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Nuevo ciclo político y mito de gobierno Opinión Crédito: Agencia UNO

Nuevo ciclo político y mito de gobierno

Marco Moreno Pérez
Por : Marco Moreno Pérez Decano Facultad de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad Central de Chile.
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El Gobierno, junto con las definiciones estratégicas, requiere gestionar también el “mientras tanto”. Este proceso es resultado de las acciones tácticas que hacen posible la acción cotidiana gubernamental, la gestión política, el control de agenda y la implementación de políticas y programas. Esto es clave para conseguir resultados. Finalmente, «resultados» es la palabra que encumbra o hunde a un Gobierno. En el “mientras tanto” parecen estar los desafíos para el ciclo político que se inicia y para el mito de gobierno que busca instalar la administración Boric.


El cambio de mando fue mucho más que el simbólico traspaso de poder, como había ocurrido en las siete veces anteriores desde el retorno a la democracia en 1990. Abre un nuevo ciclo político y la construcción del mito de gobierno que busca instalar la administración de Gabriel Boric.

Asistimos el 11M a una trasformación política caracterizada por el hecho de que cambian los actores (una nueva generación está legitimada para protagonizar la política y asumir la conducción del Estado y de los asuntos públicos); cambian también las agendas sobre los que se debate o gobierna (gobierno feminista, irrupción de las identidades y la cuestión del medio ambiente); y cambian, por último, las condiciones dentro de las cuales se lleva a cabo la política (tecnologías sociales que aceleran los tiempos y abren espacios y el rediseño de reglas del juego, resultado del proceso constituyente en marcha).

El nuevo ciclo va acompañado también de la construcción de un relato que se ha caracterizado por la emoción, la proximidad y la moderación. El Presidente Boric, además del capital político con el que inicia su mandato, cuenta con poder simbólico y ritual. Dichos poderes son tributarios de la épica que le proporcionó el movimiento estudiantil y la campaña presidencial. Boric mostró durante el cambio de mando la política de proximidad que lo ha caracterizado desde que comenzó su campaña para reunir las firmas para ser candidato, ganar las primarias de su bloque y triunfar en las elecciones presidenciales. Este “poder blando” le permitió saltarse el estricto protocolo y en varios momentos mostrar sus emociones sin contención racional. La expresión de alivio tras leer su primer discurso desde La Moneda, la finta que le hizo al ex Presidente Piñera (más temprano en el Congreso Nacional, previo a la investidura), luego de saludar a las autoridades de la testera y edecanes, o la genuina expresión de asombro cuando Piñera besó la piocha de O’Higgins.

Esta micropolítica hace parte de la narrativa que busca construir lo que se conoce en comunicación política como mito de gobierno. Esta es la herramienta, al decir del politólogo argentino Mario Rioda, de la comunicación gubernamental que permite crear consensos que posibilitan vincular al ciudadano con el Gobierno, por la vía de hacerlo sentir parte de él. Es la comunicación de tipo simbólica que tiene la función de generar esperanza y que puede contribuir, si se instala adecuadamente, a darle soporte y legitimidad a una administración. El mito descansa muchas veces en la retórica a la que recurren los presidentes para tomar posición frente a los problemas, justificar sus acciones o sus errores.

El primer discurso del Presidente Gabriel Boric buscó conectar con sus audiencias, especialmente para buscar renovar el apoyo de quienes posibilitaron su llegada a La Moneda. Buscó también no defraudar las expectativas ciudadanas, moviéndose entre la lógica de las convicciones y la de las responsabilidades. El discurso buscaba vincular al ciudadano con el Gobierno para hacerlo sentirse desde el inicio parte de él.

Esta primera intervención estuvo también marcada por la identificación de los problemas urgentes que vive el país, la toma de posición como gobernante frente a los mismos, simbolismos que se expresaron en múltiples guiños políticos a las izquierdas, sin perder a quienes la ciudadanía puso en la oposición. Hubo menos referencia a las soluciones en clave de políticas públicas. Salvo la referencia al proyecto de la jornada laboral de 40 horas, en el resto de los problemas no ofreció por ahora decisiones públicas, pero sí convicción sobre su voluntad de afrontarlos.

Luego del cambio de mando y su puesta en escena, el Gobierno debe enfrentar el desafío de ofrecer un norte anclado en convicciones que permitan cercanía y confianza entre dicho Gobierno y los ciudadanos, que posibiliten consensos y apoyos en la discusión, aprobación e implementación de política pública.

Pero el Gobierno, junto con las definiciones estratégicas, requiere gestionar también el “mientras tanto”. Este proceso es resultado de las acciones tácticas que hacen posible la acción cotidiana gubernamental, la gestión política, el control de agenda y la implementación de políticas y programas. Esto es clave para conseguir resultados. Finalmente, «resultados» es la palabra que encumbra o hunde a un Gobierno. En el “mientras tanto” parecen estar los desafíos para el ciclo político que se inicia y para el mito de gobierno que busca instalar la administración Boric.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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