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Universidad de Chile acusa que la «política racista» del Gobierno en materia migratoria «pone en riesgo la democracia» PAÍS Crédito: Aton

Universidad de Chile acusa que la «política racista» del Gobierno en materia migratoria «pone en riesgo la democracia»

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La Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Universidad de Chile apuntó sus dardos a la cobertura mediática y política que «en dos días mostró la negación del derecho a migrar y el castigo racista del estado». En ese sentido, hicieron un llamado a «todos los actores del mundo político y social, autoridades, representantes, organizaciones, etc., a asumir un compromiso real con los derechos de las personas migrantes y a impulsar en esta coyuntura acciones que permitan atender con humanidad la crisis migratoria que vive la región».


«La mayor expulsión masiva de personas migrantes en Chile de los últimos 50 años se realizó en Colchane contra ciudadanos venezolanos principalmente». Así comienza la declaración de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Universidad de Chile, ante la difícil situación migratoria que se vive en el norte del país, donde han sido expulsados cientos de ciudadanos extranjeros que llegan a la frontera por pasos irregulares.

La casa de estudios apuntó sus dardos a la cobertura mediática y política que «en dos días mostró la negación del derecho a migrar y el castigo racista del estado. Fuimos testigos de una condena sin atenuantes ni jueces, contra quienes habían atravesado la frontera de una aduana cerrada. Sin que pudieran tomar sus pertenencias, las personas fueron trasladadas a un estadio, vestidas con mamelucos blancos, subidas a buses y montadas en aviones (recordando tácticas dictatoriales), siendo esta última escena fotografiada, filmada y acompañada por las autoridades».

Consideran que esta expulsión «es un acto vergonzoso de humillación a comunidades castigadas y una categórica renuncia a los compromisos internacionales en materia de derechos humanos asumidos por el Estado de Chile que viola la ley y la Constitución de la República».

Además, denunciaron que la situación en Colchane «contiene mucho del racismo histórico expresado en el hecho de “pasar a llevar” las autoridades de Colchane y las comunidades Aymara que habitan el territorio antes de la existencia del estado; y a migrantes venezolanos y de otros países que se encontraban en movilidad humana por razones humanitarias en plena crisis sanitaria».

También criticaron que «las municipalidades de la Región de Tarapacá no supieron de las expulsiones, particularmente la Municipalidad de Colchane, ciudad pequeña y olvidada por el estado, que ignoró lo que llevarían a cabo tres ministros, sus equipos de asesores, militares varios, y la prensa oficialista. Ante esos atropellos, los alcaldes y la comunidad fueron claros en no condenar a los migrantes sino a la inoperante acción del gobierno y a la afrenta pública contra sus habitantes».

«El racismo es un sistema potente que observamos en las decisiones de un estado que, a contracorriente de lo que hacen gobernantes de otros países para salvar vidas, humilla y deshumaniza a personas que buscan supervivencia cuando la existencia está en peligro, tratándolas como cosas cuando se trata de “ordenar la casa” y desde un sentido político que impacte en la sociedad para conseguir su adhesión», acusaron, y agregan que «las no-políticas migratorias del gobierno chileno, carentes de miradas trascendentes a largo plazo, tienen un marcado signo racista dado en dispositivos de sometimiento, castigo y fomento del miedo».

«Luego del espectáculo de Colchane el ministro de Relaciones Exteriores anunció que no se vacunaría a migrantes irregulares, generando múltiples críticas, pero se revirtió un día después señalando que solo buscaban evitar “el turismo vacunas”, agregando que sí se les vacunará. No queda claro -en la práctica- como se aplicará esta medida a quienes no han realizado sus trámites, sobre todo en regiones alejadas de la capital y a un año de pandemia marcado por el cierre de oficinas presenciales, la falta de coordinación interministerial, la accidentada digitalización de servicios de atención y las escasas y confusas informaciones sobre los procesos de regularización migratoria, como las prolongaciones de los documentos de identidad y la aplicación de multas en un contexto de cierre de fronteras».

«Hoy se ha hecho evidente que esta política racista pone en riesgo la democracia y nos está empujando como sociedad a una renuncia total a los derechos humanos como principio articulador de nuestra convivencia».

Ante este panorama, desde la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas llamaron a «todos los actores del mundo político y social, autoridades, representantes, organizaciones, etc., a asumir un compromiso real con los derechos de las personas migrantes y a impulsar en esta coyuntura acciones que permitan atender con humanidad la crisis migratoria que vive la región».

Por otra parte, emplazaron a los organismos internacionales «a defender y ser garantes de los compromisos vinculantes que han sido suscritos por los Estados de la región en materia de derechos humanos».

«Finalmente, hacemos un llamado a nuestro pueblo, a las trabajadoras y trabajadores de Chile, a los y las estudiantes, profesores y profesoras, funcionarios y funcionarias públicas, y a todos quienes convivimos cotidianamente en nuestros entornos con personas que han sido expulsados de sus países o que han llegado a Chile migrando en busca de trabajo y dignidad, a seguir siendo solidarios(as), empáticos(as) y acogedores(as) con ellas y ellos. Dado que es la voluntad humana la que ha unido nuestros caminos, que sea ella la que los proyecte hacia un destino común».

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