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Naufragio blanco Opinión

Naufragio blanco

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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En cancha, desde el retorno del fútbol, Colo Colo perdió de local con S. Wanderers, empató con la U y volvió a la derrota en casa ante O’Higgins. El nivel de juego es realmente bajo y se ve un equipo gastado, sin ideas ni reacción. Rendimientos individuales preocupantes y, además, decisiones técnicas confusas y erradas. Siempre se dice que toda crisis es una oportunidad. Desde fuera se aprecia que esa oportunidad no la están aprovechando en Colo Colo y, muy por el contrario, los albos siguen hundiéndose en sus problemas internos de organización, decisiones, niveles de juego y proyecciones.


La caída ante O’Higgins, más allá del aspecto numérico –sexta derrota de los albos en el torneo, jugadas tan solo diez fechasremecieron una vez más la endeble estructura de Colo Colo, desde lo dirigencial, lo técnico hasta lo futbolístico. Eso, por que los problemas del cacique se arrastran desde hace mucho tiempo.

Son daños que están rebotando en la cancha, como no tener una política deportiva sólida y que no sea voluble cada vez que sale el técnico de turno. Y más allá que Marcelo Espina, gerente técnico, ha proclamado que la idea es llegar a tener un 60/40 (60% de jugadores de casa), por ahora y en el corto plazo pareciera algo que no tiene mucho asidero.

¿Responsables? Partiendo por el directorio de Blanco y Negro, mientras siga teniendo enfrentamientos internos entre los bloques de Vial y Mosa, que torpedean lo institucional y que se ve reflejado en lo deportivo. ¿Cuál es el verdadero interés de ellos? ¿Bajo qué parámetros buscan y contratan a los directores técnicos y jugadores?

[cita tipo=»destaque»]La regencia alba está a velocidad crucero tratando de traer un técnico y el nombre que siempre ha gustado ahora es el de Gustavo Quinteros. Caben varias preguntas inmediatas: ¿querrá asumir de inmediato con este negro panorama?, ¿podrá dar un vuelco en 180 grados a un plantel que está gastado y con un nivel bajísimo?, ¿logrará que los albos avancen a la siguiente ronda de Libertadores e intentar una clasificación a torneos internacionales para el 2021?[/cita]

Si a los problemas de organización, se suma lo difícil que es el camarín, con jugadores que tienen un peso específico y que en muchas oportunidades hacen sentir su posición contraria, se siguen añadiendo situaciones que llevan a mirar un futuro inmediato muy poco prometedor para los albos.

Al intentar ir a buscar a Luis Felipe Scolari –todos sabemos cómo terminó esa historia– en Blanco y Negro querían dar una señal potente, teniendo a un técnico con laureles y personalidad para decidir y tomar decisiones duras, literalmente limpiar un plantel que tiene un promedio de edad bastante elevado. Pero esa quimera se derrumbó demasiado rápido y, sumado esto a la pandemia, la determinación fue colocar a Gualberto Jara de manera interina. A medida que fue avanzando el COVID-19 y no se lograba retornar al torneo, la dirigencia del cacique decidió confirmar a Jara hasta fin de año.

Y claro, las derrotas siempre agrietan cualquier relación. Imposible dejar de lado todo el conflicto entre el plantel y los regentes por el tema de rebajas de sueldos. Ahí, la herida fue aún más profunda y, más allá de algunas declaraciones de buena voluntad este último tiempo, es sabido que la distancia es grande y además la AFC le entregó el favor hace pocos días a los jugadores, con lo cual la administradora deberá cancelar cerca de 1.200 millones de pesos al plantel.

En cancha, desde el retorno del fútbol, Colo Colo perdió de local con S. Wanderers, empató con la U y volvió a la derrota en casa ante O’Higgins. El nivel de juego es realmente bajo y se ve un equipo gastado, sin ideas ni reacción. Rendimientos individuales preocupantes y además, decisiones técnicas confusas y erradas.

Este sábado visitan a Unión La Calera en el sintético del Nicolás Chahuán. Un partido duro y complejo por el rival, con la mente puesta en el duelo ante Peñarol por Copa Libertadores a jugarse el martes a las 19.15 horas y donde Colo Colo está obligado a ganar para seguir teniendo alguna chance en el certamen continental.

La regencia alba está a velocidad crucero tratando de traer un técnico y el nombre que siempre ha gustado ahora es el de Gustavo Quinteros. Caben varias preguntas inmediatas: ¿querrá asumir de inmediato con este negro panorama?, ¿podrá dar un vuelco en 180 grados a un plantel que está gastado y con un nivel bajísimo?, ¿logrará que los albos avancen a la siguiente ronda de Libertadores e intentar una clasificación a torneos internacionales para el 2021?

Si yo fuera Quinteros, no asumo ahora y espero que la dirigencia haga el trabajo de depurar el plantel y, así, llegar limpio para poder armar él su equipo. Es sabido, como en cualquier trabajo, que cuando llega jefe nuevo y “hace limpieza”, siempre quedan heridos o rumores girando en torno a quien lo hizo y eso afecta el clima laboral. Agreguemos el tema judicial de Leonardo Valencia, que hace mucho ruido dentro y fuera de la cancha.

Siempre se dice que toda crisis es una oportunidad. Desde fuera se aprecia que esa oportunidad no la están aprovechando en Colo Colo y, muy por el contrario, los albos siguen hundiéndose en sus problemas internos de organización, decisiones, niveles de juego y proyecciones.

El barco albo está a punto de naufragar y, cuando eso pasa, no hay mucho más que hacer y decir.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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