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«Nada de eso tiene sentido si es que el país sede sigue usando explosivos para sacar carbón desde la Patagonia, eludiendo firmar el Acuerdo de Escazú, teniendo nueve de las diez ciudades con la peor calidad del aire del continente, con miles de compatriotas castigados por las zonas de sacrificio, con el proyecto portuario-minero Dominga como grave amenaza y con una matriz eléctrica que depende en un 40% del carbón», dijo el representante de la ONG ambientalista Matías Asún
Como un enorme desafío organizativo, pero mucho más en cuanto a los compromisos que asumirá Chile en materia medioambiental calificó Greenpeace las dudas que se han planteado en las últimas horas respecto de la realización en Chile de la próxima Cumbre Mundial del Clima, cita que se desarrollará entre el 2 y 13 de diciembre.
«Greenpeace trabaja en las cumbres climáticas de Naciones Unidas desde su comienzos y sabemos que, si bien representa importantes complejidades logísticas, la organización de la cumbre es el menor de los problemas que tendrá que sortear Chile. Su mayor desafío tiene que ver con los compromisos que asumirá y que debieran ser, entre otros, abandonar el carbón a 2030 para evitar un cambio climático catastrófico, seguido por la transformación absoluta del modo en que los chilenos nos transportamos, con más y mejor movilidad pública y un traspaso responsable hacia la electromovilidad”, señala Matías Asun, director nacional de Greenpeace.
Desde la ONG señalaron que, además de apoyar y colaborar en todo lo que sea necesario para sacar adelante el evento internacional más relevante en la historia del país, se debe comenzar a trabajar rápidamente en señales potentes que nos conviertan en un país anfitrión que esté a la altura del momento histórico en materia medioambiental que enfrenta Chile y el planeta.
“Podemos tener un buen lugar donde hacer la COP25, disponer de salones adecuados y tener carpas bien equipadas, pero nada de eso tiene sentido si es que el país sede sigue usando explosivos para sacar carbón desde la Patagonia, eludiendo firmar el Acuerdo de Escazú, teniendo nueve de las diez ciudades con la peor calidad del aire del continente, con miles de compatriotas castigados por las zonas de sacrificio, con el proyecto portuario-minero Dominga como grave amenaza y con una matriz eléctrica que depende en un 40% del carbón. Esperamos que el gobierno esté a la altura del desafío y lidere con el ejemplo», dice Matías Asun.
