No lo está pasando bien el técnico en la banca alba. Desde el arranque del partido ante la UC comenzaron sus reproches y gesticulaciones ante los cobros del árbitro. Como entrenador inexperto que todavía lo es, tales actitudes lo desconcentraron para resolver con mayor claridad los problemas que evidenciaba su oncena y superar a un rival más compacto, especialmente en el mediocampo.
Tito también pecó en una incidencia de falta de clase. Cuando un balón salió del campo, lo tomó y vez de dárselo en las manos a un jugador cruzado, lo tiró al piso. Luego, en saque a favor, sí le dio la pelota a un jugador propio. Quizás una pequeñez, pero con respeto se construyen los grandes.
Sin embargo, el partido más importante de la fecha (no así el más disputado) dejó otros aspectos tan dignos de consideraciones que las observaciones en torno del todavía inmaduro estratego albo. Por ejemplo:
– Diego «Manolito» Rojas, un talento: el 10 de la UC fue en opinión de muchos la figura de los universitarios ante Colo Colo. No sólo participó y generó el juego en dos de los goles cruzados, sino que fue el hombre que se apropió de la zona media con talento y visión del campo, que le permitió a la oncena de Mario Salas marcar supremacía sobre los albos. Con su técnica y estatura hace recordar a ese gran volante nacido en Palestino, Manuel Rojas, quien fue campeón con los tricolores en 1978 junto a Elías Figueroa, seleccionado nacional y que también vistió la camiseta de la franja.
– Los antofagastinos: mientras en el norte, más específicamente en la altura de Calama, «zorros» y «pumas» se alistaban para una dura disputa (al final Cobreloa se impuso con claridad por 3-1), en el Monumental dos oriundos de Antofagasta bregaban con los colores de la Católica: el antes nombrado Diego Rojas y el espigado Erick Pulgar, un volante que acompañó a Tomás Costa en la refriega del mediocampo, con una marcación sin pausas. Dos jóvenes valores con una proyección más que interesante.
– Estadio inseguro: no es que lo sea el Monumental, pero así lo hacen los delincuentes que se disfrazan de hinchas del «Cacique». Llenaron de lienzos, lanzaron bombas de humo e intentaron impedir la salida del equipo rival, arrojando a los jugadores todo tipo de proyectiles. Sólo la intervención de Carabineros, que despejó el sector de la Garra Blanca, permitió que los futbolista de la UC pudieran ingresar a los vestuarios. Algo parecido pasó en Calama, donde los malos hinchas de Antofagasta se dedicaron a tirar piedras al portero de Cobreloa. Por desgracia, esta lacra no termina de acabarse en el fútbol chileno.
– Constanzo, como el «Tati»: ¿Alguien recuerda a Toselli? Pasa que el arquero argentino ha hecho olvidar al joven portero de la franja con sus últimas buenas actuaciones. Ante los albos hizo buenas contenciones, aunque se equivocó al hacer tiempo cuando recién transcurrían cinco minutos, tras el gol de José Luis Muñoz, y que le costó una tarjeta amarilla. Con todo, hace recordar un poco a lo que sucedió con el «Tati» Buljubasich, quien retirado en River, se vino a Chile, revivió en Unión Española, fue figura en la UC y que al colgar nuevamente los guantes se convirtió en gerente técnico de los cruzados, algo cuestionado en estos días por parte de la dirigencia.
– Roberto «Robar»: los errores ortográficos y de contenidos en los medios han estado a la orden por estos días. En un portal electrónico de una emisora, al final del comentario del clásico se citó al juez como Roberto «Robar». Primero decir que su apellido es Tobar, que tuvo una labor que no incidió en el resultado del duelo. Es más, le mostró sin titubear la cartulina roja a Roberto Gutiérrez por el codazo a Felipe Flores, a los 67 minutos. A la UC le va a pesar en los próximos cruciales duelos por el título el error del «Pájaro», al margen de que el técnico Salas lo abrazó cuando ingresaba al camarín. Pero seguro que el tirón de orejas vendrá en la semana.
