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Brasil apuesta por recuperar el sector turístico y Río autoriza asistir a playas y discotecas Viajes

Brasil apuesta por recuperar el sector turístico y Río autoriza asistir a playas y discotecas

Brasil logró el mejor mes en ingresos turísticos desde e inicio de la pandemia. Mientras Río de Janeiro liberó la permanencia de bañistas en sus playas, la apertura de las discotecas y el funcionamiento de los sistemas buffet en los restaurantes, entre otras medidas.


El turismo en Brasil tuvo en septiembre su mejor mes desde que comenzó la pandemia en el país, con ingresos por 2.250 millones de dólares, aunque con una caída de 35,6 % frente a lo facturado en el mismo mes de 2019.

Pese a la gradual recuperación del sector desde mayo, las pérdidas «son históricas», según los datos de la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC).

Aunque desde mayo el turismo se ha venido recuperando con ingresos mayores mes a mes, las cifras aún están muy por debajo de las registradas en enero de este año, cuando Brasil tuvo ingresos por más de 3.590 millones de dólares, un mes donde ya se registraba una caída del 7 % en las ventas del sector en el comparativo interanual.

Entre las cuatro áreas analizadas -agencias de viaje, cultura y esparcimiento, transporte de pasajeros y hostelería y alimentación- esta última fue la que registró los mejores resultados, con un 66,7 % del total de las ventas del sector turismo.

Sao Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, fue el principal centro de servicios turísticos en septiembre, con el 34,4 % de las ventas de todo el país, más del doble de lo que vendió la icónica Río de Janeiro (12,6 %).

Río busca atraer turistas

La alcaldía de Río de Janeiro liberó la permanencia de bañistas en sus playas, la apertura de las discotecas y el funcionamiento de los sistemas de bufé en los restaurantes en una nueva etapa de su rápida desescalada de las medidas que adoptó para frenar la pandemia del coronavirus.

Pese a que la alcaldía hasta ahora solo había permitido la ida a la playa de deportistas y de bañistas que evitasen permanecer en la arena, en las últimas semanas fue común ver a cientos de personas aglomeradas en las turísticas playas de esta ciudad, muchas sin máscaras de protección y sin guardar distancia entre sí.

La prohibición, que la policía y la guardia municipal prefirieron ignorar y que tan solo era reprimida con multas a los vehículos que estacionaban frente a la playa, finalmente fue levantada y atiende a reivindicaciones de los empresarios del sector turismo, que esperan que la llegada del verano austral les permita recuperar los meses en que estuvieron con sus puertas cerradas.

La principal diferencia es que ahora los comerciantes que ofrecen productos y servicios en la playa pueden volver a operar, a vender alimentos y a alquilar sillas y quitasoles a los bañistas, desde que mantengan una distancia de 1,5 metros entre sus puestos.

Otras medidas de flexibilización que entraron en vigor a partir de este martes son la apertura de las discotecas y de pistas de baile en los bares, el sistema de bufé en restaurantes, la apertura de las escuelas privadas para alumnos de todas las edades y la total liberación de los horarios para los comerciantes, que antes solo podían funcionar en determinados períodos.

«Perdimos miles de negocios, restaurantes y tiendas. Estamos con un desempleo desalentador. Necesitamos retomar las actividades. Pero, de forma sagrada, vamos a mantener los protocolos y las medidas preventivas como usar máscaras en aglomeraciones», dijo el alcalde, Marcelo Crivella.

Las playas y discotecas eran unas de las pocas actividades que hasta ahora no habían vuelto a la normalidad en Río, que en junio inició un rápido proceso de desescalada, cuyo ritmo ha sido criticado por médicos y científicos.

La ciudad de Río es una de las que más ha flexibilizado las medidas de distanciamiento social y desde junio y julio autorizó la reapertura de restaurantes, bares, gimnasios, tiendas en la calle, centros comerciales, salones de belleza, iglesias, escuelas y parques, entre otras actividades.

Igualmente fue la primera ciudad de Brasil en reabrir sus lugares turísticos y la primera en toda Suramérica en retomar su campeonato profesional de fútbol, aunque con estadios sin público.

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