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Elecciones en España: «La extrema derecha es la reacción a una España que avanzó muy rápido al aprobar el matrimonio homosexual y abanderar los derechos de la mujer» MUNDO

Elecciones en España: «La extrema derecha es la reacción a una España que avanzó muy rápido al aprobar el matrimonio homosexual y abanderar los derechos de la mujer»

Tras más de 40 años de democracia y una transición que muchos consideraron ejemplar, España afronta este domingo las elecciones más fragmentadas.


Hasta cinco grandes partidos, después de la aparición de la extrema derecha con el partido Vox, se repartirán los escaños en el Parlamento, según las encuestas, lo que hace prever a algunos un escenario de ingobernabilidad.

La gran novedad ahora es la extrema derecha, contenida durante décadas en el conservador y aglutinador Partido Popular (PP), uno de los dos grandes partidos que han dominado la política española de las últimas cuatro décadas junto al Partido Socialista (PSOE).

En enero, Vox dio un paso histórico: se convirtió en la primera formación de extrema derecha desde 1979 en entrar en un Parlamento en España. En las elecciones regionales de Andalucía, en el sur del país, logró 395.978 votos. Tres años antes fueron apenas 18.000, insuficientes para tener representación.

El domingo espera repetir lo mismo en el Parlamento nacional. E incluso aspiran a ser clave en la formación de gobierno, como en Andalucía.

Uno de los detonantes de su creciente popularidad es el conflicto por el desafío independentista en Cataluña, que para ellos amenaza la unidad y la identidad de España.

Pero según la socióloga y encuestadora Belén Barreiro, el germen tiene raíces más profundas: los avances de un país que la analista califica de «solidario, tolerante y progresista».

En BBC Mundo hablamos con ella para tratar de entender el momento que vive el país.

¿Cómo se refleja en España la crisis de la política que en el mundo llevó en los últimos años al triunfo de Donald Trump, de Jair Bolsonaro o al Brexit,?

En España la crisis de la política se ve reflejada en la crisis del bipartidismo y la falta de confianza en otras instituciones como la Unión Europea.

Es un escenario muy común a otras democracias avanzadas con el trasfondo de la digitalización, que hace que los ciudadanos se informan más fácilmente, compartan más sus dolores y puedan organizarse mejor, y eso es un instrumento para la organización de nuevos partidos.

Esa crisis sin la digitalización no habría producido la convulsión política que ha producido en España.

El bipartidismo llegó a tener el 85% de los apoyos y ahora suma incluso menos del 50%. De un bipartidismo imperfecto pasamos a un sistema de cinco partidos ahora con Vox, que podría alcanzar el 12% de los votos.

Esa extrema derecha estuvo contenida durante décadas. ¿Por quésurgeahora?

Primero por el debilitamiento del PP y es crucial el conflicto de Cataluña y la vulnerabilidad identitaria de España. El desencadenante es el conflicto catalán, pero se mezcla con la percepción de la inmigración como amenaza.

Pero la extrema derecha en España es un 2%. Eso no da para que Vox sea tan grande. Con su discurso, que gira en torno a la identidad, y por los problemas del PP han logrado apoyos del centro. (El perfil de) Su electorado es como el del PP, pero es diez años menor, más urbanita, más digitalizado. Es un PP joven.

La transición hace 40 años tras el fin de la dictadura de Franco, por los consensos que generó, es vista como ejemplar en América Latina. ¿Se ha acabado ya ese consenso en España?

Se han roto muchos consensos en el camino, hay una gran polarización en los discursos. Pero también se ha roto el consenso de los ciudadanos en el apoyo abrumador que tenían en su democracia. La polarización en la cuestión catalana es la que más divide a izquierda y derecha.

El discurso se ha polarizado con el conflicto territorial. En ámbitos socioeconómicos no hay diferencias tan enormes. El PSOE hacía avanzar el estado de bienestar y el PP lo respetaba cuando gobernaba.

Los puntos de encuentro de su electorado con los de la izquierda son muchos. Con el aborto y los temas morales hubo avances legislativos que el PP respetó cuando llegó al gobierno, pero tanto en la cuestión del terrorismo (de ETA en el País Vasco) como en la cuestión territorial, el PP ha sido muy beligerante, sobre todo en su discurso.

El PP contenía muchas almas distintas en un país como España, que es de centro-izquierda. Hay un eje tradicional izquierda-derecha, pero ahora hay otro que es el territorial.

Ni Ciudadanos (partido de centro-derecha) ni el PP son antiprogreso social o antifeministas. La crispación se produce con la cuestión territorial.

Muchos ven a España como un país conservador, pero usted lo define más como progresista de centro-izquierda.

Cuando se compara con otros países, y se reforzó con la crisis económica (del comienzo de década), es un país más solidario que otros.

En ese sentido, España es un país en el que el movimiento feminista ha tomado mucho impulso.

En España hay una mayoría que se define feminista, y el matrimonio homosexual (aprobado por ley en 2005) tuvo un apoyo mayoritario. España es una sociedad empática. Habrá otros problemas o defectos, pero no es casualidad que ha abanderado el movimiento feminista, el matrimonio homosexual o la defensa del estado de bienestar.

El líder de Vox, Santiago Abascal.

El líder de Vox, Santiago Abascal, es una nueva figura de la política española.

Pero entonces, ¿cómo se explica que ahora surja Vox, que ataca abiertamente al feminismo, a la comunidad LGTB o a los inmigrantes?

Recoge un movimiento reaccionario, no en el sentido peyorativo, sino de que reacciona a algo. España apoya el matrimonio homosexual y es feminista, pero no todo el mundo.

Es una sociedad avanzada en derechos sociales y civiles, pero hay reacciones de los que no comparten esas ideas. Vox es una reacción al conflicto de Cataluña, pero también es una reacción a un país que ha ido muy rápido, el primer país en aprobar el matrimonio homosexual y en abanderar los derechos de la mujer. Es un avance rápido y contundente apoyado por la mayoría.

Pero hay una minoría que no lo comparte y que reacciona de manera virulenta. Tiene dentro ese resentimiento callado hacia una España que iba en una dirección que no compartía y no lo decía. Ahora lo dice sin complejos.

Es lógico contra algo que se ha hecho muy rápido y con contundencia. Se han sentido excluidos y desplazados. Es una reacción moral. No todos debemos compartir la moral. Como existen los perdedores de la globalización, en este caso existen los perdedores de la moral mayoritaria.

Entiendo que se produzca, es agobiante que el pensamiento de la mayoría sea algo que no compartes.

Joven en Madrid.

En España se legalizó el matrimonio homosexual en 2005.

¿Qué papel juega en la ruptura de los consensos que ya no exista la banda armada ETA en el País Vasco, que era un enemigo común para la izquierda y la derecha?

Es la sustitución fácil y rápida de un enemigo por otro.

¿Se refiere al independentismo en Cataluña?

Sí, Cataluña, se mezcla terrorismo y Cataluña, nacionalismo, independentismo violento, se mezcla todo. Y esa mezcla es pésima para España. Se mete a todos en el mismo saco como enemigos de España. Se pasa de un tema a otro porque hay un hilo conductor en el relato, aunque no en los hechos. Esto es algo que no contribuye a la convivencia.

¿Es usted pesimista con lo que se vive ahora en España?

La realidad te obliga a tener miedo, es un momento delicado para la convivencia política. Si entra con fuerza Vox al parlamento, como parece, va a ser dañino para el debate y la convivencia.

¿Pero en el surgimiento de Vox no tiene también que ver que naciera en 2015 una izquierda radical como la que representa el partido Podemos?

Podemos tuvo una posición de sacudir el sistema en la crisis. Hasta que entran en el Parlamento. Defiende un discurso coincidente con el de la ciudadanía en plena crisis económica: los de arriba y los abajo. El partido se presta en defensa de ciudadanos en situaciones más vulnerables.

Cuando entran en las instituciones, lo que me dice la gente es que la labor de Podemos es bastante responsable, de exigencias en cuestiones sociales, pero no revolucionarios.

Hay que ver si eso pasa ahora en Vox, aunque no tiene demasiada buena pinta.

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