Publicidad
Expertos australianos en propiciar acuerdos donde hay conflicto hablan de la Convención: «El diálogo es para valientes» PAÍS

Expertos australianos en propiciar acuerdos donde hay conflicto hablan de la Convención: «El diálogo es para valientes»

Luis Díaz B.
Por : Luis Díaz B. Periodista y traductor del libro de Anthony Kelly & Peter Westoby “Práctica del Desarrollo Participativo”, junto a Iván Jiménez.
Ver Más

Anthony Kelly y Pam Bourke, intelectuales australianos que han recorrido distintos rincones del mundo enseñando teoría y práctica del diálogo, consideran que el coraje no solo se tiene que dar a nivel emocional, sino que también a nivel intelectual. «Es muy importante, cuando dialogamos, cualquiera sea el contexto donde nos encontremos, que podamos ser conscientes de nuestra manera de interpretar la realidad.  En ese sentido vale la pena resaltar las “lógicas sociales” que llevan a las personas a formular distintos juicios sobre la misma realidad social. Ambos expertos comparten en esta entrevista sus experiencias y enseñanzas, que pueden ayudar a que los Constituyentes puedan generar un diálogo.


Comunidades devastadas por emanaciones tóxicas por parte de algunas empresas en la India han logrado levantarse y emprender un proceso de diálogo fructífero con las empresas, mejorando sustancialmente su calidad de vida. 

En Australia,  miembros de los pueblos aborígenes, cuyos derechos humanos fueron violados en el pasado, también han logrado comenzar un diálogo con la misma autoridad con la que se han enfrentado. 

En ambos casos el diálogo no ocurrió de manera intuitiva ni casual. Más bien, fue acompañada por expertos que llevan décadas enseñando a comunidades, empresas y gobiernos la teoría y práctica del diálogo.

Anthony Kelly se ha desempeñado en el campo del diálogo por 40 años. Ha enseñado la práctica del desarrollo en la Universidad de Queensland por 25 años visitó Chile en 2008 y conoce buena parte de nuestro país. Él se retiró el 2015 y hoy su discípula Pam Bourke sigue sus pasos, capacitando en varios países, tanto a empresas como a comunidades y desde el 2016, enseña en un Diplomado en la Universidad Católica.

Ambos intelectuales conversaron con El Mostrador para compartir sus enseñanzas y experiencias con el fin de aportar a nuestro proceso Constituyente.

Anthony, los Constituyentes enfrentarán la ardua tarea de lograr un consenso para poder redactar una nueva Constitución que nos represente a todos. ¿Cómo es posible que se produzca el diálogo cuando existen posiciones tan divergentes?

– Primero tenemos que definir qué es el diálogo. Las personas creen que, si no se está de acuerdo sobre algo en particular, el diálogo es imposible. Sin embargo, lo más importante, en cualquier proceso de diálogo, es mantener una relación, aunque tengamos diferencias radicales. Es a través de dicha relación por la cual se puede generar el diálogo y, eventualmente llegar a acuerdos. A veces, podemos comenzar en estar de acuerdo en que no contamos con un acuerdo. Aunque cueste creerlo, ese puede ser el inicio de una relación basada en el respeto. De lo contrario, es imposible ni si quiera comenzar a hablar.

– Usted tiene una vasta experiencia en enseñar sobre cómo dialogar en distintas culturas. A su juicio, ¿qué es lo más importante del diálogo?

-Creo que es útil comenzar mencionando los cuatro principios del diálogo que se han generado, en su mayor parte, en países en desarrollo, desde el siglo XIX. 

El primer principio, lo elaboró el Premio Nobel indio Rabindranath Tagore y nos invita a ver el mundo a través de los ojos de la otra persona, cuando comenzamos a dialogar. En otras palabras, nos despojamos de todo y somos realmente capaces de escuchar a la persona que se encuentra frente a nosotros.

El segundo principio lo expuso el filósofo judío austríaco Martin Buber quien elaboró la teoría de los tres movimientos del diálogo. El primer movimiento es cuando nos hacemos presentes ante una persona. El segundo movimiento se produce cuando esa persona responde a nuestro primer movimiento y, por último, el tercer movimiento ocurre cuando él yo y el tú dan lugar al nosotros.

El tercer principio lo recibimos del educador brasileño Paulo Freire, quien profundizó el uso de las palabras claves o heurísticas. Freire se dio cuenta que la manera como describimos el universo muchas veces nos condiciona a actuar o no actuar de una u otra forma. Por dicho motivo, al escuchar el discurso de una persona, Freire aconseja enfocarnos en las palabras que contienen un recurso positivo.

El cuarto y último principio no se atribuye a ninguna persona en particular, pero recibió la contribución de varios autores post Freirianos

Dando un paso más allá, se propone ofrecer alternativas al discurso de la persona pidiéndole permiso para cambiar la manera como se narra su historia. Por ejemplo, pasamos de lo general a lo específico o se modifica el tiempo verbal del pasado, al presente y luego al futuro, etc.

En su experiencia ¿es posible que el diálogo se pueda utilizar más allá del relacionamiento comunitario, donde usted ha enseñado por décadas?

-En varias ocasiones, una de ellas en el norte de Chile, al terminar el taller del diálogo y recibir los comentarios finales de los participantes, una persona dijo que si hubiera tenido el curso antes, muy probablemente no se habría separado de su pareja. La razón, es que se dio cuenta que nunca había logrado llegar al tercer movimiento en el diálogo con su ex cónyuge. Otros participantes han compartido experiencias similares en Chile y en el extranjero con respecto al diálogo con sus hijos, con sus compañeros de trabajo, con las comunidades y esto se puede extrapolar a todos los niveles de la sociedad. El diálogo es consustancial al ser humano y nos define como tales, incluso aunque pueda adquirir, muchas veces, una naturaleza confrontacional. 

Muchas personas que trabajan en empresas y organismos estatales han comentado que el diálogo ha sido muy útil para aprender cómo forjar relaciones más estables dentro de sus organizaciones, con sus colegas, gerentes y personal. El diálogo interno también es esencial, si las organizaciones han de trabajar de manera coordinada con el fin de responder a los grandes desafíos que imponen, por ejemplo, la pandemia y el proceso Constituyente para redactar una nueva Constitución para Chile.

-¿Cómo avanzar al tercer movimiento, que supone hablar desde un nosotros?

-Para nuestra cultura occidental no es fácil poder entrar en el tercer movimiento. Cuando se produce un diálogo y una persona me dice algo, tengo dos opciones: puedo escuchar e indagar atentamente sobre lo que se me dice o solo puedo prestar atención a mi propia interpretación de lo que se dice y mi propia agenda.  Cuando realmente escucho e indago sobre lo que se me está diciendo, rápidamente es posible llegar al tercer movimiento y generar un vínculo. De lo contrario, cada uno permanece en su propio terreno, sin lograr un espacio común.

 Tal como en el caso de Anthony, Pam Bourke ha trabajado con varias comunidades y, muchas veces, bajo condiciones bastante exigentes donde existe una profunda división.

Pam también solía visitar Chile para enseñar en el diplomado de la Universidad Católica sobre el diálogo, una vez al año, desde 2016. Pero el año pasado, debido a la pandemia, durante las dos semanas que dura el curso, Pam tuvo que madrugar en Australia para estar presente en las clases, aunque esta vez, de manera remota. 

-En su experiencia, ¿en qué difiere el diálogo con las comunidades y el diálogo político que tendrá que ocurrir entre los Constituyentes? 

-El diálogo es para valientes, en cualquier circunstancia. Este coraje no solo se tiene que dar a nivel emocional, sino que también a nivel intelectual. Por lo tanto, es muy importante, cuando dialogamos, cualquiera sea el contexto donde nos encontremos, que podamos ser conscientes de nuestra manera de interpretar la realidad.  En ese sentido vale la pena resaltar las “lógicas sociales” que llevan a las personas a formular distintos juicios sobre la misma realidad social. 

Podemos distinguir al menos cinco tipo de lógicas que moldean la forma como las personas interpretan sus realidades. Ellas no son ni mejores ni peores que las otras y tampoco son las únicas que existen.

La primera es la “lógica heurística”, que es la de la evocación e incluye ciertas palabras que proporcionan un punto focal que evoca una comprensión común y reúne a las personas alrededor de realidades humanas compartidas. Por ejemplo, “desarrollo sustentable”, implica una manera en particular de aproximarnos a la práctica del desarrollo.

La segunda es la “lógica binaria”, que representa al mundo entre una opción o la otra. Es una lógica importante y útil, pero a menudo simplifica la realidad a solo dos opciones, lo que puede generar división entre las personas.

La tercera es la “lógica dialógica”. Es la lógica de lo uno y lo otro y aprecia la interacción, la armonía y la paradoja entre las cosas, lo que le permite comprender la realidad más compleja.

La cuarta es la “lógica sintética”, que es la lógica de la transformación dialéctica que incluye la tesis, antítesis y síntesis expandiendo aún más las posibilidades de la realidad.

Por último, tenemos la quinta lógica que es la “lógica de la totalidad”, que es un proceso reflexivo y cuidadoso que resalta el pasado, el aquí y ahora y el futuro, tejiendo conexiones entre todos.

Habiendo dicho esto, es posible dar un paso más allá y abordar la lógica paradójica, que implica sostener dos conceptos supuestamente contradictorios, sin que ello implique transar o ceder en pos de uno u otro. Más bien, corresponde a un proceso dinámico que requiere un ir y venir constante, moviéndose entre, a lo largo, dentro y fuera de ambas realidades. Por ejemplo, es frecuente ver personas que abogan por la democracia y, sin embargo, su conducta es autoritaria y controladora. De igual forma, a veces ocurre que los activistas por la paz se pueden volver violentos en algunas manifestaciones, que comienzan de manera pacífica. A menos que podamos ver claramente dicha paradoja y abordarla, será difícil trabajar en ambos lados de la tensión y las personas tendrán la tendencia a convertirse en fanáticos y fundamentalistas en búsqueda de una ortodoxia, que ven como la única vía posible. 

-¿Algún consejo final para los futuros Constituyentes Anthony?

-El diálogo no es una especie de buenismo. Más bien es lo que nos define como seres humanos, ya que, independiente de nuestra cultura, todos queremos ser felices. Tengo grandes amigos en Chile, país que conozco bien y no tengo dudas que saldrán fortalecidos de este proceso y podrán encontrar puentes para forjar un diálogo, aunque se encuentren en posturas radicalmente distintas. Solo se requiere un poco de humildad, dulzura, rigor intelectual y darnos cuenta de que tenemos más en común de lo que pensamos.

-¿Algunas palabras finales Pam para los futuros Constituyentes?

-Las lógicas sociales nos ayudan a, primero, entender cómo interpretamos la realidad y luego comprender a los demás en la misma esfera, ejercitando, como dice David Bohm (1996), la habilidad de suspender nuestros supuestos y ejercer la propiocepción de nuestros pensamientos.

En general en la discusión politica se privilegia a toda costa el ganar y que nuestro contendor pierda. La persona que no comparte nuestro punto de vista es vista como una enemiga o como la competencia. En esta situación en vez de buscar cómo comprender y explorar las preocupaciones del otro para encontrar un espacio de conexión, nos polarizamos e inflamos nuestras diferencias. Esto puede llevar a un tribalismo y en su peor momento, a un control basado en la coerción y violencia. En el proceso de ganar/perder se vuelve muy difícil generar un consenso sobre el cambio. La política no se ve confinada a los políticos. Las comunidades también se pueden convertir en lugares donde se excluya a las personas por el mero hecho de pensar distinto. 

Sin embargo, veo señales de esperanza. Durante el estallido social se han dado experimentos maravillosos donde algunas ONGs, gobiernos locales, universidades y juntas vecinales han generado reuniones en espacios seguros con el fin de explorar cómo imaginar un futuro junto con sus vecinos, colegas y amigos. Ha habido una oportunidad de construir conexiones entre grupos y organizaciones para compartir sus ideas y prioridades. Es en estos momentos de crisis donde podemos crear la posibilidad de unirnos y encontrar un espacio donde convivir, donde probablemente nos sorprenderá el darnos cuenta cuánto es lo que compartimos. Un enfoque estructurado y facilitadores que apoyen el diálogo puede, sin duda, ayudar a hacer que esta oportunidad sea más efectiva ayudando a que las personas puedan prestar atención, escuchar con una genuina curiosidad, dejar a un lado nuestras agendas y enfocarnos en las oportunidades y recursos que están disponibles para cocrear un futuro compartido. 

Saul Alinski el gran organizador comunitario Norteamericano dijo “si existen solo dos opciones, encontremos una tercera” Encontrar una tercera vía en un conflicto o crisis requiere que escuchemos, que pongamos a un lado nuestras agendas y acercarnos a los demás con humildad y curiosidad, sabiendo que no contamos con todas las respuestas. Los grandes héroes y heroínas de este gran paso que dará Chile serán las personas que tengan la valentía de facilitar este tipo de diálogo.    

Publicidad

Tendencias