Publicidad
Fuertes, capaces e históricas Opinión

Fuertes, capaces e históricas

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
Ver Más

Hay buenas jugadoras en Chile y en estos últimos años Santiago Morning, U. de Chile, Colo Colo y Palestino han tomado un liderazgo indiscutido en la liga nacional. Las instituciones entendieron y abrieron la billetera, para profesionalizar la actividad. Ahora es la ANFP la que debe subir los estándares, para que el torneo nacional femenino siga creciendo y desarrollándose. Se merecen de sobra el apoyo y reconocimiento, porque en cancha y fuera de ella han demostrado una entereza y una resiliencia admirables.


“Estamos demostrando que la mujer chilena es fuerte, que es capaz, que es deportista y que puede lograr todo lo que se proponga”, fueron las palabras de la líder y capitana, Christiane Endler, tras conseguir la histórica clasificación de la Roja Femenina a Tokyo 2020, luego superar en el repechaje a Camerún.

Un camino que tiene sus primeros pasos en el Sudamericano del 2006 disputado en Viña del Mar y Valparaíso, donde nombres como Carla Guerrero, Daniela Pardo, Karen Araya y Nathalie Quezada, comenzaban a dar los primeros pasos de una generación que, con ilusión y mucha dedicación, llenarían de alegrías a sus familias y entorno más cercano, porque hay que reconocer que el fútbol femenino en nuestro país recién comenzó a tener algo de cobertura con la llegada de la española Marta Tejedor, en la presidencia de Harold Mayne-Nicholls.

El fútbol femenino siempre ha tenido que remarla. Buscar y rebuscar apoyos, ayudas de las familias de las jugadoras y de algún mecenas caritativo. Material había, pero tampoco la Federación de Fútbol les entregaba los recursos que se merecían para poder impulsar una liga semiprofesional y que la selección, además, contara con la infraestructura que se merece el nivel de un seleccionado. Siempre había buenas intenciones y palabras decorosas, pero la realidad distaba mucho de todas esas promesas de la dirigencia del balompié nacional.

[cita tipo=»destaque»]La generación que fue sumándose –donde destaca Christiane Endler, más la opción de muchas de ellas de poder emigrar a ligas más poderosas e importantes– le fue dando un tono y realidad al equipo, que se notaba cada vez más convencido y afiatado en lo que buscaba hacer. Este grupo está lleno de convicciones, trabajo, lágrimas y sudor, porque la vienen peleando hace mucho tiempo, desde aquellos esfuerzos que inició en la década de los 90 Isabel Berríos y que muchos, en esta sociedad machista y poco igualitaria, la vieron como una idealista que no tendría sentido y peso. El tiempo le dio la razón sabiamente.[/cita]

Pero las muchachas iban demostrando su crecimiento y su ímpetu. Siempre recuerdo una historia que alguna vez me relató en un programa Daniela Pardo, una de las jugadoras más experimentadas en la Roja. Contó que en su población ella, literalmente, se disfrazaba y aparentaba ser hombre para poder jugar en las pichangas del barrio. Tal era su pasión por el balón, que hacía malabares para poder estar en la cancha de tierra y disfrutar del fútbol.

Y así como la historia de Daniela, la gran mayoría de las jugadoras han debido sortear múltiples prejuicios e inconvenientes para poder tener, a lo menos, una opción de poder crecer y desarrollarse en la actividad del fútbol que tanto aman.

También vale la pena destacar el trabajo de los cuerpos técnicos, que formaron parte del crecimiento de las jugadoras, desde Osvaldo Hurtado, Ronnie Radonich, Manuel Rodríguez, Marta Tejedor, Rocío Yáñez y sin duda el más destacado, José Letelier. El exarquero de Alianza y Colo Colo es el que más partidos ha dirigido, un total de 42, con participación en Copa América, Mundial de Francia y ahora, la histórica clasificación de un equipo femenino a una justa olímpica.

La generación que fue sumándose –donde destaca Christiane Endler, más la opción de muchas de ellas de poder emigrar a ligas más poderosas e importantes– le fue dando un tono y realidad al equipo, que se notaba cada vez más convencido y afiatado en lo que buscaban hacer. Este grupo está lleno de convicciones, trabajo, lágrimas y sudor, porque la vienen peleando hace mucho tiempo, desde aquellos esfuerzos que inició en la década de los 90 Isabel Berríos y que muchos, en esta sociedad machista y poco igualitaria, la vieron como una idealista que no tendría sentido y peso. El tiempo le dio la razón sabiamente.

Reitero, hay buenas jugadoras en Chile y en estos últimos años Santiago Morning, U. de Chile, Colo Colo y Palestino han tomado un liderato indiscutido en la liga nacional. Las instituciones entendieron y abrieron la billetera, para profesionalizar la actividad. Ahora es la ANFP la que debe subir los estándares, para que el torneo nacional femenino siga creciendo y desarrollándose.

Se merecen de sobra el apoyo y reconocimiento, porque en cancha y fuera de ella han demostrado una entereza y una resiliencia admirables. Una fuerza que, como indicó Endler, es propia de la chilena, la que a pesar de las dificultades sigue adelante. Estas jugadoras entraron a la historia y pueden seguir escribiéndola, tienen todo para aquello, porque logran emocionar y conmover.

Así lo hicieron este miércoles a la hora del almuerzo, cuando una parte importante del país lucha por salir adelante en medio de la pandemia, de la crisis hogareña, de la falta de trabajo y oportunidades, de las penas y amarguras que se vienen arrastrando hace mucho, pero donde por 90 minutos ellas pudieron generar un ambiente de fiesta y éxito que se lo ganaron solas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias