El director de la Campaña de Pesquerías de Oceana Chile, César Astete advirtió sobre el comportamiento de este tipo de barcos, y la manera en que podrían poner en riesgo el objetivo de defender la conservación de la fauna marina.
El director de la Campaña de Pesquerías de Oceana Chile, César Astete se refirió a la flota clandestina de más de 300 buques chinos que continúa aproximándose a aguas chilenas.
Antes, la misma ONG especializada en conservación había declarado, a través de un comunicado, que las embarcaciones que “depredaron Galápagos” continúan en camino a Chile. En consecuencia, las autoridades marítimas de Santiago convocaron distintas reuniones con el objetivo de “no perder de vista” su movimiento.
En esa línea, Astete advirtió sobre el comportamiento de este tipo de barcos, y la manera en que podrían poner en riesgo el objetivo de defender la conservación de la fauna marina.
“Venimos trabajando en Chile en materia de transparencia de la operación pesquera, lo que ha ayudado mucho a tener monitoreo de las flotas que operan en aguas nacionales y, también, en aguas internacionales, esencialmente respecto a países que tienen flota de larga distancia. Si uno mira los indicadores de la La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el primero es, sin lugar a dudas, China. Ello hace que coincida con el mayor número de embarcaciones. Pero hay otros países que también operan en aguas internacionales. Cuando se desarrolla afuera de las 200 millas y se tienen los registros en las respectivas administraciones de pesca, esto es legal”, indicó al sitio argentino Infobae.
Asimismo, Astete agregó que la principal preocupación de Oceana es su impacto en los recursos pequeros. “Ahora estamos hablando de la flota china que captura jibia, pero hay otros como España, Taiwán, que también hacen estas operaciones. Este año la alarma se dio porque se pudo acceder a la información de que había unas 300 naves internacionales, muy cercanas a la reserva natural de las Islas Galápagos. Lo que genera una alerta, no porque sea necesariamente una actividad ilegal, sino que además hay una gran cantidad de presión sobre los recursos pesqueros», indicó
«En este caso es el calamar. La temporada de pesca de calamar se puede comportar de una manera distinta a la tradicional que uno conoce. Puntualmente, lo que ocurre con los 300 barcos, no es como uno lo conoce que tiene una embarcación que zarpa desde un puerto, hace escalas, visita otros puertos, no. Aquí operan como una flota de larga distancia, que cuenta con naves transportadoras y que pueden permanecer hasta dos años emplazadas en alta mar, con desplazamientos periódicos, con recambios de tripulación y provisiones de alimentos y combustible. Son periodos súper largos, entonces considerando esto, la estadía de las embarcaciones es prolongado y tiene mucha relación con la pesquería que se define especialmente desde el Ecuador hasta el Pacífico sur y los barcos hacen este seguimiento”, explicó.
En Chile, el 67% de la población de peces está sobreexplotada o colapsada, como el caso de la jibia. «Por lo anterior, debemos estar atentos y monitoreando para que no se desarrolle la actividad ilegal. En la historia hay casos emblemáticos, como en Argentina en 2016, en el que se hundió una embarcación china. En Chile, también hemos tenido eventos, como en 2015, donde la autoridad marítima tuvo que abordar una de estas embarcaciones. En el caso, esta vez, de los 300 barcos, a la luz de los monitoreos, están dentro de los límites autorizados”, dice Astete.