alinean con su razonamiento ético.
Con esta investigación, hemos desentrañado un vínculo fascinante entre la música y la moralidad humana, revelando cómo nuestras elecciones musicales reflejan no solo nuestros gustos personales, sino también nuestros valores éticos y morales. ¿Qué otras conexiones sorprendentes podríamos descubrir entre la música y nuestra psicología? ¿Cómo podríamos utilizar este conocimiento para enriquecer nuestras experiencias musicales y promover el desarrollo moral positivo en la sociedad?
Enlace al estudio:
https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0294402
*Este artículo surge del convenio con el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso.
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