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Los altercados en el territorio autónomo ocurrieron horas después de que China celebrara un gran desfile militar para conmemorar los 70 años de régimen comunista.
Las calles de Hong Kong registraron este martes una jornada de violencia que se saldó con el primer disparo efectivo de la policía a un manifestante en cuatro meses de protestas.
Los altercados en el territorio autónomo ocurrieron horas después de que China celebrara un gran desfile militar para conmemorar los 70 años de régimen comunista.
Un manifestante resulto herido grave de bala por disparos de la policía, según confirmaron las autoridades.
Se trata del primer incidente de este tipo desde que comenzaron las manifestaciones en el territorio autónomo chino.
Además, algunos manifestantes arrojaron cócteles molotov a la policía, que a su vez respondió disparando bengalas.
Miles de personas se manifestaron en la capital de Hong Kong y en al menos seis otras ciudades, desafiando la prohibición impuesta por las autoridades con motivo de la fiesta nacional china.
Poco antes de los enfrentamientos, una bandera china había sido izada durante una ceremonia especial celebrada en Hong Kong que contó con 12.000 invitados y contó con un fuerte dispositivo de seguridad.
Algunos manifestantes consideran el aniversario del triunfo de Mao Zedong como un día de «duelo nacional».
Durante las protestas, varios activistas bloquearon carreteras y barrios de algunas ciudades y quemaron locales comerciales.
Al menos 15 personas resultaron heridas.
La policía trató de dispersar a los manifestantes, muchos de los cuales se armaron con paraguas, proyectiles y cócteles molotov.
Además de gases lacrimógenos, los policías usaron balas de goma y cañones de agua con los que dispararon un tinte azul para poder identificar después a los manifestantes.
Antes de marcharse, algunos manifestantes prendieron fuego a algunas barricadas.
Muchos fueron fotografiados mientras retenidos por la policía contra el suelo o sangrando.
Al menos 15 estaciones de metro y varios centros comerciales en Hong Kong cerraron sus puertas y unos 6.000 agentes fueron desplegados en el territorio.
El espectáculo anual de fuegos artificiales había sido cancelado previamente.
