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El Presidente Frei Montalva y la Constitución de la dictadura Opinión

El Presidente Frei Montalva y la Constitución de la dictadura

Es el momento de preguntarse: ¿algún chileno no privilegiado cree realmente que los herederos de la dictadura cívico-militar ahora sí permitirán aprobar los tremendos cambios necesarios para una Constitución realmente democrática, si no han permitido hacerlo durante las últimas décadas?, o si, por el contrario, tienen la seguridad de que solo resultaría una nueva Constitución del “gatopardo”, donde “todo cambie para que todo siga igual”, manteniendo la misma doctrina actual del abuso. Creo que queda absolutamente claro que la propuesta de “rechazar para reformar” es solo una operación desesperada de la derecha para engatusarnos, pues tiene pánico de perder sus privilegios. El rechazo total expresado por el Presidente Frei Montalva en su discurso hace 42 años sigue vigente y se agiganta cuando leemos el preámbulo de esta nueva Constitución, auténticamente democrática y sin letra chica, que señala: “Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.


Con motivo del Plebiscito de 1980, convocado para intentar maquillar una Constitución elaborada y propuesta por la dictadura, el Presidente Eduardo Frei Montalva encabezó un gran acto de rechazo –realizado en el Teatro Caupolicán el 27 de agosto de 1980–, de cuyo discurso me permito citar algunos párrafos, que resultan muy relevantes para contextualizar el debate por la nueva Constitución, que los chilenos estamos próximos a aprobar:

“Después de tantos años, de nuevo nos encontramos aquí reunidos. Esta es una ocasión solemne. Representamos hoy la continuidad histórica de Chile y la voluntad de una inmensa mayoría de chilenas y chilenos. La ocasión y el motivo no pueden ser de mayor trascendencia, porque se ha llamado al pueblo a un plebiscito para que apruebe el texto de una Constitución…

«Esta Constitución, gestada primero por un grupo designado por el gobernante, fue después modificada por el Consejo de Estado que él también eligió. Estos dos organismos representaban un sector muy limitado de la ciudadanía. La Junta, por último, revisó esos textos para terminar elaborando uno que empeora aún más las proposiciones que le fueron presentadas…

«El proyecto en plebiscito refleja el espíritu que inspira a sus autores: ellos no creen realmente que el pueblo chileno tenga capacidad para pensar, opinar, decidir y elegir… El problema de fondo es que ninguna institucionalidad ni ley alguna pueden funcionar con normalidad si no representan la voluntad mayoritaria de la nación, libre y auténticamente expresada. Ninguna amarra, concebida entre cuatro paredes e impuesta para resistir la legítima expresión de un pueblo, puede tener vida estable… Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto y la división entre los chilenos y lo más probable y experiencias hay por doquier, es que por esta vía se precipite al país en otro régimen de fuerza en sentido contrario, o sea, que el péndulo vaya de un extremo a otro… 

«Podemos afirmar en la forma más categórica que la democracia no es el caos… En cambio, la fórmula que se propone de concentrar todo el poder en unas mismas manos, dígase lo que se quiera, es la inestabilidad permanente…

«Chilenas y chilenos: Todas las mujeres y hombres de Chile saben que estamos enfrentando un hecho que tendrá muy profundas consecuencias en el futuro de sus vidas, de sus hogares, de sus hijos… Les pedimos que piensen en el país y que no los ofusquen consideraciones personales”.

Homicidio del Presidente Frei Montalva

Solo diecisiete meses después de esta heroica defensa de la democracia, la dictadura le pasó la cuenta al Presidente Frei Montalva, falleciendo el 22 de enero de 1982, como consecuencia de una seria infección asociada a dos intervenciones quirúrgicas realizadas para extirpar una hernia de hiato y luego para eliminar una obstrucción intestinal derivada de la operación anterior.

Con posterioridad, una gran mayoría de chilenos, encabezados por su hija, la exsenadora Carmen Frei, hemos sostenido vehementemente que su muerte fue producto de un envenenamiento hospitalario introducido por agentes de la dictadura militar, con el evidente objetivo de eliminar al líder de la oposición democrática.

La Constitución de la Guerra Fría

La Doctrina de Seguridad Nacional fue una postura estratégica impulsada por Estados Unidos en el escenario de la Guerra Fría, con el fin de contener la influencia y expansión del “comunismo”, imponiendo dictaduras militares afines para controlar y reprimir su propagación ideológica.

En este marco, la Constitución de 1980 fue impuesta por la dictadura militar, instalando un modelo político que incluye enclavamientos institucionales para limitar la soberanía popular y que sitúa a las Fuerzas Armadas como un poder autónomo, para garantizar la permanencia de una Democracia Protegida, lo cual se refleja en 51 referencias a la Seguridad, con 13 de ellas específicamente a la Seguridad Nacional y que ha permitido a los poderes fácticos seguir ejerciendo su tutela, que dificulta un auténtico sistema democrático e impide modificar un modelo económico injusto, consistente con el enfrentamiento ideológico que lo originó y que, a pretexto de un fracasado proyecto de desarrollo basado en la explotación de nuestros recursos naturales, ha seguido protegiendo los intereses y privilegios de los ricos y poderosos, restricciones fundamentales que no pudieron ser eliminadas por los cambios cosméticos negociados con posterioridad.

Una nueva Constitución para el siglo XXI

Es el momento de preguntarse: ¿algún chileno no privilegiado cree realmente que los herederos de la dictadura cívico-militar ahora sí permitirán aprobar los tremendos cambios necesarios para una Constitución realmente democrática, si no han permitido hacerlo durante las últimas décadas?, o si, por el contrario, tienen la seguridad de que solo resultaría una nueva Constitución del “gatopardo, donde “todo cambie para que todo siga igual”, manteniendo la misma doctrina actual del abuso. Creo que queda absolutamente claro que la propuesta de “rechazar para reformar”, es solo una operación desesperada de la derecha para engatusarnos, pues tiene pánico de perder sus privilegios.

El rechazo total expresado por el Presidente Frei Montalva en su discurso hace 42 años sigue vigente y se agiganta cuando leemos el preámbulo de esta nueva Constitución, auténticamente democrática y sin letra chica, que señala: “Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.

El Presidente Frei Montalva entregó su vida por una sociedad más justa, humana y fraterna. En su honor y gloria los chilenos aprobaremos esta nueva Constitución: Dios y la Patria nos lo demandan. Para ello, sería una maravillosa iniciativa encontrarnos exactamente 42 años después en el mismo Teatro Caupolicán, el próximo 27 de agosto de 2022.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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