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Propuesta de Nueva Constitución

Gaspar Domínguez, sin rodeos: los apellidos del Apruebo y el Rechazo «son posibilidades imaginarias que no están sobre la mesa»

María Arriagada
Por : María Arriagada Periodista de El Mostrador
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Médico rural, activista por las disidencias sexuales, exvicepresidente de la Convención Constitucional, estudioso y ejecutivo. En un año, Domínguez pasó de ser muy conocido en la pequeña localidad de Palena, en la Región de Los Lagos, a muy conocido a nivel nacional. Su discurso de cierre quedó inscrito en la memoria colectiva de la Convención tras resignificar el concepto de patriotismo, asegurando que «amar la patria es mucho más que los emblemas, es amar y respetar a las personas que la componen. Y este amor es darle al pueblo la soberanía de escribir sus propias reglas». En retrospectiva, expresa que una de las cosas más difíciles que le tocó enfrentar durante el rol de convencional fue la violencia y odiosidad de ciertos sectores de la derecha que obraron en contra del trabajo colectivo. A menos de dos meses del plebiscito de salida, y sin descartar que en el futuro pueda asumir otro trabajo político, Domínguez es muy enfático en despejar que no existen proyectos alternativos, que en septiembre hay solo dos opciones, Apruebo y Rechazo, y que cualquier fórmula que hoy plantee algo distinto no es más que «una posibilidad imaginaria que no está sobre la mesa», por lo que llama a aprobar sin apellidos.


-¿Qué hará después del plebiscito? ¿Se imagina siendo parte de lo que sería el Congreso de Diputadas y Diputados si esta Constitución se aprueba el 4 de septiembre, para ser parte del proceso de implementación de las normas?
-Sin duda será un gran desafío la implementación de esta nueva Constitución. Y lo será para el Congreso actual, y para los que vienen. A corto plazo tengo planes académicos en mi vida personal y profesional. De todas maneras, es imposible descartar la posibilidad de participar en otro proceso político a futuro, solo el tiempo tendrá que aclararlo. 

-¿Cuál es el cambio personal entre pasar de ser un doctor a vicepresidente de la Convención?
-Ser médico en una zona rural es un trabajo gratificante. La gente te regala comida, huevos, pan, en la calle te saludan. Venirme a la ciudad a un trabajo político donde la gente tiende a desconfiar al principio, ha sido difícil. Este trabajo es muy tirante, la convencional Marcela Cubillos me etiquetaba en dos o tres tuits diarios. Veía los mensajes del mundo al que ella se dirigía y eran de odio. Esa cuestión violenta me ha costado. La incidencia en la esperanza de las personas es un poco inquietante. Ha sido difícil la parte humana. En cambio, el lado del liderazgo práctico, que es más frío, no me cuesta tanto porque soy estudioso y ejecutivo, en mi hospital fui director, por ejemplo. 

-Como vicepresidente o incluso antes como convencional, ¿cuáles fueron los momentos más duros de este proceso?
-La llegada al principio a un edificio que no tenía las condiciones, no tenía internet, no habían computadores, lugar para comer. Sentir esta especie de soledad institucional, yo creo que fue una dificultad a la que logramos sobreponernos como Convención Constitucional a través del manejo que tuvo sobre todo la primera Mesa Directiva –Elisa Loncón y Jaime Bassa–. Otra de las principales dificultades fue tener que hacer los ajustes, y el trabajo lo suficientemente duro y extenso para alcanzar a terminar el 4 de julio. 

-Pasando a la campaña, distintas figuras de centroizquierda han señalado su rechazo a la propuesta constituyente los últimos días. ¿Ante este escenario, a su juicio, las campañas deberían centrarse en el concepto ‘aprobar para reformar’?
-Aprobar sin apellidos. Aquí se plantea una dicotomía que considero falaz. Es como si se pudiera aprobar, o aprobar para reformar, o rechazar para reformar, o rechazar para no reformar. Es como si hubiera cuatro alternativas en la papeleta. Esta propuesta de Constitución tiene un último capítulo que se llama Reforma Constitucional, señala cómo se reforma esta propuesta de Constitución que, dicho sea de paso, es más fácil de reformar que la actual. 

La expresidenta de la Convención, María Elisa Quinteros, en su discurso de cierre aseguró, sobre la propuesta, que “sabemos que es perfectible”. Usted dijo que “la Constitución perfecta no existe y esta no es la excepción”. ¿Puede una Constitución convocar a toda la población?
-Una parte de quienes se inclinan por la opción Rechazo por existir cosas que no les parecen en la propuesta de Constitución, lo hacen pensando en la posibilidad de que existiera un texto imaginario que pudiera convocar la unanimidad de las personas. El texto perfecto no existe. Además, no está escrito, no hay una propuesta que podamos conocer y comparar, es solamente una posibilidad imaginaria que no está sobre la mesa. 

Aquí hay dos opciones: votar Rechazo y seguir con la misma Constitución vigente, que nos llevó a la crisis política. O aprobar esta nueva Constitución que entrega herramientas que permiten profundizar la democracia. Y eventualmente ir introduciendo cambios si es que la democracia define que así sea. A mí tampoco me gustan cada uno de los artículos. 

-Con el texto completo, ¿es más fácil comunicarlo?
-Con el texto escrito es más fácil rebatir la presencia de información imprecisa. Sin embargo, aún así corre información que no es precisa o real. Si bien creo que la presencia del texto favorece una discusión con la verdad por delante, no da una garantía de ello. Ahora ganamos la ventaja de que las y los convencionales que estábamos encerrados trabajando los últimos meses vamos a poder hablar hacia afuera, poder exponer cuáles son las visiones o los contextos que determinaron cada norma. 

-¿Opina que los convencionales deben salir a la calle a explicar el texto? Otros dicen que deben pasar la posta a otras voces, como expertos o ciudadanos. 
-Sobre las personas que tienen una opinión negativa del texto, dado que el órgano presentó problemas o que a ratos fue generando esa desconfianza, yo espero que tengan la capacidad de separar el texto constitucional de las personas que lo escribieron. Entendiendo que quienes lo hicieron son personas que cometimos errores, como en cualquier acto humano, y el texto es distinto del órgano. 

-¿Cree que hay un sector político que utiliza las desavenencias que existieron dentro de la Convención Constitucional para promover la opción Rechazo?
-Se ponen imágenes, por ejemplo, del exconvencional Rojas Vade, que sabemos que generó un daño comunicacional a la Convención. Se recuerdan momentos o eventos que fueron desafortunados, y se utilizan estos para hacer estrategia de campaña. Sin duda, los errores, los tropiezos, las dificultades de alguna manera serán un problema que nos acompañará durante toda la campaña. Por eso es muy necesario separar el Gobierno del proyecto de la Constitución y separar la Convención del proyecto. 

-Tomando su experiencia de médico, ¿cómo toma las críticas desde las isapres sobre su transformación en seguros complementarios? ¿Qué significará para los usuarios la creación de un Sistema Nacional de Salud?
-Se puso ‘la ley podrá establecer el cobro de cotizaciones obligatorias’, que es una forma similar a la que tiene la Constitución actual, que en el artículo 19, numeral 9, inciso 3, establece que la ley podrá cobrar cotizaciones. Y hoy día la ley establece que las cotizaciones son del 7 % de la remuneración. Las isapres, como son seguros privados de salud, tienen incentivos para seleccionar a la gente con más ingresos y menos enfermedad o más jóvenes. Esto genera que tengamos un sistema público desfinanciado, con un sistema privado donde se seleccionan los pacientes que, entre comillas, conviene tener asegurados. La OMS recomendó a Chile mancomunar las cotizaciones, así como también la U. Católica y la U. de Chile. La propuesta establece que, en el caso de seguir existiendo cotizaciones, estas deberán financiar el Sistema de Salud de forma solidaria, es decir, que la persona ya no tenga que acceder a una prestación según su cotización. Como sabemos que el sistema público no tiene la capacidad de dar las prestaciones, el objetivo es que este plan pueda articular e integrar a prestadores privados. Aspiramos a que, si alguien necesita una hora al neurólogo, no estemos esperando a que esté la hora disponible en el hospital, sino más bien que el sistema le dé un neurólogo; si es necesario que sea en la parte privada, que así sea, y el Estado tendrá que poner reglas a los privados para que se puedan integrar al Sistema Nacional.

-En el discurso final dijo que acarreó una gran responsabilidad haber tenido la posibilidad de liderazgo como vicepresidente, entre otras cosas, por ser abiertamente homosexual, algo que aseguró que “hace algunos años hubiera sido impensado”. ¿Cuál es la importancia de esta representación?
-Cuando yo era niño y estaba en la básica a finales de los años 90, se modificó el inciso 365 del Código Penal, que establecía como un delito la relación sexual homosexual. La falta o inexistencia de liderazgos que pertenezcan a la disidencia sexual genera distintos problemas. Uno de ellos es que los niños que son parte de la diversidad sexual no encuentran ejemplos en quienes reconocerse. Otro aspecto es que las problemáticas que se trabajan desde las políticas públicas están hechas desde personas que no viven la homosexualidad o bisexualidad en carne propia. De ser aprobada esta Constitución, pasaríamos de ser a finales de los 90 un país que todavía penalizaba la homosexualidad, a ser a principios de 2020 un país a la vanguardia en materia de diversidad de género.

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