Viajes
Isaac Huenchunao quiere salvaguardar el futuro de su cultura gracias a los ingresos del turismo. ¿Puede un pueblo que ha perdido tanto por la invasión extranjera acoger a los forasteros en su hogar?
En su propia lengua, pehuenche significa «gente del pehuén”. Durante innumerables generaciones, los indígenas pehuenches han cosechado las semillas del pehuén o araucaria, un árbol que consideraban sagrado, en lo que hoy son los Andes chilenos.
En la actualidad, sin embargo, no es fácil ganarse la vida únicamente con piñones de araucaria. Muchos jóvenes pehuenches están dejando atrás su hogar en la montaña, para mudarse a los centros urbanos de Chile.
Isaac Huenchunao guía a un grupo de turistas en una visita por el bosque.
Isaac Huenchunao no es uno de ellos. Teme que el éxodo de jóvenes signifique la pérdida de su cultura e identidad pehuenche. Con la creación de una empresa turística, especializada en mostrar a los visitantes la tierra y el estilo de vida que quiere proteger, espera ofrecer a los lugareños una forma de ganarse la vida como guías turísticos, así como mediante la venta de artesanía y la cocina tradicional.
Pero, ¿es posible preservar la cultura y la ecología mediante la comercialización turística? Tras siglos de invasión colonial y explotación de recursos por parte de foráneos, algunos pehuenches desconfían de los extranjeros y se resisten a que su modo de vida se reduzca a un folclore pintoresco.
Un videorreportaje de Judith Mintrop
