Opinión
Chile está atravesando un profundo proceso de cambio, y como tal, el escenario actual está marcado por incertezas. El negocio inmobiliario no es ajeno a esta realidad, y los inversionistas grandes y pequeños lo resienten pues la compra de propiedades está acusando directo recibo de los movimientos del mercado.
Los sucesivos retiros de fondos de AFP han impulsado las tasas de interés de los créditos hipotecarios al alza, y todo apunta que seguirán subiendo. Asimismo, navegamos por un escenario inflacionario y con poca claridad sobre qué políticas podría adoptar el próximo presidente de Chile respecto de la economía.
A lo anterior se suma la creciente disminución de los beneficios tributarios de las viviendas DFL2, que impulsaban las transacciones y hacían que invertir en este tipo de activos fuera un negocio más “seguro”.
Con todo, aún se pueden encontrar buenas oportunidades. Hoy hay vendedores que necesitan liquidez y hay más espacio para negociar un buen precio. También vemos unidades en sectores que hasta hace un tiempo eran apetecidos, pero dejaron de serlo por el efecto del estallido social o la pandemia. Quienes tienen espaldas para soportar la actual minusvalía, pueden ver buenos dividendos en el largo plazo.
Pero para saber aprovechar oportunidades donde otros ven amenazas, la clave es estar lo mejor informado posible. En ese sentido, hoy más que nunca es esencial contar con la asesoría de un bróker, ya que si bien estamos –quizás– ad portas una tormenta, la industria nunca dejará de ser buen negocio.
