La adopción de mascotas ha surgido como una alternativa de acompañamiento y contención para las personas durante la cuarentena y la crisis sanitaria. Frente a esto, especialistas recomiendan que antes de adoptar se realice una reflexión en familia para ver si realmente se puede entregar los cuidados necesarios. También se debe considerar que el animal puede tener una historia pasada que lo haga necesitar mayor atención y dedicación para poder adaptarse.
En estos meses hemos sido testigos de un aumento en el número de adopciones de mascotas en Chile. La misma situación se vivió en otros países en el contexto de la pandemia y la cuarentena, ya que estas pueden entregar compañía y contención frente a la incertidumbre y soledad que se puede sentir por la situación mundial. Sin embargo, es importante tener en cuenta que al adoptar un animal, el dueño también se debe hacer cargo de él cuando la pandemia finalice.
Otro factor importante al momento de decidir adoptar, es tener en cuenta que los animales tienen una historia pasada, la cual afecta en su personalidad y forma de relacionarse. Es cierto que este pasado puede ser bueno, pero otras veces es desfavorable para ellos. Por ejemplo, si es que hubo descuidos, algún tipo de maltrato o el mismo abandono. Son situaciones que dejan problemas físicos o conductuales en la mascota.
Para Gonzalo Chávez, médico veterinario y subdirector de la comisión de tenencia responsable del Colegio Médico Veterinario (Colmevet), es esencial que antes de decidir tener una mascota se realice una reflexión en conjunto, en donde se revisen los motivos y las capacidades que se tienen para integrar una mascota a la familia, considerando que también es un ser sintiente y que va a tener necesidades que dependen de los dueños.
“Yo me atrevería a decir que uno de los principales problemas -y que pudiese ser de alguna manera, el origen de tanto abandono y de tanto maltrato- es que las personas no se dan el tiempo de cuestionarse el porqué quieren a una mascota, para qué la quieren. Si es que realmente están preparados para una mascota, y si, como familia, están dispuestos a compartir su espacio y su tiempo con una mascota. Entonces, la gente en general se hace una mascota más bien de manera impulsiva, o incluso por moda, eso es un hecho”, asegura el también docente de la Universidad Santo Tomás.
Esto va de la mano con tener en cuenta que este animal trae problemas por situaciones vividas en su pasado y quizás no los supere. Lo que no quiere decir que no se puede adaptar al entorno y estar en equilibrio con su nueva familia; pero para lograr esto, se requiere de atención y paciencia por parte de quienes lo cuiden.
El vínculo humano-animal debe considerar el respeto y la atención de ambas partes y ambas personalidades. “Uno no debiera justificar bajo ningún punto de vista, que si yo tengo un problema con un animal, con el que no logro compatibilizar correctamente, yo me pueda deshacer de él fácilmente, porque eso es una forma de relacionarse con un ser vivo súper peligrosa y dañina”, agrega.
“Siempre se recomienda consultar con etólogo. Un perro que es asustadizo, debe tratarse con amor y empatía, saber que ellos tienen miedo porque fueron abandonados o maltratados. Pasa mucho que le tienen miedo a los hombres porque a lo mejor les han pegado o los han corrido con la escoba, entonces obviamente ellos tienen un trauma. Ahí está la constancia, la paciencia e infinito amor. Hay que rehabilitarlo, en el fondo. Pero se puede hacer, es un trabajo del día a día que se debe asumir con responsabilidad”, indica Fernanda Solari, coordinadora general de Fundación Stuka.
La reflexión previa permite que cuando se adopte la mascota, sea de manera responsable y teniendo en cuenta que la relación debiese ser indisoluble con el tiempo. Porque, de otra manera, se puede volver a producir un abandono y causar el mismo daño al animal. Situación que se ha podido ver durante estos últimos meses de desconfinamiento en algunas ciudades del mundo en las que la adopción había aumentado en cuarentena, según cuenta el subdirector de la comisión de tenencia responsable del Colmevet. Lo que demostraría una visión utilitarista de la relación humano-animal.
Esta noción puede incluso llegar a afectar directamente la salud de las mascotas y de las mismas personas: “Lo que nosotros, como seres humanos, hagamos con los animales – animales de cualquier especie- va a tener repercusiones en nuestra propia salud. Porque están interconectadas. La salud del hombre, tanto física como emocional, está interconectada con la salud física y emocional de los animales”.
Es importante tener en cuenta esto al momento de recoger directamente un animal de la calle. La ayuda que se puede generar es mucha, pero solo si en ese momento se asume la responsabilidad con el animal. Tanto para responder a sus necesidades, como para hacerse cargo de su mantención y cuidados básicos, aunque se vaya a dar en adopción. Finalmente, si se da en adopción, tiene que ser un intercambio responsable, en el que se tenga en cuenta la desparasitación y la esterilización.
Por otro lado, si los animales reaccionan de manera agresiva al ser recogidos de la calle, lo más probable es que sea por miedo. “Hay perros que producto de la misma vulnerabilidad, del mismo maltrato que han recibido durante distintos periodos hacen que sean perros mucho más desconfiados con el ser humano. (…) Cuando se ven de alguna manera acorralados, ven que intentan ser sujetos o que los suben a un vehículo, reaccionan con mucho miedo y ese miedo se ve reflejado con una conducta agresiva-defensiva. La mayor parte del tiempo, lo que da mejor resultado con los perros, es darles tiempo para que él se acerque”, afirma Gonzalo Chávez.
La adaptación de la mascota, y la formación del vínculo humano-animal, requiere de generar confianza y de conocerse bien. Si son animales que vienen con problemas por relaciones anteriores, puede ser un proceso más lento, pero con trabajo se logra.
También la convivencia del animal con otras mascotas de la casa puede ser más complicada si es que estas no están bien socializadas -es decir, que se han relacionado con otros animales y en diversos entornos, “están adaptados al medio”-, para esto es importante tener especial atención al momento de presentación.
Algo que preocupa a los especialistas, y de lo que creen que hay que hacerse cargo desde ahora, es lo que puede significar el cambio de una relación muy presente, por la cuarentena, a una en donde haya más ausencia del dueño, cuando este vaya retomando sus actividades en el exterior. Esto es relevante especialmente para mascotas que han sido adoptados en cuarentena, mascotas más ancianas y también aquellas que han mostrado desde siempre problemas al momento de estar solos.
El cambio en la relación humano-animal puede producir ansiedad o sensación de abandono, debido a que ya no se va a estar todo el rato pendiente de ella ni tampoco demandando su atención. Fernanda Solari, recomienda de a poco comenzar a realizar salidas cortas en las que la mascota deba quedarse sola e ir viendo cómo reacciona. Además, indica que ante cualquier dificultad en este ámbito u otro de los mencionados en la nota, lo ideal es consultar con un etólogo.
“Es importante que desde ya comencemos a trabajar la independencia de nuestros animales. Con cosas tan simples como no estar tanto encima de ellos, no estarlos llamándolo todo el día, no tener que dormir necesariamente todas las noches con ellos en la cama o en la pieza, sino que empezar a ofrecerles otras cosas también que hacer, donde no estemos involucrados nosotros necesariamente. Empezar a permitirles que estén en lugares distintos de la casa, empezar a hacer algunas salidas cortitas, controladas, aunque sea bajar del departamento al antejardín del edificio, sin ellos”, concluye Chávez.