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Proceso constituyente: ¿Qué quiere la juventud? Opinión Crédito: Agencia Uno

Proceso constituyente: ¿Qué quiere la juventud?

La juventud y, específicamente, las y los estudiantes, han sido un sujeto político fundamental en la historia de nuestro país. Así lo fue también durante los años previos al 18-O, en donde presenciamos como a través una demanda englobada en el derecho a la educación, se llegó a movilizar a una parte importante del país.


Luego del apabullante resultado del Rechazo en el plebiscito de salida, no solo surgieron un sinfín de interpretaciones políticas de lo ocurrido, sino también ciertas figuras que quisieron aprovechar la resaca política para hacerse voceros del escrutinio; algunos, promoviendo grandes modificaciones a un nuevo proceso constituyente, mientras que otros han buscado, incluso, meterlo al congelador. Si bien el resultado significa un golpe de realidad para la forma en que se estaba llevando el proceso, no debemos caer en interpretaciones antojadizas sobre la intención de la gente. Una nueva constitución sigue siendo una demanda urgente, y creo que una mirada a la juventud nos puede dar simples luces de ello.

La juventud y, específicamente, las y los estudiantes, han sido un sujeto político fundamental en la historia de nuestro país. Así lo fue también durante los años previos al 18-O, en donde presenciamos como a través una demanda englobada en el derecho a la educación, se llegó a movilizar a una parte importante del país. Una Educación pública, gratuita, de calidad y no sexista fue la consigna que se mantuvo en la palestra, y que también dio en el clavo con los grandes déficits que tenía y sigue teniendo el sistema educativo, y cómo estos se remiten en buena medida a la forma en que se encuentra consagrado este derecho en la Constitución vigente. Como bien resume el académico de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, Ernesto Treviño: “La Constitución actual es una anomalía en términos de equiparar el rol del Estado con el de los privados en la educación obligatoria».

Volviendo a los resultados del referéndum, un análisis de Unholster reveló que entre la elección de 2020 y el plebiscito de salida recién realizado, más de la mitad de los votantes jóvenes (entre 18 y 35 años) modificaron su preferencia desde el Apruebo al Rechazo. Hablamos, justamente, de ese segmento de la población que inició la revuelta que dio paso al proceso constituyente. Entonces, algunos se preguntarán, ¿Qué quiere la juventud?, ¿Es que acaso ya no quieren un nueva Constitución?, La respuesta a esta interrogante es la misma que tendríamos si le preguntáramos a la población de Petorca, una de las comunas más afectadas por la escasez hídrica, que rechazó por más de un 50% la propuesta de carta magna que garantizaba el derecho humano al agua y su priorización para el consumo humano.

Así como Petorca quiere derecho al agua, los estudiantes quieren una educación pública, gratuita, de calidad y no sexista. El electorado no es tonto, sino todo lo contrario; vota sabiamente, considerando tanto sus necesidades como sus preocupaciones y molestias. Así fue como el resultado del plebiscito significó un rechazo a la propuesta constitucional y al proceso de redacción que culminó en ella. Sin embargo, esto no significa bajo ningún modo que quienes se mudaron al Rechazo cambiaron sus necesidades y no quieren una nueva Constitución.

Si bien algunos supieron sintonizar más con los temores e intereses de la población, ningún sector político debe darse por ganador, ni mucho menos cambiar sus promesas. Debemos escuchar, dejar participar y, sobre todo, no olvidar las razones que nos llevaron en primera instancia a abrir este momento histórico. No esperemos a que explote la olla a presión nuevamente. El proceso constituyente debe continuar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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