Opinión
Es imperiosa la inmediata solución al problema puntual del ingreso 2020 por parte del Demre, el CRUCh y el Mineduc, a los que cabe esta responsabilidad y, por otra parte –y más importante aún–, la inmediata articulación, con la incidencia de los diversos actores sociales de la educación, de un nuevo sistema de ingreso para el 2021 y para los procesos futuros, siempre bajo los preceptos de la no segregación y el derecho social a la educación, que hoy son brutalmente pisoteados.
El actual estallido social requiere de un esfuerzo redoblado por parte de las autoridades políticas frente a las diversas cuestiones críticas que plantea la sociedad civil organizada. A parecer, la elite aún no entiende que se están demandando respuestas urgentes a problemas que en 30 años se han venido pateando y que ya no soportan más frenos. El tiempo se acabó.
La PSU es un sistema anacrónico, además de un completo fracaso como ingreso y selectividad para la educación superior, pese a la vasta experiencia mundial acerca del asunto, se ha hecho muy poco por mejorar y poner en consonancia la complejidad de nuestro sistema educativo con un ingreso pertinente a ello.
Por otra parte, las formas autoritarias con que el Mineduc y el Ejecutivo han enfrentado el problema específico de la PSU 2020, solo empeora una salida al conflicto de este año.
La ministra Cubillos se equivoca tajantemente al criminalizar y perseguir a los voceros secundarios, quienes han colaborado enormemente a visibilizar las desventajas de este sistema de ingreso poco eficiente. Es de esperar que cese en sus intentos de ganar políticamente un punto, perjudicando aún más nuestra educación. No necesitamos más autoritarismo y, si no puede encontrar las formas adecuadas, entonces sería tiempo de dar un paso al costado.
Respecto a la PSU de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, no puedo más que disentir con el Consejo de Rectores (CRUCh) y su decisión de anularla para el proceso 2020, esto dado el contexto de ataque a la disciplina vivido durante el año pasado (eliminación de la obligatoriedad de la asignatura para 3° y 4° medios). Nuestras disciplinas, por esencia, marcan el desarrollo crítico en las personas en el espacio educativo, ¿no es acaso pensamiento crítico lo que se demanda hoy? ¿Cómo pretenden entender el actual estallido social, con encuestas? Es de esperar que se piensen con mayor detalle estas decisiones que solo alimentan el argumentario falaz de los sectores a cargo del Ejecutivo y, particularmente, en el Mineduc.
Por último, es imperiosa la inmediata solución al problema puntual del ingreso 2020 por parte del Demre, el CRUCh y el Mineduc, a los que cabe esta responsabilidad y, por otra parte –y más importante aún–, la inmediata articulación, con la incidencia de los diversos actores sociales de la educación, de un nuevo sistema de ingreso para el 2021 y para los procesos futuros, siempre bajo los preceptos de la no segregación y el derecho social a la educación, que hoy son brutalmente pisoteados.
Se acabó el tiempo.
