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Plurinacionalidad: ¿divide o une al país? Opinión

Plurinacionalidad: ¿divide o une al país?

Álvaro Zavaleta Sahr
Por : Álvaro Zavaleta Sahr Cientista político, UDP.
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Algunos pensarían que la plurinacionalidad podría llegar a separar a la ciudadanía, pero esto puede producir justamente lo opuesto. Al promover la cultura mapuche, podemos también acercar al chileno y al mapuche, generando símbolos y lenguajes en común. La misma idea de más chilenos hablando mapudungún, debería generar una mayor interacción. También pasaría al revés, ya que, si existieran más mapuches con conocimiento de español y mapudungún, ellos podrían enseñar de mejor forma su lengua a chilenos, constituyendo un valioso intercambio cultural.


En los últimos días, se ha hablado mucho sobre cómo reconocer la plurinacionalidad en la Constitución podría fragmentar nuestra sociedad, ya que, supuestamente, permitiría la formación de pueblos o naciones autónomas que “chocarían” con la nación chilena.

Para romper con un par de mitos, primero debemos aclarar ciertos conceptos.

Lo más importante es esclarecer el significado de nación. Si bien es un concepto disputado por diversos autores, la nación se refiere a una serie de características compartidas por un grupo de personas que viven juntas en sociedad, ya sea debido a su origen étnico, lengua, símbolos compartidos u origen.

Por lo mismo, reconocer la plurinacionalidad en la Constitución no significa una automática fragmentación del poder político per se, la plurinacionalidad buscaría reconocer la existencia de diversas naciones o pueblos que comparten sus vidas diarias dentro de una misma sociedad u orden constitucional.

Incluso, el artículo redactado en el borrador de nueva Constitución, para asegurar la unión del país, específica lo siguiente: “Chile es un Estado Plurinacional e Intercultural que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos en el marco de la unidad del Estado” (Convención Constitucional, 2022, p. 2), especificando claramente las diferencias entre naciones y pueblos con respecto al funcionamiento unitario del Estado, donde este sería indivisible.

Entonces, ¿qué significaría en la práctica la plurinacionalidad como principio constitucional?

La verdad, tiene implicancia en diversos y múltiples ámbitos, siendo algunos claramente importantes para el desarrollo del país y de quienes viven en él. Comprendamos un poco cómo funciona, a través de un ejemplo.

Una de las consecuencias más importantes, comprende algo tan básico como los derechos de las personas.

Los derechos ciertamente son muy diversos; el borrador de la nueva Constitución especifica varios derechos fundamentales, civiles, políticos, sociales e, incluso, de la misma naturaleza. También cabe aclarar (porque no todas las constituciones poseen esto) que el actual borrador de la Carta Fundamental afirma que es deber del Estado promover los derechos de las personas residentes en el país.

Al reconocer la plurinacionalidad, el Estado podría promover de mejor manera los derechos de las naciones existentes, donde aspectos importantes de estos pueblos podrían verse protegidos de forma más funcional si se reconoce su especificidad.

Por ejemplo, si habláramos de derecho a la educación, pero sin la existencia de una plurinacionalidad, esta podría promover la educación, pero bajo estándares chilenos, donde enseñar la lengua mapudungún o el significado de la bandera mapuche no serían deberes del Estado. En cambio, al existir una plurinacionalidad, hablar español para los chilenos o hablar mapudungún para los mapuches, resultaría un derecho y, por tanto, el Estado debería promoverlo.

Obviamente, existen múltiples aristas donde la plurinacionalidad tiene influencia, pero la importancia de esta y lo que me gustaría comunicar con esta columna, radica en la idea de que, al reconocer las diferentes costumbres o historias de cada pueblo, podemos aplicar políticas públicas mayormente localizadas, como lo sería el promover la enseñanza de mapudungún y no solamente el español.

Algunos pensarían que la plurinacionalidad podría llegar a separar a la ciudadanía, pero esto puede producir justamente lo opuesto. Al promover la cultura mapuche, podemos también acercar al chileno y al mapuche, generando símbolos y lenguajes en común. La misma idea de más chilenos hablando mapudungún, debería generar una mayor interacción. También pasaría al revés, ya que, si existieran más mapuches con conocimiento de español y mapudungún, ellos podrían enseñar de mejor forma su lengua a chilenos, constituyendo un valioso intercambio cultural.

Finalmente, si bien uno puede hablar de diversos aspectos en los que impacta la plurinacionalidad, esta justamente busca proteger las diversas y únicas formas de vivir que existen dentro del país, generando un orden constitucional común que las proteja, promueva y no las ignore, como sí ha sido históricamente.

Y no olvidemos, como dijo Galileo Galilei: “La ignorancia es la madre de la maldad y de todos los demás vicios”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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