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La pesadilla díscola de Van Rysselberghe PAÍS

La pesadilla díscola de Van Rysselberghe

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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En la interna UDI han tratado de bajar el perfil a la situación, pero están conscientes de que el «discolaje» que impera en varios de sus parlamentarios le regaló la posibilidad a La Moneda de trasladar las responsabilidades políticas del fracaso para frenar el proyecto del retiro de fondos hacia los dirigentes de Chile Vamos y que, así, no quede toda la culpa radicada en las incapacidades que ha demostrado el equipo de ministros del comité político para ordenar los votos. Dicho eso, es innegable que una de las fortalezas que siempre se le destacó a la timonel gremialista era precisamente su liderazgo político, el que ahora está en tela de juicio por los hechos de las últimas dos semanas.


Cosas así sucedían en otros partidos, pero nunca en la UDI, que por décadas se caracterizó –salvo pequeños atisbos de disidencia– por una férrea disciplina política de sus huestes. Pero si primero fueron algunos alcaldes gremialistas los que criticaron el manejo de la pandemia por parte de La Moneda, estas semanas han sido algunos de sus parlamentarios –diputados y senadores– los que, a contrapelo de las gestiones desde Palacio y del propio Presidente Sebastián Piñera, han puesto en jaque al Gobierno y a su propia timonel, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe, al alinearse públicamente a favor del retiro del 10% de los fondos de las AFP.

Es que no fue solo que algunos diputados UDI votaron a favor en general y en particular dicho proyecto de ley, permitiendo su paso al segundo trámite en la Cámara Alta, sino que además ya son tres los senadores gremialistas –Iván Moreira, David Sandoval y José Durana– los que han confirmado que apoyarán el retiro de fondos, todo de la mano de una crítica abierta a la forma en que la administración piñerista ha enfrentado los efectos económicos que ha provocado la pandemia.

En la interna UDI han tratado de bajar el perfil a la situación, pero están conscientes de que el «discolaje» que impera en varios de sus parlamentarios le regaló la posibilidad a La Moneda de trasladar las responsabilidades políticas del fracaso para frenar el proyecto del retiro de fondos hacia los dirigentes de Chile Vamos y que, así, no quede toda la culpa radicada en las incapacidades que ha demostrado el equipo de ministros del comité político para ordenar los votos.

En la elección interna de la UDI el 2018, la senadora no era la carta de La Moneda. En ese entonces, el diputado Javier Macaya contó con la venia de Palacio y el apoyo total del entonces poderoso ministro del Interior, Andrés Chadwick, pero una vez que ganó Van Rysselberghe en el Gobierno consideraron que la timonel era una garantía de orden en el partido para cuando el Mandatario lo necesitara. Si bien en la sede gubernamental aseguraron que no los pone contento el desorden interno en la UDI, sí reconocieron que la situación coloca a la timonel «en su lugar» y no dudan hoy en «cobrarle la factura», considerando la agresiva estrategia que ha impulsado de cuestionamiento a la gestión del ministro del Interior, Gonzalo Blumel (Evópoli), lo que en La Moneda es visto como una crítica por añadidura al Presidente Piñera, algo que –remarcaron– no se olvida fácilmente y menos en momentos de crisis como la actual.

[cita tipo=»destaque»]Dicho pacto no estaría libre de complejidades, más aún considerando que Lavín ha jugado un papel no menor públicamente en el debate del retiro de fondos. Dos horas antes de la votación en particular en la Cámara de Diputados la semana pasada, criticó el Plan Clase Media de La Moneda, lo que para muchos fue gravitante para que los parlamentarios gremialistas mantuvieran su decisión de aprobar el proyecto. Y ayer, el jefe comunal de Las Condes le dio una segunda estocada al Gobierno, al explicitar su respaldo al retiro del 10% de las AFP, argumentando que en situaciones excepcionales hay que tomar medidas.[/cita]

Una de las fortalezas que siempre se le destacó a Van Rysselberghe era precisamente su liderazgo político, el que ahora está en tela de juicio por los hechos de las últimas dos semanas. Esto explicaría la radical determinación que tuvo la comisión política de pasar de inmediato a los diputados disidentes al Tribunal Supremo, una decisión que –afirmaron en la interna– estuvo en línea con la mirada de los coroneles Pablo Longueira y del exministro del Interior Andrés Chadwick. “Se le propinó una derrota al Gobierno, se le hizo un daño a la UDI y se le dio un triunfo a la izquierda”, justificó el senador gremialista Víctor Pérez, en entrevista con El Mostrador.

Pero el golpe de timón quedó en parte eclipsado con la renuncia al partido de tres de los diputados que fueron pasados al TS –Virginia Troncoso, Álvaro Carter y Sandra Amar–, como con las críticas que recibió la timonel sobre esa decisión, como fueron los casos del senador Moreira y del ministro de Justicia y expresidente de la colectividad, Hernán Larraín.

La senadora no es la única que ha tenido problemas para imponer su impronta en la interna UDI, también le pasó a una de las figuras más emblemáticas de dicha tienda política, el exministro Pablo Longueira, quien esta retirado de la coyuntura política debido a la acusación por cohecho y delitos tributarios en el marco del caso SQM. En dos ocasiones estas semanas ha tratado de influir en los parlamentarios para alinearlos contra del proyecto de retiro de fondos sin tener éxito.

Primero fue una carta a los diputados, que se conoció solo un par de horas antes de la votación de la idea de legislar sobre el retiro de fondos en la Cámara de Diputados, misiva en la que apeló a la figura y enseñanzas de Jaime Guzmán y, luego, este fin de semana, publicó otra carta en El Mercurio, en la que emplazó a los senadores gremialistas a irse de la colectividad si mantienen su decisión de respaldar el polémico proyecto. No solo Moreira le replicó, afirmando que hace mucho tiempo que Longueira ya no era un referente para él, sino que fuentes de la colectividad agregaron que esa sensación era compartida internamente por varios en el partido.

En la UDI se resisten a hablar de una crisis interna, pero por más que traten de tapar el sol con un dedo ante los hechos políticos públicamente conocidos, para Van Rysselberghe los problemas de estas semanas se suman al permanente cuestionamiento que ha recibido desde la disidencia gremialista, por su promesa incumplida de poder influir realmente en la toma de decisiones de La Moneda.

Porque, más allá de tener como aliado al influyente jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, lo cierto es que desde la salida de Chadwick del Gobierno, la UDI ha perdido influencia en Palacio. El paso del ministro Felipe Ward por la Segpres no cumplió con las expectativas al respecto que tenía el gremialismo y, si bien la llegada de Claudio Alvarado a dicha cartera mejoró el lugar de la colectividad en la interna palaciega, “todos saben” que el no tener a uno de los suyos en el Ministerio del Interior constituye una derrota per se.

Nada de lo que ha hecho la dirigencia gremialista ha logrado revertir el discolaje interno entre sus parlamentarios, porque –explicaron en la UDI– este se entiende por la «desafección» de las huestes de la colectividad con el Gobierno de Piñera y por el indiscutido apoyo popular que tiene la idea del retiro de fondos de las AFP, factores que crearon “un clima perfecto” para que cada cual vote como quiera.

En clave presidencial

En medio de este tenso clima y con las elecciones internas de la UDI marcadas en el calendario para fin de año, se cruza un factor clave para todo el gremialismo: la candidatura presidencial de Joaquín Lavín, algo que es considerado un objetivo mayor del partido y su gran motivación, porque implica la mejor opción hasta ahora de lograr llegar en democracia a La Moneda con uno de los suyos. Desde la interna partidista explicaron que “quizás para afuera no se entienda mucho”, pero lograr llevar a la UDI a liderar el país con un militante es la máxima aspiración tanto de los que formaron la colectividad como de sus actuales dirigentes: “No hay dos lecturas al respecto”, subrayaron.

En este contexto, hace un par de semanas se habría logrado sellar una suerte de pacto de no agresión entre Van Rysselberghe y Ernesto Silva, el brazo derecho del alcalde de Las Condes, que apuntaría a garantizar desde ya un trabajo mancomunado para facilitar y potenciar la candidatura de Lavín. En la UDI dijeron que Silva y la timonel “no son cercanos, no se soportan y representan a bandos diferentes”, pero el objetivo mayor que implica llegar a La Moneda no como acompañantes, cimentó la base de este acuerdo entre ambos.

Dicho pacto no estaría libre de complejidades, más aún considerando que Lavín ha jugado un papel no menor públicamente en el debate del retiro de fondos. Dos horas antes de la votación en particular en la Cámara de Diputados la semana pasada, criticó el Plan Clase Media de La Moneda, lo que para muchos fue gravitante para que los parlamentarios gremialistas mantuvieran su decisión de aprobar el proyecto. Y ayer, el jefe comunal de Las Condes le dio una segunda estocada al Gobierno, al explicitar su respaldo al retiro del 10% de las AFP, argumentando que en situaciones excepcionales hay que tomar medidas.

Su estrategia no ha pasado inadvertida y ha generado molestia. El senador Pérez rompió esta suerte de pacto de no cuestionar a Lavín: Quien cree que derrotando al Gobierno y dañando a la UDI va a obtener votos más allá del sector (…), está cometiendo un error muy grande (…). No hay duda que las declaraciones de Joaquín Lavín dieron base para que quienes querían dañar al Gobierno, lo hicieran ( …). Fueron a los menos desafortunadas”, recalcó en entrevista con El Mostrador.

Dicho eso, en la UDI señalaron que lo que hace Lavín es seguir con su estrategia de supervivencia, de tomar distancia del Gobierno y que, dado que todo indica que el proyecto seguirá avanzando en el Congreso, el alcalde “no podía quedar del otro lado de la vereda, considerando la popularidad de la iniciativa”.

Interna pendiente

Hay un tema que aún no se ha zanjado al interior de la UDI y se refiere a si Van Rysselberghe puede o no ir a su segunda reelección, sobre lo que hay varias interpretaciones. Mientras que quienes la apoyan no dudan en que no existen trabas, desde la disidencia afirmaron que por reglamento le sería imposible competir.

Un documento que circula entre los militantes de la tienda precisa que la Ley 18.603 de Partidos Políticos, en su artículo 25, señala que “deberán efectuarse elecciones de la totalidad de los miembros de los órganos antes señalados, renovándose con una periodicidad no superior a cuatro años. Sus integrantes no podrán ser electos por más de dos períodos consecutivos en su mismo cargo”.

El mismo documento agrega el artículo 8 de los estatutos internos del partido, que consigna que “los cargos directivos indicados en el artículo 25 de la ley, cualquiera sea su categoría, se ejercerán por períodos de dos años, con la excepción de los miembros del Tribunal Supremo y Tribunales Regionales, que durarán en sus cargos el lapso de cuatro años. Ninguna persona podrá ser electa por más de dos períodos consecutivos en el mismo cargoAdemás, señala que en el artículo 28 de los estatutos reza que “los miembros de la Directiva Nacional permanecerán en sus cargos por un período de dos años, pudiendo ser electos por máximo dos períodos consecutivos en el mismo cargo.”

En sus conclusiones, el texto indica que  “la actual presidenta del partido no puede repostular a su cargo, por haber cumplido dos períodos consecutivos en él (…), sí puede postular a otro cargo dentro de la Directiva Central, pues la limitación establecida en la ley es al cargo, no a su presencia en la Directiva”.

Al respecto, cercanos a la timonel afirmaron que el hecho de que el reglamento se haya aplicado el 2018, es decir, luego de su primer período al mando del partido, implicaría que este no tendría incidencia en esta ocasión.

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