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La espiral de violencia bilateral en territorio mapuche Opinión

La espiral de violencia bilateral en territorio mapuche

Carolina Acevedo
Por : Carolina Acevedo Doctora en Ciencia Política mención en política comparada y métodos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciada en Ciencia Política de la Universidad Católica de Temuco. Líneas de investigación: Estado, conflictos étnicos y perspectiva de género interseccional.
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¿Qué ocurre en La Araucanía? Sin duda, las demandas de autonomía y reconocimiento han ido en aumento en los últimos años, pero también se posicionan temas de salud, lengua y medioambiente. El pobre desempeño del Estado es clave en explicar la tendencia hacia ideas más radicales, y esto es lógico si lo pensamos observando las respuestas institucionales.


Los acontecimientos ocurridos durante este fin de semana en la región de La Araucanía, específicamente en Carahue, no están alejados de lo que viene ocurriendo desde hace más de 20 años en este territorio. Violencia, muerte, terrorismo, pero también desigualdad, pobreza y ausencia de Estado, son categorías que se desprenden como respuesta a la descontrolada espiral conflictiva que se ha denominado “conflicto mapuche”.

En lo personal, prefiero determinar un conflicto como una situación bilateral, donde dos actores o más disputan un objetivo, en este caso, efectivamente se ha segado el rol del Estado y su responsabilidad, sobre todo pensando en las capacidades estatales y sus competencias a nivel subnacional, y se ha sobremediatizado a los acontecimientos de violencia por parte de grupos de resistencia mapuche, fenómeno muy propio de un conflicto sin respuesta, sin diálogo y sin reconocimiento.

Pero ¿qué ha estado ocurriendo dentro de este territorio?, ¿qué ocurre en La Araucanía? En una investigación recién publicada, he evidenciado la variación importante en las demandas que existe dentro de las comunidades mapuche, heterogeneidad que además es territorial. Sin duda, las demandas de autonomía y reconocimiento han ido en aumento en los últimos años, pero también se posicionan temas de salud, lengua y medioambiente. El pobre desempeño del Estado es clave en explicar la tendencia hacia ideas más radicales y esto es lógico si lo pensamos observando las respuestas institucionales.

La encuesta nacional Casen 2020 nuevamente posiciona a la región como la más pobre de Chile, esto sin considerar las categorías dentro de ellas. Es decir, ser mujer mapuche y rural representa un sesgo frente al acceso económico y de bienes y servicios que no existe en ningún otro lugar de Chile. ¿Cómo responde entonces la institucionalidad?

Bueno, primero con un Plan Impulso Araucanía preocupado de construir lo que en otras regiones ya existe, vale decir, alcantarillado, red de alumbrado público, aguas lluvias, etc., con ideas vagas y muy despreocupadas sobre diálogo y paz, pero sobre todo con un discurso político enfocado en la violencia rural, en dotación de equipamiento de Carabineros y Fuerzas Especiales, asunto que solo ha detonado en más violencia dentro de las comunidades.

¿Cómo responde el mapuche? Desde mi punto de vista la foto no refleja a un grupo paramilitar; menos, capacitaciones guerrilleras en el extranjero. La foto de los restos de Pablo Marchant refleja una respuesta sujeta a una realidad de cruda discriminación, pobreza y violencia desde el Estado.

En el mundo existen enfrentamientos y acciones terroristas que están muy alejados de lo que hoy vivimos en La Araucanía, sin embargo, sí puedo decir que compartimos una realidad con estos ejemplos extranjeros y es: cómo el nacer y vivir en la pobreza y desigualdad de una región determina el quién obtiene qué.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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