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Las nuevas formas de consumo de vino Opinión

Las nuevas formas de consumo de vino

Andrés Torres Ríos
Por : Andrés Torres Ríos Wine Business Development
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A propósito del frágil consumo per cápita de vino y espumante en el segmento millenial, los productores chilenos han derivado en fórmulas de envasado y presentación de sus alcoholes que, hace algún tiempo a esta parte, jamás habrían siquiera considerado.

Actualmente ya se cuenta con la experiencia de los países precursores del mosto en formato lata y en Bag-in-Box, como son Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, España y Nueva Zelanda que, luego de una década de experiencia, ya ven números positivos sobre consumo en las nuevas generaciones.

Sin perjuicio de lo anterior, cabe destacar que las iniciativas que hoy en Chile se desarrollan no quedan solamente en la mera comercialización del vino a modo de mero commodity, por cuanto hay quienes ven una veta para explotar el marketing asociado a insumos más elaborados en cuanto a alimentos y bebidas se refiere.

En este sentido, el rubro vitivinícola, hotelero y gastronómico apuesta por formatos que van a la vanguardia en plena crisis del denominado “cambio epocal”. Pues bien, ¿Cuál es la oferta existente?

País y Carignan del Maule

Qué duda cabe que la viña Maitia (del euskera querido/a) tiene el mejor diseño de las pocas latas que están actualmente circulan en nuestro país. David Marcel es francés radicado hace ya un par de décadas en Chile y es enólogo en Maule. El foco de este – ya no tan pequeño productor – implica hacer vinos con sentido de origen, vale decir, usar parras que por siglos se han desarrollado en el campo chileno para dar vida en un vino que, según cuenta David, “surge de la necesidad de exportar a mercados más fuertes un extraordinario y antiguo vino chileno que el consumidor local no conoce o no valora”.

Aupa de viña Maitia es el nombre del vino que comenzó en botella de 1,5 litros (Magnum), pasando por la botella tradicional de 750 ml y hoy en formato enlatado de 250 ml. Tiene un distintivo diseño y su contenido – el vino – mezcla lo mejor de dos mundos ya que ensambla 80% de la rústica variedad de uva País y el resto es Carignan, lo que da como resultado un “Pipeño Fuerte”, que es un mosto de mayor color, cuerpo, alcohol y que gastronómicamente se hace un imperdible, ya no solo como aperitivo o para vadear el calor, sino por sobre todo para combinar platos de la comida chilena. Como dice el mismo David, “una ensalada chilena con pastel de choclo, incluso un buen asado”.

Lo bueno de todo esto es que, a pesar de ser una viña exportadora del 95% de su producción total anual, en este momento lo puedes disfrutar en lugares como la boutique de vino Santiago Wine Club, así como en el restaurant Ambrosía Bistró que ha apoyado de forma colaborativa este emprendimiento en pro de la vanguardia en materia de consumo de vino bajo nuevas fórmulas de presentación.

El resurgir del canal Horeca

Según cuenta el wine ambassador de viña Undurraga, Claudio Rosendo, “en la viña venimos apostando por dos espumantes en lata, un Brut y un Sweet Moscato. En Chile vemos que hay una parte del mercado que está dispuesto a romper esquemas y probar cosas nuevas con productos como este. La lata es más pequeña (250 ml o 2 copas), cabe en todas partes, es de menor graduación alcohólica (11,5° a 12° respectivamente), rápidas de enfriar y, además, son menos contaminantes que el vidrio”.

Junto con hotel DoubleTree by Hilton Santiago – Vitacura están en la misma línea. Según Gionata Nardone, Chef Ejecutivo, “la lata es sumamente virtuosa. Nosotros proponemos que, a través de promociones gastronómicas, los cocteles Spritz sean parcialmente elaborados, de modo tal que el mismo comensal se sirva el espumante que falta y así la experiencia se transfiere a éste ya que se convierte implícitamente en Bartender”. Agrega, “además, es económicamente viable ya que evita la merma cada vez que se abre una botella que luego no tienes certeza si después se va o no a vender”.

Tareas aún pendientes: Bag-in-Box

El vino o espumante en lata ya lo conocemos o, por lo menos, ya le tenemos cierta cercanía. Sin embargo, ¿qué es realmente el concepto Bag-in-Box? Como su nombre señala, corresponde a una bolsa de polietileno al interior de una caja de cartón corrugado y que cuenta con un dispensador.

A pesar de que tiene prácticamente de las similares bondades que la lata en el ámbito ecológico, de precio y funcionalidad, cuenta con valor agregado innegable: la preservación. Como el contenido está sellado al vacío, el vino jamás tiene contacto con el oxígeno que eventualmente lo degrade, de forma tal que su calidad se conserve mejor en el tiempo.

Aunque goza de no muy buena fama por asociación a un producto de baja calidad, cosa que no es necesariamente cierta, eventualmente podría ser un buen formato para establecimientos gastronómicos toda vez que permite, como ya se mencionó, preservar, pero también dosificar al detalle volúmenes de copa que podría ser provechoso para el servicio de bebidas y para el control de costos.

Además, no hay muchos productores ofreciéndolo en mercado actual lo que podría transformarse en una unidad de negocio con gran potencial de crecimiento. Por consiguiente, tal como se consigna el medio especializado WiP.cl en el “Balance global del sector vitivinícola con motivo del 42° Congreso Mundial de la Viña y el Vino”, el volumen de exportaciones según “tipo de envase” representa solo un 4% a nivel global.

Se concluye entonces que los nuevos formatos, presentaciones y formas de consumo han ido lenta pero progresivamente cambiando durante los últimos años. Tal como se pudo leer en la presente columna, existen desde hace algún tiempo hasta esta parte algunos pocos que se han atrevido a innovar en la materia, por lo que se espera que la relación que tienen los actores de la cadena completa – productor, empresas gastronómicas y consumidor final – se fortalezca de modo tal que exista mirada de futuro hacia estas tendencias que comprobadamente son un éxito en otras partes del mundo.

Chile tiene gran potencial para aprovechar el momento previo a la post pandemia para reordenar y preparar nuevos paradigmas de consumo responsable en el mercado con miras a su crecimiento y reinvención creativa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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